Luego de documentar la masacre de 1.300 integrantes de la minoría alauita, como consecuencia de los ataques ejecutados por el Gobierno de facto, alertan sobre la práctica de enterrar a las víctimas mortales en fosas comunes en la costa siria.

Este miércoles, tres nuevas masacres se registraron en las provincias sirias de Tartús, Latakia y Hama, con un saldo de 158 civiles asesinados, la mayoría de ellos alauitas, e incrementaron a 1.383 el número de víctimas mortales como resultado de los ataques sistemáticos del Gobierno de facto que dirige la nación hacia dicha rama del islam, descritos como la mayor ola de violencia registrada desde la salida del expresidente Bashar al Asad.

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Desde el pasado 6 de marzo, las fuerzas de Abu Mohamad al-Golani ejecutan una operación de genocidio, resumida en al menos 50 masacres en la costa siria y zonas montañosas, con cientos de muertos en Latakia (683), Tartús (433) y Hama (255), así como con una docena en Homs.

Mientras la mayoría de la comunidad internacional guarda silencio ante los sucesos, alerta la práctica de enterrar a las víctimas en fosas comunes en la costa siria. En tanto, la ONU denunció las constantes violaciones de los derechos humanos, por parte de las fuerzas de seguridad y el Ministerio de Defensa, al cometer ejecuciones sumarias y quemas de viviendas, sin medidas disuasorias legales de por medio,

#Syria: Harrowing reports of the distressing scale of violence continue to emerge. Entire families, including women & children, were killed in predominantly Alawite cities & villages.

Victims & their families have the right to truth, justice & reparations.

— UN Human Rights (@UNHumanRights) March 11, 2025

Desde la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), definen la ola de represión como “ejecuciones sumarias” de base “sectaria”. Además, insisten en que los familiares de las víctimas, incluidas mujeres y niños, tienen derecho a la vedad, la justicia y la reparación.

Mientras, las autoridades sirias no exigen responsabilidades a los implicados en estos crímenes y la impunidad amenaza la estabilidad social en el futuro inmediato de Siria, en medio del proceso de transición.

Aunque el Gobierno de facto dio por terminados los ataques este lunes, continúa la violencia que se desató el pasado 6 de marzo, cuando grupos de la resistencia popular leales a Al-Asad se levantaron en armas para defender a la minoría alauita de las agresiones sectarias de las fuerzas de Abu Mohamad Al-Golani.

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