Dimensión Latina: Dos anecdotarios de inicio
22 de marzo de 2024 Hora: 15:42
Dos de los fundadores de la legendaria agrupación que ha llegado a sus 52 años de actividad para gloria de Venezuela y de la Salsa, volvieron sus recuerdos hacia antes de la fundación de la orquesta, hacia dónde estaba cada uno de los seis, que todos se conocían y estaban en la movida nocturna de Caracas, cada quien por su lado. Recuerdos que otorgan disfrute a la experiencia y también contextualización, aunque aún hay mucho por indagar.
En incontables oportunidades se ha podido entrevistar a los integrantes fundadores de la Dimensión Latina. Son muy dados a la conversación y no tienen remilgos para contar sus inicios, dificultades de arranque y posteriores éxitos. El público, los melómanos lo saben y por eso se celebró en grande su declaratoria como Patrimonio Cultural de Venezuela, pero hay un tras bastidores que nos llevan a apreciar cómo fue exactamente ese momento de fundación.
Con base en lo conversado con ellos y lo declarado por ellos en diferentes entrevistas, se puede reflejar esa historia.
Habla “Culebra” Iriarte
Fue el 15 de marzo de 1972 en el piso 13 del Bloque Morocho de la Prolongación 10 de marzo, frente al Polideportivo de La Guaira. Ahí estaba el hogar de Enrique “Culebra” Iriarte. Era miércoles, y los que llegaron para dar vida a ese núcleo fundador fueron: Elio Pacheco (Congas, percusión), Cesar “Albóndiga” Monges (Trombón, coros y arreglista), Enrique “Culebra” Iriarte (Piano), quien ya estaba en su casa, sitio de reunión, José “Joseito” Rodríguez (Timbal y Bongó), José Rojas “Rojitas” (Trombón y coros) y Oscar Emilio León (Voz y Bajo).
Era un sexteto tal y como lo soñaba Oscar León y a quien Enrique Iriarte le cumplió el sueño.
Eusebio Enrique Iriarte nació el 24 de enero de 1947 en Maiquetía, en el hoy estado La Guaira. Sus inicios profesionales fueron diversos pues abarcaron desde la banda del Cuerpo de Bomberos de su parroquia hasta los afamados salones de citas del puerto. Eso le permitió ingresar en la Sonora Caracas, legendaria agrupación donde fue bautizado por Johnny Pérez como “Culebra” por lo alto y flaco que era (y es).
Relata Culebra: “Como a los 21 años me fui a matar tigres por ahí, porque entró el rock y los muchachos se metieron a jipis. En El Arlequín, un dancing frente a la plaza Miranda, (Caracas) donde estaba El Salón Azul, al lado del cine Metropolitano, allí el Trío Universo tocaba música de Los Panchos pero se necesitaba algo más bailable para las parejas, entonces me metieron a mí, al chino Fernando Suárez, timbalero y cantante y a Nico Monterola. Después me fui a los locales nocturnos del este: al Feeling, en El Rosal, que antes se llamaba Embusteroso Piano Bar. El pianista del sitio se fue a otro negocio, y entré yo. A ese piano bar llegó Angelito, venía de Los Dementes. Estaba Guillermo Rodríguez en la batería, un bajista y yo. Se va el bajista y entra Oscar. Yo lo invité, y como él era conguero y siempre me decía: “Vamos a descargá, vamos a descargá”, se vino. Duró una semana. En su lugar me mandó a un señor Juan Liendo, que me dijo: “Oscar me mandó”. Lo llamé y le dije: “Compadre, ¿qué pasó?”. Y me respondió: “Es que esa vaina es muy oscura y a mí no me gusta eso”.
Él, Oscar, se fue entonces para un local que estaba en la esquina de Ánimas, en la planta baja de El Universal, (Caracas) que después se llamó La Concha. Me invitó y formamos un quinteto. Tocábamos de todo: pasodobles, boleros, guarachas, de todo. El ambiente era mucho más claro, parecía un estadio. Con nosotros estuvo Barragán ‒un saxofonista que tocó con Billo‒ y los hermanos Pacheco: Kiko en el timbal y Elio en las congas. De ahí, él seguía con su taxi, un forcito que tenía, y con las ganas de hacer otro grupo. Hasta que yo le dije: “Está bien, compadre, vamos a hacer un sexteto de metales, pues”.
“Yo quería algo así como el Sexteto Juventud, que estuvo tan de moda. Y me llamé al gordo Monges, que era mi pana, y a Rojitas, con quienes ya había tocado en Federico y su Combo Latino”.
De hecho Federico contó a TeleSUR que para integrar a Rojitas al Combo Latino él fue a buscarlo: “Yo me lo traje de El Clavo, el pueblo, lo saqué de una procesión. (Rojitas, nacido en la costa central de Barlovento, Miranda, había estudiado con Bandas Militares) Él tocaba trombón de pistón y me dijeron: “Mira, ese es buen trombonista”, y me lo llevé para Caracas, para mi casa. Vivió en mi casa, se casó en mi casa…”.
Iriarte continúa: “El primer ensayo del naciente sexteto fue en mi casa, en La Guaira. Yo vivía en el piso 13 del Bloque Morocho, en la Prolongación 10 de marzo, frente al Polideportivo. Ensayamos unos números de Willie Colón y otros de Eddie Palmieri. Oscar se fue emocionado y se paró detrás del edificio tocando la corneta y gritando: “¡Tenemos trabajo! ¡Tenemos trabajo!” Después nos fuimos a un local, La Distinción, en El Rosal, (este de Caracas) que quedaba donde después estuvo el McDonald. Ahí cogió forma La Dimensión Latina. El nombre lo puso Víctor Cuica, el saxofonista, quien pensando en La Quinta Dimensión dijo “ Una Dimensión Latina será la que tengamos por acá”. Yo solo estuve 9 meses porque todavía trabajaba en el Feeling. En mi lugar mandé a Jesús ‒Jesús Narváez, Chuito‒ que iba a mi casa todas las mañanas y ya tocaba con Los Satélites. Chuito participó en el primer LP completo de la Dimensión y en muchos discos más, y de hecho, aunque en los créditos del LP El Clan de Víctor aparece como pianista global Eddie Franki (Tony Monserrat) hasta en la fotografía de portada del disco, el piano de los temas de la Dimensión Latina fue el de Chuito Narváez, extraordinario pianista nacido en el estado Nueva Esparta, quien ingresó a la Dimensión sustituyéndome”.
Chuito dió lo mejor de si a la agrupación y lamentablemente falleció en 2006, bastante joven, a causa de una cirrosis. Su nombre de pila era Jesús Teodoro Figueroa Narváez y estuvo en la Dimensión desde 1972 hasta 1979 cuando se decidió a acompañar a su amigo Rodrigo Mendoza en la Orquesta “Amistad”. De su paso por Dimensión quedan solos de piano memorables como el de Irimo y el de Josefa Matía.
Culebra Iriarte retoma su hilo: “Una noche se dejó caer por allá , por La Distinción el negro Víctor Mendoza para verificar lo que se decía del cantante que inspiraba, bailaba y tocaba bajo al mismo tiempo. Y se interesó en grabarlo. Hicimos una vaca (recolección de dinero) para un 45 rpm. El empresario de turno dijo que aquello era música de negros y no le paró bolas al proyecto. Entonces Víctor Mendoza lo metió en su disco anual El Clan de Víctor, con la buena suerte de que pegó el número “Pensando en ti”, de Cheo Palmar, un amigo guaireño. El gordo Monges era la pluma de La Dimensión. Tú puedes tener muchas ideas tarareando, pero el color musical lo da el lápiz y el color de esa orquesta es de César Monges. Uno de los arreglos que yo admiro mucho es el de “Divina niña”, porque Monges hizo un contracanto con los trombones. Me tocó escribírselo a Oscar después y me di cuenta de eso, eso se le ocurre a un genio como al gordo Monges, un hombre tan sencillo como él”. (Fragmentos de una entrevista realizada por Ángel Gustavo Infante).
Habla César “Albóndiga” Monges
César ya andaba dando vueltas por la música y las noches de Caracas, mucho antes de que surgiera la Dimensión Latina.
Por ejemplo, lo encontramos en 1969 con Oscar Emilio León y Víctor Cuica en un grupo llamado Oscar y sus Estrellas. Posteriormente lo encontraremos en Federico y su Combo Latino y comenzando la década de los setenta en el grupo Pan (rock y música latina) y para 1971 encontramos al Gordo haciendo sonar su trombón en Los Satélites. Al año siguiente, el definitorio año de 1972 el trombón de César Monges aparece en un disco de Ray Pérez y Los Dementes. Viene la conformación de la Dimensión Latina, su debut en La Distinción y el disco en el que Víctor Mendoza les cediera la mitad de un álbum para que grabaran.
Nació el 26 de febrero de 1950 en Caracas. Su nombre es César Augusto Anuel Morales, pero él optó por apellido de su abuela paterna: Monges. “Vengo con influencia de mi papá que fue un músico importante en su época, fue bajista de Billo; mi abuelo tocaba guitarra. Había música en mi casa y eso me fue llenando. Mi primer instrumento no fue el trombón sino el contrabajo, recuerda que mi papá era bajista en la música popular, con Billo, una pelusa. Papá me envió a una escuela militar que era la única especializada en sacar músicos para las Bandas Militares. Ingresé como de 13 años. Estuve dos años y entonces me mandaron para una Banda Marcial en Caracas donde estuve 3 años y ahí empecé con la inquietud. En la Banda no me dieron el contrabajo sino un trombón. Yo quería una tuba, pero me dieron un trombón. Qué cosas tiene la vida”.
Ya el gusanito de lo caribeño estaba arraigado en César, digamos que arraigado para siempre. Nunca pensó que ese trombón le cambiaría su vida: “Después de graduarme en la Escuela de Bandas empecé a hacer transcripciones de Eddie Palmieri, de Mon Rivera, del repertorio trombonístico, y eso para mí era devoción. Luego comencé a hacer mis arreglos con grupos pequeños. Pasé a Federico y su Combo Latino y el primer viaje que hice fue a Cartagena en 1969, yo tenía 19 años. De Federico y su Combo pasé a Los Dementes de Ray Pérez; de Los Dementes salté a Los Satélites y de Los Satélites a la fundación de la Dimensión Latina. Éramos un sexteto: Oscar, Culebra, Joseito, Elio, Rojitas y yo”.
Con la Dimensión se marcó un estilo característico, se marcó una pauta. El primer éxito nuestro fue Pensando en tí, que ya lo habían grabado Los Satélites. Ese fue el tema que nos abrió las puertas a nivel nacional. Nos salimos del negocio donde estábamos trabajando (La Distinción) y empezamos a hacer giras. Ya el resto de la historia se la sabe todo el mundo. Idas y salidas de algunos integrantes, incluso yo mismo. Muchas otras voces, como las de Wladimir y Rodrigo (Mendoza) siguen brindando soltura y sabor… y lo que falta”.
Los otros 4 Fantásticos
Oscar Emilio León, Joseito Rodríguez, José Antonio Rojas, Rojitas y Elio Pacheco son los cuatro que al lado de Cesar Monges y de Culebra Iriarte dieron vida a la fenomenal Dimensión Latina, agrupación con parámetros extraordinarios: Arreglos, repertorio, coreografías, voces solistas y contexto social de su surgimiento.
Elio Pacheco
Nació en Caracas el 8 de Abril de 1944. Proviene de una familia musical, su padre, un gran bajista, y su hermano Kiko Pacheco, fueron los que influyeron en su formación. Oscar D’ León fue quien invitó a Elio Pacheco para que formara parte de este proyecto llamado Dimensión Latina. Siempre ha sido el percusionista de la Dimensión. Estuvo seis años (1977 a 1983) fuera del grupo debido a sus proyectos personales. En 2005 se reúnen nuevamente bajo el nombre Los Generales de la Salsa debido al conflicto generado por el nombre de la Dimensión Latina.
Joseito Rodríguez
Nació el 4 de julio de 1949 en Caracas. Es el timbalero original de La Dimensión Latina y una auténtica Leyenda. Se mantiene exitoso y absolutamente activo con la agrupación. También como compositor ha hecho aportes a la agrupación con temas como Dame tu querer, Te conocí y Mujer tentadora.
José Antonio Rojas Rojitas
Nació en San Jose (Rio Chico) Estado Miranda el 3 de septiembre de 1945. Su comienzo fue a la edad de trece años, en un grupo de su zona que se llamaba Orquesta Juventud. A los 16 años se fue a la ciudad de La Victoria, estado Aragua con la finalidad de inscribirse en la Escuela de Bandas Militares, permaneciendo por un periodo de 17 años, obteniendo la jerarquía de Sargento Mayor. Allí aprendió a tocar el Bombardino, pero fue obligado a tocar el Trombón, instrumento que lo llevaría a formar parte de Federico y su Combo Latino, y desde el año 1972 junto a Monges, Elio, Joseito, Chuito y Oscar la Dimensión Latina hasta el sol de hoy.
Oscar Emilio León Simoza
Mejor conocido como Oscar D’León, primeramente “El Diablo de la salsa” y luego “El Sonero del Mundo”, es sin duda un hombre que a lo largo de su carrera se ha hecho un nombre como pocos en el mundo de la música. Un venezolano de excepción nacido en Caracas, el 11 de julio de 1948 en Antímano, populosa parroquia caraqueña. Desde muy temprana edad comenzó a interesarse por la música caribeña y le gustaba interpretar a las grandes orquestas de la época.
Inició su carrera musical bastante joven, dada su inquietud por hacer parte, o conformar una agrupación propia, con perfiles distintos en el ámbito musical caribeño. En 1972 se une a su compadre Enrique Iriarte, a César Monges, Joseito Rodríguez, Elio Pacheco y José Antonio Rojas para dar nacimiento a la Dimensión Latina. En 1973 graban su primer disco de larga duración obteniendo su primer éxito, el tema Pensando en ti, por lo que son contratados para participar en las fiestas del carnaval de Maracaibo: la popularidad no se hizo esperar. La agrupación marcó un importante sitial en el espectro musical latino. En 1977 Oscar se separa de la Dimensión Latina y comienza otra parte exitosa de su carrera ahora como solista y con su propia orquesta.
Ya la Dimensión Latina llegó a 52 años de actividad, luchas, triunfos y mucha pasión salsera. Declarados Patrimonio Cultural de Venezuela, todavía tienen mucho que dar. De hecho, siguen aportando en lo musical, en lo afirmativo venezolano, en lo sociológico, en lo cultural, y más.
Autor: Lil Rodríguez