¿Por qué apoya Estados Unidos el plan de Netanyahu de invadir el Líbano?

Foto: EFE/Archivo


Por: German Gorraiz

25 de junio de 2024 Hora: 06:48

El mismo Presidente Biden reconoció en una entrevista publicada por la revista Time, que «Netanyahu, estaría prolongando la guerra por motivos políticos y para mantenerse en el poder al frente de una compleja coalición de gobierno».

Los indicios de senilidad de Biden, la crisis del fentanilo, la carestía de la vida y la desafección del ala izquierda demócrata ante las masacres israelíes en Gaza, habrían hundido la popularidad de Biden hasta mínimos históricos, lo que podría facilitar el retorno triunfal de Donald Trump en las presidenciales de noviembre.

Asimismo, al cabo de seis meses de la invasión de Gaza, se habría incrementado la desafección de la sociedad israelí respecto a Netanyahu debido a su nefasta gestión de la crisis con Hamas y a su nulo interés por rescatar con vida a los rehenes judíos y según la media de las últimas encuestas electorales el Likud de Netanyahu seria apeado del Poder en caso de celebrarse nuevas Elecciones como demanda el nuevo hombre fuerte de la política israelí, Benny Gantz.

Asimismo, Netanyahu estaría ya acorralado por la repulsa de la Comunidad Internacional ante la flagrante violación de los DDHH en Gaza con más de 37.000 víctimas civiles palestinas y que se ha traducido en la presentación por Sudáfrica ante el Tribunal Internacional de La Haya (TIJ) de una demanda contra Israel por presunto «delito de genocidio». 

¿Final de la campaña bélica en Gaza?

Tras el castigo asimétrico infligido por Israel, toda la infraestructura básica, escuelas, mezquitas, hospitales y el 90% de los edificios de Gaza habrían sido arrasados por los bombardeos sistemáticos de la aviación con el resultado de más de 37.000 víctimas civiles palestinas y varios miles más enterrados entre los escombros.

El verdadero objetivo de la campaña militar de Gaza era provocar una segunda nakba en la que 1,5 millones de palestinos se vieran obligados a abandonar una Gaza convertida en un amasijo de escombros y restos humanos que imposibilitaría el retorno de la población gazatí desplazada y confinada en el campo de concentración al aire libre ubicado en Rafah, situación descrita por el alto Comisionado para los DDHH de la ONU, Volker Türk como «apocalíptica», al tiempo que advirtió del «creciente riesgo de genocidio».

Dicho confinamiento forzoso de la población gazatí sería una medida de presión para que Egipto abra su frontera y los palestinos queden asentados en la Península del Sinaí, tras lo cual Israel procedería a la Declaración unilateral de la soberanía sobre Gaza y sus zonas marítimas. Posteriormente, en la segunda fase de la limpieza étnica emprendida por Israel, asistiremos a la expulsión de la población árabe de Jerusalén Este y a la imparable extensión de asentamientos de colonos israelíes en Cisjordania, quedando Ramala como islote palestino en un océano de colonias israelíes donde languidecerá un Abbas devenido en mero siervo de Israel.

Asimismo, por trece votos a dos, la Corte Internacional de Justicia ha ordenado a Israel parar la ofensiva de Rafah y cualquier incumplimiento de las órdenes de la Corte favorecería la posición en el litigo de Sudáfrica, que ha denunciado a Israel por el incumplimiento de la convención de la ONU contra el genocidio. Sin embargo, la decisión salomónica de dicho Tribunal permitió la persistencia del genocidio de la población gazatí, utilizando el hambre y la falta de insumos médicos como armas de guerra ante la pasividad de EEUU y Europa.

¿Han llegado a un acuerdo Biden y Netanyahu?

La asimetría del castigo realizada por Israel en Gaza habría provocado la desafección hacia Biden del ala izquierda del partido Demócrata y el cisne negro de Biden sería la protesta de los estudiantes universitarios contra la invasión de Gaza en las Universidades de Columbia y la UCLA y su violento desalojo por la policía. Dicho movimiento de protesta, por mimetismo podría extenderse al resto de Universidades de Estados Unidos, (rememorando las protestas de 1968 contra la guerra de Vietnam), provocar un cisma en el seno del Partido Demócrata y afectar a la solidez de la nominación de Biden como candidato a la Presidencia en la Convención Nacional Demócrata que se celebrará en Chicago del 19 al 22 de agosto.

Ello facilitaría el retorno triunfal de Donald Trump en las presidenciales de noviembre por lo que Administración Biden intenta desesperadamente lograr una declaración de Netanyahu de «una tregua indefinida» que permitiría el canje de los rehenes judíos todavía en manos de Hamas así como restablecer la circulación de camiones de ayuda humanitaria para más de 1 millón de palestinos confinados en Rafah, con lo que Biden se apuntaría un importante tanto diplomático y lavaría su imagen de colaborador necesario de Israel en la limpieza étnica de Gaza lo que le permitiría a Biden presentarse ante los electores del ala izquierda demócrata como el conseguidor de la tregua en Gaza y así remontar en los sondeos electorales.

¿El Líbano como nuevo campo de batalla?

El mismo Presidente Biden reconoció en una entrevista publicada por la revista Time, que «Netanyahu, estaría prolongando la guerra por motivos políticos y para mantenerse en el poder al frente de una compleja coalición de gobierno».

Así, una reciente llamada telefónica mantenida entre Biden y Netanyahu habría sentado las bases de un acuerdo que beneficiaría a ambos dirigentes, consistente en la retirada total del Ejército israelí de una Gaza que quedará como zona desmilitarizada bajo el control de los cascos azules de la ONU, con lo que Líbano estaría ahora en la diana de Israel y del Pentágono.

Dicho conflicto sería la tabla de salvación para Netanyahu quien lograría postergar los juicios pendientes y la posible acusación de crímenes de lesa humanidad contra la población gazatí.

Netanyahu, tras dar por finalizada la campaña de Gaza, habría decidido invadir el Sur del Líbano para desplazar a los 400.000 habitantes del sur del Líbano al otro lado del río Litani, con la esperanza de ganar tiempo hasta la previsible victoria en noviembre de un Donald Trump, en la certeza de que podrá contar con sus bendiciones para exonerarlo de toda culpabilidad ante la Corte Penal Internacional.

Sin embargo, la ofensiva de Israel en El Libano podría provocar el apoyo a Hezbolá de las milicias chiíes iraquíes, de los muyahidines afganos así como de los hutíes y de las brigadas iraníes y podría desembocar en un gran conflicto regional que marcará el devenir de la zona en los próximos años.

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