La fuga de 1.534 presos ha provocado una situación de caos en Mozambique, que ha dejado al menos 33 personas muertas hasta el momento, en un contexto de protestas contra los resultados de las elecciones presidenciales.

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Este hecho se debe a las protestas que desde el lunes se registran en la capital, Maputo, y por consiguiente posibilitó la fuga del alto número de presidiarios.

Así lo informó la policía, ente que además indicó que la fuga ocurrió en el Establecimiento Penitenciario de la Provincia de Maputo (sur) en Matola, una cárcel de máxima seguridad.

«Registramos una fuga de reclusos de la cárcel central de la ciudad de Matola, donde se encontraban internados 2.500 presos», precisó en rueda de prensa el comandante general de la Policía de la República de Mozambique, Bernardino Rafael.

Asimismo, el agente militar agregó que la «agitación desde el exterior provocó alteraciones dentro de la prisión que provocaron el colapso del muro que separa (…) otra prisión de al lado, y aprovecharon para escapar por las puertas”.

“Hubo un enfrentamiento con compañeros que garantizan la seguridad pero no lograron detener a los presos. 1.534 reclusos se escaparon», agregó.

Rafael resaltó que el “enfrentamiento directo con los reclusos y los manifestantes se saldó con 33 muertos y 15 heridos».

En tanto, precisa la policía, que “las operaciones de búsqueda de las fuerzas de seguridad lograron detener a 150 reclusos».

Empujón sin darse golpes: protestas por incitación

Las manifestaciones fueron convocadas por el opositor Venâncio Mondlane, quien instó a movilizaciones pacíficas a partir del 21 de octubre, exigiendo transparencia electoral tras la elección de Daniel Chapo como presidente.

Sin embargo, el ministro del Interior, Pascal Ronda, enfatizó que las protestas han dejado de ser pacíficas, describiendo la situación como un “desorden público” que ha generado “una significativa ola de destrucción que afecta tanto a bienes públicos como privados”.

Asimismo, el ministro señaló que infraestructuras esenciales como escuelas, hospitales, juzgados, comercios e incluso viviendas “han sido objeto de vandalismo y saqueos”.

Los ataques fueron perpetrados por hombres armados que parecían seguir una estrategia específica para llevar a cabo los actos en lugares determinados, lo que sugiere que los asaltos no son aleatorios, indicó.

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