Andy, el de Trastalleres
31 de mayo de 2024 Hora: 12:22
Sería hacia 1983. “La Pelota” estaba en pleno apogeo. Ubicado en el Centro Comercial Cedíaz de la precisamente avenida Casanova, de Caracas, se trataba de un local que abrieron Paulino Casanova y Pat Kelly, Grandes Ligas que jugaron en calidad de importados en la pelota profesional venezolana.
En ese local se hablaba de Béisbol… y de Salsa, y la concurrencia era cada vez mayor. Músicos y peloteros, además de la fanaticada venezolana, se daban cita ahí porque se podía encontrar desde a Eddie Palmieri y José Mangual Junior hasta Ray Pérez pasando por Pan con Queso y decenas de músicos más, amén de periodistas y cazanoticias.
Allí esta periodista tropezó con Andy Montañez y sin dudarlo le solicitó una entrevista.
-¿Podemos conversar?
-¿Me vas a entrevistar?
-Esa es la intención…
-Bueno, nos vemos a las tres de la mañana en la arepera del Centro Comercial.
El hecho resultó insólito, sobre todo porque quien solicitaba la entrevista era mujer y apenas eran las 10:30 de la noche. Como se dice popularmente, tocó hacer de tripas corazón y esperar, guardando el dinero preciso para poder tomar el taxi de vuelta a casa.
A las tres de la madrugada esta periodista estaba en la arepera, con susto y todo. Andy llegó, sonrió y dijo: “Realmente quieres una entrevista. Pidamos una sopa”. Y comenzó la primera de decenas de conversaciones sostenidas a través de años, con el Niño Mimado de Trastalleres.
De la infancia y del Combo
Andrés Montañez Rodríguez nació el 7 de mayo de 1942 en Santurce, San Juan de Puerto Rico, detrás de los talleres del tren y por eso el apelativo de Niño Mimado de Tras-talleres. Ya cuenta con 82 años de vida. Andrés y Celina fueron sus padres y él fue el primogénito entre 18 hermanos.
La influencia familiar fue determinante en su vocación musical. “Mi padre siempre fue un apasionado del tango y de las buenas conversaciones y mi madre siempre me apoyó e incluso me motivó al canto. Llegó a llevarme a programas radiales y así me fui fogueando como aficionado”.
Y claro que se fue fogueando haciendo música romántica en tríos y conjuntos hasta que, contando 20 años de edad, en 1962 el músico Rafael Ithier, por recomendación del cantante y güirero Sammy Ayala, llegó hasta él para llevarlo a su naciente orquesta, El Gran Combo, que estaba surgiendo a partir del Combo de Rafael Cortijo. Ithier era el pianista de Cortijo.
Viniendo de esos grupos y tríos románticos, la pregunta es cómo se las ingenió para entrar en ese mundo más rítmico. Y cuenta que no le resultó difícil porque venía de escuchar tangos y boleros, sí, pero también bombas y plenas, ritmos de su país, y a grandes luminarias como Benny Moré y Tito Rodríguez. Andy superó su prueba de ingreso y permaneció 15 años en el Gran Combo, de los cuales 11 fueron haciendo una maravillosa dupla con Pellín Rodríguez.
Andy siempre se sintió bien en el Combo de Ithier, pero le pegó en 1973 la salida de su compañero Pellín, su yunta de tantos años. Fueron años de muchos éxitos, de verdaderos clásicos como «El barbero loco», «Julia», «Vagabundo», «Un verano en Nueva York», «Las hojas blancas», «Milonga sentimental», «La eliminación de los feos» y muchos más.
En Venezuela
Sería otro boricua, Roberto Roena, quien recomendaría a César Albóndiga Monges, director de La Dimensión Latina, tratar de contactar a Andy Montañez. Había motivos: Oscar D’ León acababa de salir de la orquesta y era sustituido por Argenis Carruyo, fenomenal guarachero y gaitero al que, sin embargo, le faltaba ese toque mágico que necesitaba La Dimensión. Y según Roena ese ángel lo tenía Montañez, quien de paso era muy querido por los melómanos venezolanos.
Monges se la jugó, y ganó: Andy aceptó la oferta, se despidió de El Gran Combo de Puerto Rico y en febrero de 1977 aterrizó en Caracas para ingresar a la orquesta de los tres trombones y las tres voces: Vladimir, Andy y Rodrigo Mendoza. Los éxitos llegaron enseguida.
Tite Curet Alonso, quien jamás dio uno de sus temas al Gran Combo, compuso especialmente para el debut de Andy con La Dimensión Latina “El eco de un tambó”. Otros éxitos iniciales fueron «Blancas Azucenas», de Don Pedro Flores en la voz de Vladimir Lozano y «Pan de Piquito», entre otros.
Serían tres intensos años muy fructíferos tanto para el vocalista boricua como para la orquesta venezolana, pero Andy quería regresar a su tierra. La extrañaba. “La Dimensión Latina fue una experiencia más corta que la de El Gran Combo, pero fue igualmente muy importante para mí. Allí continuó mi crecimiento personal y profesional. Venezuela se convirtió en parte esencial de mí y lo agradezco al gordo Monges y al público venezolano”.
En plan solista
Cuando conversamos con él aquella primera vez de madrugada en una arepera de Caracas, ya Andy Montañez era un cantante independiente. Inclusive había estructurado su orquesta. Esa condición independiente e inclusive de finalización de contrato discográfico le permitió aceptar invitaciones del mismo Gran Combo, de la Dimensión, de las agrupaciones de sus hijos y del Combo del Ayer, donde estaba su gran amigo y compañero Pellín Rodríguez.
En ese camino independiente ha logrado éxitos como “Casi te envidio”, un verdadero suceso discográfico. También ha participado en largometrajes del cine venezolano y ha colaborado como solista o como corista de la Puerto Rico All Stars, de su amigo Boby Valentín, de Ismael Miranda, de Fania (aunque nunca quiso pertenecer a ese staff), Pablo Milanés, Roy Brown y Atabal, entre otros.
Este 2024 cumplió 82 años y se mantiene activo y muy jovial. Las adversidades le han tocado de cerca, como la pérdida de un hijo y más recientemente de su señora madre, pero Andy se mantiene muy afianzado en su público. Ni siquiera cuando surgieron diatribas políticas por sus posiciones de defensa de Cuba o de Venezuela cedió el cariño de sus seguidores, que no son pocos.
Los años 2006 y 2018 le vieron obtener sendos premios Grammy. También se llevó la ovación de su pueblo cuando fue homenajeado por el senado de su tierra natal, Puerto Rico, a la que ama y de la que no quiere desprenderse.
¿Retiro?
Andy Montañez no piensa todavía en un retiro efectivo, físico, de las tarimas. Sostiene que se retirará cuando papá Dios lo llame o cuando sus fuerzas se agoten. Ciertamente en breve dará inicio a una serie de conciertos en Puerto Rico denominados “Mi primer adiós”, para ir agradeciendo todo lo que el público le ha dado en cariño, respeto y seguimiento.
Cuando habla de esas situaciones piensa en uno de los temas que más le ha gustado cantar: «Las Hojas Blancas», de Roberto Angleró, pieza con la que se identifica desde que la grabó en 1973.
Sigue anclado a Puerto Rico a sus 82 años recién cumplidos, con 62 de carrera profesional en la que muchos de sus referentes son precisamente de Borinquen: Rafael Cortijo, Ismael Rivera, Daniel Santos, Tite Curet Alonso, Rafael Hernández y Don Pedro Flores, Papo Lucca, los pleneros de su tierra y mucho más. Después de Puerto Rico reitera su amor por Venezuela, su gente y su cultura.“Es mi segunda casa”.
Autor: teleSUR - Lil Rodríguez