Holbox, último paraíso del Caribe maya

Por: Adalberto Santana
7 de abril de 2025 Hora: 01:16
José Martí realiza una serie de impresiones sobre el Caribe mesoamericano, donde logra plasmar su nueva visión de ese novedoso rincón de nuestra América.
Holbox es una pequeña isla del archipiélago en el norte de la Península de Yucatán, considerado como el punto más cercano del Mundo Maya con la Isla de Cuba. También es una referente histórico en la legendaria civilización mesoamericana antes del descubrimiento y la conquista española del Nuevo Mundo. “Jolbox”, se ubica, como lo título en un artículo José Martí, cuando navegó en 1877, como ese espacio marítimo en el en que navegó de Puerto Progreso a Livingston enclavado en el golfo de Honduras en Guatemala, tierra de garífunas. En ese momento, José Martí salió de nuevo al exilio con el arribo del gobierno mexicano bajo la dictadura de Porfirio Díaz. El joven Apostol navegó por Holbox, punto cercano a Cabo Catoche. Fue así como, el Apostol cubano para el 5 de marzo de 1877, inició su periplo por las costas de la Península de Yucatán, partiendo desde el puerto de Progreso y dirigiéndose en cayuco a la ciudad de Livingston en el Caribe guatemalteco. Para ese momento, Martí era un joven exilado cubano descubriendo nuestra América y sus diversas identidades. Ese periplo centroamericano comienza a inicios de 1877, cuando navega por el litoral caribeño de lo que hoy son los estados mexicanos de Yucatán y Quintana Roo. En ese entonces, Belice era conocida como la Honduras Británica, la cual se independizó hasta 1981.
Para el 5 de marzo finalmente inicia su viaje a ese país centroamericano, cuando en esa época las comunicaciones por esa parte del Caribe eran muy rudimentarias y se traslada por el litoral yucateco y beliceño en canoa. Así, el joven Martí que contaba con 24 años se adentra en el Mundo Maya navegando por el litoral caribeño y llega en ese primer periplo centroamericano a Belice. En esa colonia inglesa, estuvo un breve tiempo. Ya inserto en el mundo garifuna desde Belice, se dirige a territorio de Guatemala entrando por Livingstone, de quien afirma que era “populosa y encantadora tierra de caribes”. Ahí descubre y anota sus impresiones sobre esa nueva dimensión de la cultura caribeña.[1]
Al respecto, Martí nos narra sobre ese recorrido caribeño yucateco y centroamercano, una serie de artículos, popularmente conocidos como “Jolbos”, “Islas Mujeres y “Livingstone”. En ese último texto, José Martí realiza una serie de impresiones sobre el Caribe mesoamericano, donde logra plasmar su nueva visión de ese novedoso rincón de nuestra América. Ahí, descubre una nueva dimensión de la cultura caribeña. Al respecto escribirá Martí en 1877:
Hablan su caribe primitivo, su dialecto puro; ellos no lo han mezclado, como en México, con palabras españolas para innovaciones españolas. O han inventado sus palabras, o las tenían, lo que acusa natural riqueza. Y ¡que manera de hablar!.. Son locuaces con la lengua, con los ojos, con las caderas, con las manos. Tienen para cada letra una, no mirada, sino transición de ojos diferente. Si dijeran amor, estas mujeres quemarían.[2]
En Cabo Catoche, se aprestó la tripulación que comandaría el conquistador Hernán Cortez en 1517, procedente de Cuba hacia la conquista de estos territorios de nuestra América. Se afirmaba que los expedicionarios españoles al arribar a esas tierras fueron invitados a “Cones catoche, cones catoche”, que significaba: “Vengan a nuestras casas”.
Ni tardos ni perezosos, los conquistadores se abalanzaron en busca de oro y plata, pero sin siquiera percatarse de las maravillas de esas tierras y aguas del Caribe Maya, que en nuestros días, codiciadas tanto como por los monopolios del turismo internacional, como por los depredadores y saqueadores de los recursos naturales del Nuevo Mundo.
En este hermoso espacio del Caribe, enclavado en el actual territorio del Estado mexicano de Quintana Roo, el cual todavía se conserva, hasta ahora, como un lugar semi-virgen para disfrutar las bellezas naturales y los colores intensos del verde turquesa del mar Caribe, así como, las bioluminiscencias que, a partir de media noche brillan dentro de ese espacio del mar Antillano. De igual manera, podemos apreciar el espectáculo natural de los flamencos (ave palmípeda) con sus colores rosáceos por los humedales en donde habitan, de los cuales obtienen sus nutrientes. Espectáculo de nuestra naturaleza latinoamericana, que todavía se conserva resistiendo a depredación del turismo neoliberal y salvaje que destruye todo a su paso.
[1] Adalberto Santana, “Aspectos del itinerario de José Martí en Belice y Guatemala”, en Chacmool, Cuadernos de Trabajo cubano – mexicanos, II, La Habana, Ediciones Imagen Contemporánea, 2003, p. 14.
[2] José Martí, “Livingstone”, Obras Completas, tomo 19, p. 38.
teleSUR no se hace responsable de las opiniones emitidas en esta sección.