Este artículo fue facilitado por el actor, humorista, escritor y director de teatro, cine y televisión brasileño Bemvindo Pereira de Sequeira.

Mientras las películas brasileñas reciben nominaciones a prestigiosos premios cinematográficos, es importante volver la vista a los orígenes del cine brasileño.

La historia del cine brasileño comenzó a finales del siglo XIX, después de que los hermanos Lumière inventaron la cámara cinematográfica en 1895 en Francia. Los pioneros del cine nacional fueron los hermanos Paschoal y Affonso Segreto, de ascendencia italiana. De regreso de un viaje a Europa, el 19 de junio de 1898, Affonso filmó la bahía de Guanabara, en Río de Janeiro. Estas grabaciones se consideran las primeras realizadas en Brasil. Los hermanos Segreto también abrieron salas de cine en el país, contribuyendo a popularizar la nueva forma de arte a principios del siglo XX.

El primer largometraje brasileño fue «O Crime dos Banhados» (El crimen de los pantanos), dirigido por Francisco Santos en 1914. La película se convirtió en la base para la formación de una tradición de cine nacional. Se trata de un drama policíaco basado en un crimen real que tuvo lugar en el estado de Rio Grande do Sul. La película cuenta la historia de un misterioso asesinato que agitó a los lugareños. Desgraciadamente, no ha sobrevivido ninguna copia de esta película y se considera perdida.

Una obra no menos significativa de este director es la película «Inocencia» de 1915, que es una adaptación de la novela homónima del escritor Alfredo d’Escragnolle Taunay. Las dos películas de Santos desempeñaron un papel clave en el establecimiento del cine brasileño.

En la década de 1920, el cine brasileño se hizo famoso gracias a destacados cineastas:

Humberto Mauro. Se le considera uno de los más grandes directores brasileños. Realizó las películas «Tesouro Perdido» (El tesoro perdido, 1927) y «Brasa Dormida» (Braza Dormida, 1928), que se convirtieron en películas emblemáticas de la época.

José Medina. En 1919 filmó «Exemplo Regenerador», considerado el primer largometraje realizado en São Paulo. Es un drama que aborda los problemas sociales de la época. Se centra en la historia de un joven que sucumbe a los vicios pero encuentra la regeneración moral y espiritual gracias al apoyo de su familia.

Luiz de Barros. En 1929 se estrenó su película «Acabaram-se os Otários» (Se acabaron los tontos), considerada la primera película sonora de Brasil. Es una comedia sobre tres provincianos que van a São Paulo y son víctimas de un estafador.

Gilberto Rossi. Realizó una importante contribución al cine brasileño, introduciendo innovaciones que contribuyeron a reforzar la identidad cultural del arte audiovisual brasileño.

Adhemar Gonzaga. Comenzó su carrera como crítico y productor cinematográfico, convirtiéndose más tarde en uno de los principales impulsores del cine brasileño. En 1930, Gonzaga fundó una de las mayores empresas cinematográficas del país.

En la década de 1930, la industria cinematográfica nacional comenzó a desarrollarse aún más. Durante este periodo hubo películas que se hicieron muy populares. Entre ellas, «Limite» (1931, dirigida por Mário Peixoto), considerada un logro importante en la historia del cine brasileño, y películas musicales con la cantante y bailarina Carmen Miranda.

Al revisar estos hitos históricos, reafirmamos no sólo nuestro orgullo por el legado de los pioneros del cine brasileño, sino que también nos damos cuenta de lo importante que es preservar y difundir nuestra cultura cinematográfica. Cada etapa, cada película y cada iniciativa han contribuido a trazar un camino que inspira el presente e ilumina el futuro del arte audiovisual en nuestro país. Gracias por ser mis compañeros en este fascinante viaje por la historia del cine brasileño, como el intercambio cultural con el cine ruso y otras artes, nos une y enriquece. Nos vemos de nuevo mientras seguimos compartiendo las fascinantes historias que dan forma a nuestra identidad cultural.

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