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Hace 29 años el pueblo de Chile dijo NO a la dctadura

Hace 29 años el pueblo de Chile dijo NO a la dctadura | Foto: Archivo

Publicado 5 octubre 2017



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Se cumplen 29 años del triunfo del "No" en el plebiscito que marcó el quiebre de la dictadura de Augusto Pinochet, tras 15 años de represión que dejó un saldo de 40 mil víctimas entre septiembre de 1973 y marzo de 1990.

El 11 de septiembre de 1973 fue derrocado el presidente Salvador Allende por una Junta Militar encabezada por Augusto Pinochet, quien fungía como Comandante del Ejército durante el Gobierno de la Unidad Popular. El Golpe de Estado fue organizado y contó con la participación activa del Gobierno de Estados Unidos (EE.UU.).

Luego del levantamiento militar, que atacó La Moneda (sede presidencial en Chile), una Junta Militar asumió el Gobierno con Pinochet a la cabeza.

La asonada trajo consigo represión, muerte y el control social necesario para la imposición, por primera vez en el mundo, del modelo neoliberal propuesto por Milton Friedman y los Chicago boys.

Como diría Naomi Klein, “Pinochet facilitó el proceso de ajuste con sus propios tratamientos de choque, llevados a cabo por las múltiples unidades de tortura del régimen, y demás técnicas de control infligidas en los cuerpos estremecidos de los que se creía iban a obstaculizar el camino de la transformación capitalista”.

En 1980 fue aprobada una Constitución concebida según las necesidades de la dictadura. El documento planteaba la permanencia en el poder del dictador por un período de ocho años, iniciados a partir de marzo de 1981, tras los cuales se propondría un candidato sujeto a la ratificación de la ciudadanía mediante un plebiscito.

En este plebiscito, el “Si” ciudadano refrendaría al candidato propuesto por el gobierno por ocho años más, mientras el triunfo del “No” significaba la entrega del poder por el dictador un año después.

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Loa años 80' fueron de lucha y resistencia popular. La persecución política, la violación sistemática de los derechos humanos y la crisis económica que golpeó al país en 1983 dieron fuerza la protesta y el descontento popular.

En 1986 se produjo un fallido atentado contra el dictador, ejecutado por el Frente Patriótico Manuel Rodríguez. El hecho generó un feroz respuesta y mayor represión. Este evento catalizó las condiciones para la transición. Fue entonces cuando la las fuerzas antidictatoriales decidieron aprovechar las brechas que permitía la constitución pinochetista de 1980 para tratar de salir del nefasto régimen. 

El plebiscito, la dura lucha contra el miedo


El plebiscito fue convocado para el 5 de octubre de 1988. Pinochet era el candidato propuesto por el sector que apoyaba la dictadura.

Las semanas previas al plebiscito estuvieron envueltas en un clima de temor generalizado auspiciado por los cuerpos de seguridad con el objetivo de incidir de forma negativa en la inscripción de los electores. Este ambiente perduraría durante todo el proceso.

Para vencer el miedo la campaña del “No” basó su estrategia, no en la denuncia de las práctica represivas del gobierno de facto, sino en la posibilidad de un cambio en la sociedad chilena.

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Con el eslogan “Chile, la alegría ya viene” la campaña se enfocaba en dos objetivos fundamentales, que “la gente se atreviera a votar y a expresar su malestar con el régimen”, como lo señalaba Eugenio García, uno de los inspiradores de la misma. El dictador apostaba por una campaña cuyo lema era “Si, por un país ganador”.

Genaro Arriagada, secretario ejecutivo del Comando del “No”, comentaba, “Los días antes al plebiscito teníamos la idea de que íbamos a ganar, pero temíamos que hubiera un fraude o no se reconociera el triunfo”.

El 5 de octubre de 1988 los centros electorales amanecieron controlados por las fuerzas dictatoriales en un intento de obstaculizar la votación. La presión popular obligó a la apertura de los sitios de votación.

Tras largas horas de espera, mucha tensión los primeros resultados divulgados por el régimen militar, basados en un escrutinio del 0,4 por ciento de las mesas, daban ganador a Pinochet con 17 puntos porcentuales de ventaja. La dictadura jugaba a desmoralizar al pueblo chileno.

En respuesta los representantes del “No” revelaron los verdaderos resultados: 41, 3 por ciento para el “Sí” y un 58,7 por ciento para el “No”, con el 20 por ciento de los votos escrutados. La información fue silenciada por los medios controlados por el gobierno de facto que en ese momento transmitían películas y dibujos animados. Sólo algunos medios como la Radio Cooperativa rompieron el cerco informativo y divulgaron la información.

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Como manifestaría posteriormente el ministro del Interior de la dictadura, la idea de desconocer los resultados y el plebiscito mismo era una carta que manejaba Pinochet y su equipo para su permanencia en el poder. La presión nacional e internacional le hicieron desistir de la idea. Las contradicciones de la dictadura con los centros de poder mundial se habían exacerbado. EE.UU. y los aliados de Pinochet necesitaban legitimar el régimen o garantizar una transición que asegurara sus intereses en el país austral.

Aproximadamente a las dos de la madrugada la Junta Militar reconoce el triunfo del “No” con casi el 53 por ciento de las preferencias contra un 44 por ciento del “Si”. Se abrían las puertas a la transición a la democracia.

La llegada de la democracia no significó un cambio sustancial, la dictadura había garantizado un marco legal e institucional que impide cambios estructurales en la sociedad chilena. El modelo de libre mercado, neoliberal, aún hegemoniza la economía.

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Grandes retos afronta el país a 26 años de aquel suceso, Chile enfrenta el desafío de profundizar la democracia y elevar la productividad. La presidenta Michelle Bachelet manifestaba la necesidad de desarrollar un programa con los siguientes objetivos:

- Elaborar una nueva Constitución a partir de una amplia participación popular en un proceso democrático.

- Impulsar una gran reforma constitucional con calidad y acceso igualitario.

- Adelantar una reforma tributaria que le permita el acceso a recursos adicionales para invertir en materia social (educación, salud) y disminuir las desigualdades.

El triunfo del “No”, no se tradujo en una sustitución del modelo político, económico y social impuesto por la dictadura con la Constitución del 80, pero abrió nuevos escenarios de lucha para un futuro mejor. Una historia que deberá escribir el pueblo chileno.


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