La indignación popular en Serbia ha crecido, alimentada por la falta de respuestas ante el reciente incidente del derrumbe en la estación de tren.

Las autoridades de Serbia detuvieron este jueves a 11 sospechosos relacionados con el trágico accidente ocurrido a principios de mes en una estación de tren en la norteña ciudad de Novi Sad, cuyo techo se desplomó, lo que resultó en la muerte de 15 personas.

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La Fiscalía de Novi Sad anunció que los arrestos se realizaron bajo su orden y forman parte de una investigación más amplia sobre las circunstancias que rodearon el colapso de la estructura recientemente renovada.

Los detenidos, cuyos nombres han sido revelados solo por sus iniciales, enfrentan serias acusaciones que incluyen la comisión de actos criminales contra la seguridad pública y la realización de trabajos de construcción irregulares.

Desde el accidente, las autoridades han proporcionado información contradictoria respecto a si el techo formaba parte del proyecto de renovación de la edificación, lo que ha alimentado el descontento social.

El suceso ha desatado una ola de protestas. Los ciudadanos han señalado a la corrupción como la principal causa del siniestro.

En medio de la creciente presión pública, el ministro Comercio de Serbia, Tomislav Momirovic, y la directora de Infraestructura Ferroviaria, Jelena Tanaskovic, presentaron este miércoles su renuncia.

Las dimisiones de Momirovic y Tanaskovic se suman a la de Goran Vesic, ahora exministro de Construcción, Transporte e Infraestructura, quien renunció días después del suceso.

En tanto, el presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, calificó las manifestaciones de «terror» y «violencia brutal» por parte de ciertos sectores políticos. Pese a las críticas, Vucic afirmó que su Administración no cederá ante lo que considera “matones y abusadores”.

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