Para entender la actual crisis en Honduras (O lo que no se ve a través de la mirilla de la puerta) | Blog | teleSUR
2 junio 2019
Para entender la actual crisis en Honduras (O lo que no se ve a través de la mirilla de la puerta)

Viendo la cobertura de medios internacionales a la actual crisis hondureña, da la impresión de que tienen una perspectiva lejana de algo mucho más grande, quizá porque ese algo, siempre ha estado a años luz. Desde 1980, Honduras figuró muy pocas veces en los titulares de los grandes medios; en 1988 cuando la indignación de la gente llevó a la quema de la embajada americana en Tegucigalpa, con El Golpe de Estado del 28 de junio de 2009, en menor medida en 2017 con el fraude electoral, y ahora, curiosamente, otra vez con las llamas rondando la US Embassy. Alguna cobertura se dió a los Contras nicaragüenses, pero nunca al nivel de los mencionados.

Para entender la actual crisis en Honduras (O lo que no se ve a través de la mirilla de la puerta)

Ahora, los medios repiten una y otra vez que este es un asunto de carácter gremial, y lo limitan a un conflicto sin solución debido a la terquedad de dos sectores: el gobierno que se empecina en no derogar unos decretos; y los médicos y maestros, que no le creen al dialogo gubernamental. Por supuesto, cuando se ven movilizaciones como la del jueves en Tegucigalpa, o lo acontecido el viernes, sobre todo en la embajada, la falta de perspectiva puede llevar a creer que lo que aquí sucede es un “pequeño lio tribal” exacerbado por la falta de voluntad de las partes a ser “civilizados”.

Resaltan mas los llevados y traídos casos por narcotráfico contra el jefe de estado, publicados en los medios mas grandes de Estados Unidos, que la naturaleza de las contradicciones internas del país. Pues bien, comenzaremos diciendo que el movimiento que respalda a maestros y médicos, es mucho mas amplio, y su extensión geográfica tiene carácter nacional. Solo se ve Tegucigalpa, y se ve mal, porque se esconden las tomas y otras acciones populares durante la noche, que son, sin duda alguna, las mas reprimidas, con lujo de bestialidad por las fuerzas policiales y militares.

Como se comprenderá, en un país donde 7 de cada 10 personas viven en la pobreza, y la tasa de desempleo real rebasa el 50% con creces, los sectores docente y medico son minoritarios. La masiva participación popular proviene de los descalzos, de los invisibles, aquel lumpen que ya no tiene nada que perder, excepto el hambre. Esa inmensa masa que aspira a vivir con un poquito de dignidad y certidumbre.

A esta hora, de hoy domingo 2 de junio, el ejército, con grupos paramilitares aterrorizan la comunidad de Guadalupe Carney, en el departamento caribeño de Colon,centro de una conflictividad histórica por la tierra, y donde tres terratenientes han asolado con sendos ejércitos de mercenarios, las tierras que sirven sobre todo a la siembra de palma africana.

En Santa Barbara y Cortes, Noroccidente del país, se ha activado la lucha reivindicadora por la tierra y otros derechos, y también ha sido objeto de represión militar-policial, persecución, estilo cacería nocturna, e, incluso, la acción de escuadrones de la muerte. Estamos hablando de las últimas 72 horas. Igual ha sucedido en el departamento de Choluteca al sur del país, así como en Danlí, fronterizos ambos con Nicaragua. Esta es la Colombia de Uribe, Santos y Duque una vez mas.

En las tomas de carretera a la altura de Comayagua, centro del país, donde está ubicada la base de Palmerola, un maestro fue tiroteado por la policía, perdiendo uno de sus riñones, y resultando con un pulmón perforado y el hígado dañado. En la Paz, Olancho, Copan y Yoro, departamentos centrales, también se han dado choques, muchos de los cuales derivaron en sendos enfrentamientos. La experiencia del fraude electoral ha agotado la paciencia de la sociedad, y su confianza en elecciones limpias es hoy inexistente. La tensión se eleva cada vez más, y la única solución es la que Juan Orlando Hernández no puede dar: su renuncia.

El país muestra un enfrentamiento que llega al mismo Congreso Nacional, donde el Partido de Gobierno, burla una y otra vez toda señal de buena voluntad de quienes se les oponen. Esto llevó a un enfrentamiento a golpes dentro del hemiciclo la semana anterior, en la que se aprobaron sin contar siquiera con quorum (mayoría de diputados mas uno) varios contratos de carácter económico, que lucen lesivos al país. Si algo se parece de verdad a una piñata es ese congreso nacional. 

Entonces, es un error, ver lo que está sucediendo aquí como una cuestión gremial, pues el problema de fondo, es la dictadura impuesta con el Golpe de Estado del 28 de junio de 2009. Y la inmensa mayoría de los que se manifiestan lo hacen con la esperanza de que su aporte permita terminar con esa dictadura de una vez por todas. Las mismas bases del magisterio, han frenado a sus dirigentes cuando estos se han visto tentados a negociar con el régimen.

Por último, y quizá lo mas importante, es la participación de la juventud a nivel nacional, que es la que sobrelleva la mayor carga de la represión, y la que genera optimismo. Es la juventud, de diversas procedencias, la que ha demostrado que el régimen solo entiende el lenguaje de la fuerza, que es voraz e inescrupuloso, y que no se puede dialogar con el de buena fe.

Lo que vemos hoy aquí es el resultado de múltiples contradicciones que han ido creciendo desde 2009. Es el efecto directo de la aplicación del neoliberalismo en un país extremadamente pobre; el resultado del saqueo necesario para la privatización que ha dado lugar al surgimiento de una nueva casta de ladrones y bandidos opulentos. No existe ninguna casualidad, los banqueros que se beneficiaron del Golpe de Estado de 2009, son los mismos que ahora promueven la precarización de la salud y la educación.

Así que, para quienes viven fuera de Honduras, o incluso aquellos que solo se “informan” a través de la canalla mediática, la lucha aquí no es para evitar la privatización, esa comenzó hace mucho. Esta en juego la patria, el futuro, es la expresión mas clara de la lucha de clases, aunque eso le de miedo aun a los más se autoproclaman revolucionarios.


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