Delgado centró su intervención en la seguridad y las políticas de vivienda.

A tan solo una semana del balotaje presidencial en Uruguay, las propuestas y confrontaciones entre los dos candidatos, Yamandú Orsi y Álvaro Delgado, marcan el tono de una elección sumamente competitiva. A pesar de la ligera ventaja que muestran las encuestas para Orsi, la contienda sigue siendo incierta, con un grupo significativo de votantes aún indecisos.

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En el reciente debate entre ambos, que se llevó a cabo en un formato ordenado donde no estaba permitido interrumpir al oponente, se abordaron temas clave como la seguridad, la vivienda y la economía. Orsi, candidato del Frente Amplio (FA), centró su crítica en el manejo de la seguridad y los vínculos del actual gobierno con el narcotráfico, destacando el caso del pasaporte exprés otorgado a Sebastián Marset, un conocido narcotraficante.

«¿Cómo garantizan los controles si entregaron un pasaporte ni más ni menos desde la Torre Ejecutiva?», preguntó Orsi, apuntando a lo que considera un claro incumplimiento de las promesas de seguridad del gobierno de mandatario saliente Luis Lacalle Pou.

Álvaro Delgado, el candidato del Partido Nacional, prefirió no responder sobre el polémico pasaporte y centró su intervención en la seguridad y las políticas de vivienda. 

«Las soluciones habitacionales no son viviendas completas. A veces son simplemente una intervención, como hacer un piso digno», expresó Delgado, haciendo referencia a las obras de mejoramiento de viviendas impulsadas por la administración oficialista.

El candidato insistió en la necesidad de un enfoque más firme en la represión, en contraposición a las propuestas de Orsi sobre «desprisionalizar» y mejorar las condiciones en las cárceles mediante programas de educación y trabajo. 

En cuanto a la economía, Orsi destacó que, a pesar de los logros en crecimiento económico durante los gobiernos del Frente Amplio, los uruguayos aún enfrentan un alto costo de vida, por lo que prometió un aumento de los salarios para aliviar la carga de las familias. Delgado, por su parte, defendió la gestión económica de los últimos cinco años, prometiendo no aumentar impuestos y continuar con una política de apertura al comercio internacional. 

Las encuestas reflejan una paridad ajustada entre ambos candidatos. En sondeos recientes de las consultoras Equipos, Factum y Opción, Orsi lidera con un 45 a 47 por ciento de la intención de voto, pero con márgenes de error cercanos a los tres puntos porcentules. Los indecisos, que representan entre el 6% y el 8% del electorado, podrían ser determinantes para definir el resultado en la segunda vuelta, programada para el próximo 24 de noviembre. 

En caso de ganar, Orsi, exintendente de Canelones, buscará una presidencia enfocada en el cambio y el crecimiento inclusivo, mientras que Delgado, exsecretario de la Presidencia y representante de la coalición oficialista, aboga por la continuidad de las políticas de libre mercado y orden económico implementadas por Lacalle Pou.

La tensión en el electorado uruguayo está a punto de alcanzar su punto culminante y la definición del próximo presidente se decidirá en una jornada electoral histórica.

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