Crisis política y social en Honduras  | Blog | teleSUR
20 febrero 2018
Crisis política y social en Honduras 

Uno de los países latinoamericanos que tuvieron una serie de conflictos en las elecciones generales del 26 de noviembre de 2017 y que se siguen arrastrando y seguramente continuarán a corto, mediano y largo plazo su incremento es Honduras.De hecho el país centroamericano ha vivido una situación que ha llamado la atención en el concierto de los procesos políticos electorales latinoamericanos.

Crisis política y social en Honduras 

El caso hondureño es un caso paradigmático en la región, así se manifestó en las elecciones generales que se disputaron hace unos meses.Enclavado en el centro del Istmo centroamericano, Honduras es un país neurálgico del área centroamericana.El espacio físico del país centroamericano por su mismo emplazamiento de tener fronteras con Guatemala, El Salvador y Nicaragua y encontrarse a una distancia muy corta de Cuba, y tener acceso al mar Caribe y al océano Pacífico por el Golfo de Fonseca, le imprime a su territorio un carácter estratégico. Asimismo, el espacio marítimo, terrestre y aéreo de esa nación se ha convertido en una plataforma de ocupación por parte de los marines estadounidenses quienes siguen presentes en las bases militares de Palmerola y Trujillo. 

Lo que a su vez muestra que la política intervencionista del gobierno de los Estados Unidos de América, militarmente no ha salido de la región centroamericana y caribeña. Por el contrario, se han implantado de manera permanente para actuar cuando la Casa Blanca, hoy ocupada por el impredecible y delirante presidente Donald Trump, lo decida de acuerdo a sus intereses estratégicos. A la par de ello, también el espacio aéreo y marítimo de Honduras es una ruta recurrente y de escala del narcotráfico procedente de Colombia, así como de abrigo para el trasiego de drogas a países como México y EU. Escenario que no es nuevo, es una expresión de hace ya bastantes años. Conviene recordar los tiempos  del conflicto centroamericano en las décadas de los ochenta y noventa del siglo XX, el territorio hondureño se convirtió en lo que llamó el maestro Gregorio Selser, una especie de portavión estadounidense en el istmo centroamericano.

En Honduras, la mayoría de la población vive en situación de pobreza. De tal manera que de acuerdo con algunos estudios económicos un 45 por cierto se ubica bajo el umbral de la miseria. Situación que significa que extensos núcleos familiares subsisten con un dólar al día. Lo que representa que una diversidad de grupos carecen de una alimentación regular en los llamados tres tiempos reglamentarios. 

Esta situación hace contraste con el hecho de que únicamente un cinco por ciento de su población se ubique en los sectores más privilegiados. Estructura social que muestra que la mayor parte de los recursos económicos y sociales se concentren en unas pocas manos. Asimismoestos grupos sociales con mejores privilegios, cuentan comparativamente frente al sector de menos ingresos, con una gran capacidad económica y son materialmente los propietarios del territorio nacional, detentando el poder político, a través de su “clase política gobernante”. 

En el momento actual del llamado fraude electoral en Honduras, el ex candidato presidencial de la Alianza de Oposición contra la Dictadura, Salvador Nasralla, denunció que uno de los motivos centrales de no querer dejar la presidencia Juan Orlando Hernández (JOH), es por  su involucramiento con el narcotráfico. Así, para no enfrentar la posibilidad de ser enjuiciado por sus vínculos con el crimen organizado, señala Nasralla, el presidente Hernández se aferra al poder junto con la cúpula de los principales actores del gobierno hondureño y del Partido Nacional.

En las elecciones hondureñas, a diferencias de otras de la región latinoamericana, como las de Chile(17 de diciembre de 2017) o Costa Rica (4 de febrero de 2018), no existe una segunda vuelta. Esto es, gana el candidato que sume la mayoría de votos independientemente de los que acudan a votar. Así, la disputa electoral se resolvería tendencialmente si todo hubiera sido normal el mismo domingo 26 de noviembre. Recordemos que en esas elecciones también se eligieron a la par de la disputa presidencial la representación de 128 diputados (pero hubo 92 candidatos que también apostaron por la reelección). 

De la misma manera en dichos comicios se llegaron a disputar las autoridades locales.Finalmenteen ese proceso electoral figuró formalmente como árbitro al llamado TribunalSupremo Electoral, de conformidad con lo que establece la propia Constitución Política de la República de Honduras, específicamenteen sus artículos que van del 51 al 58. Organismo que desde la perspectiva formal calificóel resultado de las elecciones. Aunque en la realidad dicho arbitraje estuvo sesgado hacia el candidato oficial y detentador de la presidencia “catracha”.

Sin embargo, un hecho más que llamativo fue que los integrantes de dicho órgano calificador,eran proclives al presidente en turno, quien logró postularse en las elecciones presidenciales, habiendo violado flagrantemente la Constitución Política del país ya que la misma carta magna lo prohibía y lo sigue prohibiendo. Se ha mencionado claramente que el orden constitucional de Honduras no permite la reelección presidencial bajo ninguna modalidad. Así el fallo de la Corte Suprema de Justicia de mayo de 2015 dejó abierta esa posibilidad.Especialmente cuando el estatuto constitucionalniega la reelección presidencial. Tal como lo establece la Constitución Política de la República de Honduras en su artículo 239, el cual señala explícitamente que: “El ciudadano que haya desempeñado la titularidad del Poder Ejecutivo no podrá ser Presidente o Vicepresidente de la República”.

Recordemos que en 2009, cuando el entonces presidente Juan Manuel Zelaya intentó someter la propuesta de modificar ese ordenamiento constitucional al Congreso Nacional, sirvió de pretexto para que las Fuerzas Armadas de Honduras (FAH), asestarán un golpe de Estado contra el entonces mandatario hondureño.Zelaya fue materialmente secuestrado de su casa en horas de la madrugada y llevado a la base militar de Palmerola (controlada por el ejército estadounidense). Para de ahí ser trasladado en un helicóptero de los EUA a territorio costarricense.

De esta manera los comicios del pasado 26 de noviembre se encontraron en una coyuntura donde figuraban el registro de nueve candidatos a la presidencia del más vulnerable país centroamericano. Sin embargo, por los antecedentes históricos-políticos de la misma formación social hondureña, del total de ese listado de candidatos a la presidencia, únicamentetres serían y lo fueron, las fuerzas reales de poder que sumarían la mayor concentración de votos. El escenario político hondureño en las elecciones de noviembre de 2017,mostró que el candidato oficial (Juan Orlando Hernández) recibió todo el poder del gobierno y gran parte de los medios de información. 

Con ello, JOH, pretendía por cualquier medio continuar en el poder. Esto es, establecer lo que llama la oposición de centro izquierda su dictadura muy semejante a la queejerció entre 1932 y 1949, el también miembro y dirigente del Partido Nacional,Tiburcio Carias Andino. Sin embargo, la acumulación de fuerzas  lograda por el ex presidente Zelaya y su partido Libertad y Refundación (LIBRE), más la intensa movilización social y política  lograda por ese bloque perfilaba la emergencia de una amplia mayoría de  votantes al pronunciarse por la centro-izquierda hondureña. 

Amplios sectores populares del país centroamericano se encontraban desgastados por el proyecto neoliberal que ha hecho de Honduras, esencialmente una economía extractivista,  donde el crecimiento de la pobreza,  la marginación y la violencia, han colmado a la mayoría de la población (un detonante de esta misma crisis, fue el homicidio de la dirigente indígena y ambiental Bertha Cáceres, que sigue tras tres años sin plenamente resolverse). 

Junto a ello, el desgaste económico y social de amplias capas de la población en los sectores populares, medios e incluso privilegiados, mostraban y siguen evidenciando, su disposición a hacer un giro hacia el espectro progresista del escenario político hondureño. De esa manera se visualizaba que amplias capas de la población, ubicarían al centro de su proyecto, un freno al capitalismo depredador, saqueador y marginador de la derecha hondureña. 

Es decir, al proyecto de los llamados “cachurecos” (nombre peyorativo a los miembros del Partido Nacional). Recordemos que esa economía centroamericanase ubica dentro de los dos países más marginados de la región latinoamericana. Uno es Honduras y el otro lo ocupa Haití. Así, en la economía hondureña es donde la violencia criminal es un poco más grande proporcionalmente que la de México. En tanto que es junto con Guatemala el país que presenta uno de los porcentajes relativamente más altos de la migración indocumentada latinoamericana a los EUA. Frente a este crudo panorama, la implantación de la dictadura de JOH, manifiesta por qué las protestas en Honduras seguirán a corto, mediano y largo plazo.


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Perfil del Bloguero
Nació en la ciudad de México, es Doctor en Estudios Latinoamericanos e investigador titular del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la UNAM. Entre sus libros figuran: El pensamiento de Francisco Morazán (1992, 2000, 2003, 2007 y 2019); El narcotráfico en América Latina (2004 y 2008), Minorías sociales en América Latina (2014) . Recibió Mención Premio Casa de las América (2003).
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