En un análisis para TeleSUR sobre de la actual emergencia humanitaria y de seguridad que se enfrenta en la frontera nororiental de Colombia, el defensor de los derechos humanos Enrique Pertuz puso de relieve la crítica inestabilidad que asola el departamento de Norte de Santander y su frontera con Venezuela.

Según Enrique Pertuz, director general de la Corporación Red Departamental de Defensores de Derechos Humanos del Norte de Santander, CORPOREDDEH, los casi 2.500 kilómetros de frontera entre Colombia y Venezuela representan un escenario crítico, tomando en cuenta el historial de agresión contra la República Bolivariana. Pertuz describe la frontera como «extremadamente porosa» y, efectivamente, sin control de las autoridades colombiana, sino por una compleja red de organizaciones ilegales, subrayando así el histórico abandono gubernamental en la zona.

Aunque el Ejército colombiano está desarrollando actualmente una operación militar en la región del Catatumbo, en respuesta a una emergencia cada vez mayor que ya desplazó a aproximadamente 36.000 residentes locales, este desplazamiento masivo evidencia el profundo impacto humanitario de inestabilidad regional.

Pertuz señala que el panorama de seguridad de la frontera es muy diverso, ya que alberga a múltiples actores no estatales, entre ellos el Ejército de Liberación Nacional (ELN), antiguas estructuras de las FARC que no firmaron el acuerdo de paz del 2016, varios grupos paramilitares, así como redes de narcotráfico y organizaciones de tráfico de personas y órganos.

El equilibrio diplomático de Venezuela

Para el director de CORPOREDDEH, Venezuela es un actor diplomático fundamental en los procesos de paz de la región. En su análisis hace hincapié en el papel histórico del país como garante en las negociaciones de paz, destacando su apoyo constante a las soluciones basadas en el diálogo para el conflicto armado de Colombia, que dura ya seis décadas.

«El gobierno de Venezuela ha jugado un papel crucial, no sólo en las actuales negociaciones con el Ejército de Liberación Nacional, sino históricamente en la facilitación del diálogo», afirmó Pertuz. Señaló que países como México y Cuba han apoyado de manera similar los esfuerzos de consolidación de la paz, reforzando la importancia de los canales diplomáticos en la resolución de conflictos regionales complejos.

Sin embargo, Pertuz expresó su preocupación por los posibles paralelismos entre las acciones del Gobierno actual de Gustavo Petro y el enfoque histórico de Álvaro Uribe. En concreto, destacó la declaración del «estado de conmoción» y el aumento de la presencia militar en la región del Catatumbo, recordando la controvertida época de los «falsos positivos» durante la presidencia de Uribe, un oscuro periodo marcado por las ejecuciones extrajudiciales de civiles falsamente señalados como combatientes.

En este sentido, señaló que la petición de Petro al presidente Nicolás Maduro, de solicitar la intervención directa en la frontera, es en sí misma una admisión de las actuales deficiencias de control fronterizo por parte de Colombia.

«La pregunta fundamental», enfatizó Pertuz, «es por qué el gobierno colombiano debe solicitar el control fronterizo a Venezuela cuando debería ser la fuerza pública colombiana la que mantuviera la integridad territorial».

Por indicaciones del presidente Nicolás Maduro, el Gobierno bolivariano instaló un corredor humanitario, con el apoyo de la Fuerza de Tarea Humanitaria Simón Bolívar, en la frontera con Colombia, en el municipio Jesús María Semprún, estado de Zulia. Fotos: teleSUR.

Más allá de las complejidades geopolíticas, la situación en el Catatumbo representa una profunda emergencia humanitaria que amenaza con expandirse por intereses de factores externos que alimentan la inestabilidad y la fragmentación regional.

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