El eco prolongado e intenso de Patricio Lumumba

La muerte de Lumumba sigue siendo polémica para la historia africana.


24 de octubre de 2024 Hora: 20:52

La película ‘Hammarskjöld. Lucha por la paz’. Thriller, Sue-Nor-Din, fue estrenada a finales de diciembre de 2023, justamente a dos meses de estallar los acontecimientos en la franja de Gaza, motivados por la política agresiva del Estado de Israel, con el respaldo militar, logístico y político del gobierno de EE.UU., que han ido escalando de forma temeraria en el Medio Oriente.

Desde entonces han infligido días aterradores a los palestinos en Gaza, con el asesinato de más de 42.000 personas, en su mayoría civiles inocentes – extendido a otros territorios como Libano, con mas de 2.400 muertos- ante la flagrante incapacidad de intervención real de Naciones Unidas en el conflicto palestino israelí, más allá de las declaraciones oficiales del actual Secretario General, noveno ocupante del cargo, el señor António Guterres, de Portugal, quien asumió el cargo el 1° de enero de 2017.

La verdad nos da en la cara. Sólo habrá paz en el Medio Oriente al establecer una solución duradera y justa del conflicto palestino israelí. Para ello, será necesaria la creación de un Estado Palestino soberano en las fronteras anteriores a 1967, con Jerusalén Oriental como su capital. Y que se garantice en la ONU, que Palestina pase de un “Estado Observador Permanente”, a “Miembro pleno” de la Organización de Naciones Unidas.

El “Thriller” político y ‘biopic’ dramatizado, recrea la historia real que llevó a la muerte al diplomático sueco Dag Hammarskjöld, segundo Secretario General de las Naciones Unidas durante un periodo de 8 años (1953-1961).

La historiaes un maestro implacable. Transcurrían los días de la Guerra Fría de 1961, cuando el diplomático y economista Dag Hammarskjöld subió a un avión, intentando desesperadamente negociar un alto el fuego, después de dirigir a las tropas de la ONU, en su primera operación bélica en el Congo. 

El “Thriller” político y ‘biopic’ dramatizado, recrea la historia real que llevó a la muerte al diplomático sueco Dag Hammarskjöld, segundo Secretario General de las Naciones Unidas durante un periodo de 8 años (1953-1961). La tragedia sucede por un aparente accidente aéreo, durante el viaje en el Congo. Después de mucho tiempo fue revelada la verdad, como un ataque intencionado de las principales potencias de Occidente, entre ellas Estados Unidos, el Reino Unido y Bélgica.

Con la inevitable simplificación cinematográfica de la complejidad que rodeó la labor de Dag Hammarskjöld y los manejos que llevaron a su muerte, el largo de ficción se basa en nuevas informaciones ofrecidas por un documental de investigación del Danés Mads Brügger, sobre el acto terrorista, su trasfondo y sus responsables.

El director Per Fly, conocido por otras ficciones sobre intrigas políticas como ‘Doble traición’ (2018) o la serie ‘Borgen’ (2022), identificó que el mayor reto de la película ‘Hammarskjöld. Lucha por la paz’, era “encontrar el justo equilibrio entre lo privado y lo político, una línea muy fina”.

El tiempo de la historia, transcurre cuando al protagonista (Dag Hammarskjöld), le queda un año como Secretario General de las Naciones Unidas, antes de poder retirarse en el apogeo de la Guerra Fría, cuyo epicentro en la narración es la recién formada República Democrática del Congo.

Los enfrentamientos se produjeron durante el proceso de descolonización del llamado Congo Belga, causado por los conflictos geopolíticos y económicos, generados por los intereses en la riqueza mineral de la región. Allí son aniquiladas en combate las fuerzas de paz de la ONU, por mercenarios pagados por la industria minera, que conspira contra los planes de unidad nacional de Hammarskjöld.

El 28 de marzo de 1961, el Comandante Ernesto Che Guevara en su discurso del Encuentro Nacional Azucarero, en la provincia cubana de Santa Clara, dijo: Por eso nosotros debemos ir hacia adelante, golpeando incansablemente al imperialismo; tenemos que recoger del mundo entero las lecciones que nos da, tenemos que convertir el asesinato de Lumumba en un ejemplo. (Aplausos) El asesinato de Patricio Lumumba es el ejemplo de lo que hace el imperio, cuando la lucha contra él se lleva sostenida y firmemente (…).

Cada día hay un duelo entre el pasado y el olvido. Patricio Lumumba fue asesinado el 17 de enero de 1961, tan solo siete meses después de haber sido elegido primer ministro de la República Democrática del Congo y todavía muchos lo ven como una oportunidad perdida para la democracia.

Ocurrió en el contexto de la Guerra Fría, por el interés belga de mantener el control del territorio y el gobierno estadounidense también se involucró, enfrentando el anticolonialismo intransigente del líder congolés. Para que así conste, la historia recoge un memorándum escrito por un funcionario británico (tercera potencia incluida en el complot), sugiriendo simplemente que matarlo era una opción.

“Solicito el acuerdo del judío [Tshombe] para recibir a Satanás [Lumumba]”. Así fue entregado Patricio Lumumba, a las autoridades militares de Katanga. El último ministro belga “de asuntos africanos”, Harold Charles d’Aspremont Lynden, ordenó el 16 de enero de 1961 que Lumumba, Mpolo y Okito (Maurice Mpolo, ministro de Juventud y Deportes y Joseph O, kito, segundo vicepresidente del Senado) fueran trasladados a Katanga, para la ejecución inmediata.

No estamos ajenos a las motivaciones y justificaciones ‘históricas’ de las grandes corporaciones. Vieron en Lumumba al carismático líder tercermundista, capaz de movilizar multitudes hacia el nacionalismo congolés, más la tentativa de acudir al apoyo del bloque soviético y con ello, sellaron su sentencia de muerte.

Percibieron una grave amenaza para sus intereses económicos y políticos, entonces acusaron a Lumumba y a sus seguidores de “bolcheviques”, como pudo haber sido de “actividad terrorista” o “rebelión”. Eligieron a los mártires y a la marioneta de Occidente.

En la planificación del asesinato de Lumumba, estuvieron directamente involucrados: el oficial colonial belga y diplomático Jacques Brassine, el coronel del Servicio Secreto belga Louis Marliere y Larry Devlin, jefe de la estacion de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en Kinshasa, quien recibió 100 000 dólares e instrucciones para llevar a cabo el asesinato de Lumumba. Así lo expresó Devlin -en 2007- cuando fue entrevistado para el documental “Assassination Colonial Style: An African Tragedy”. “Lumumba era un peligro tanto para el Congo, como para el resto del mundo. En el sentido de que estaba permitiendo la entrada de los soviéticos”.

Xabier Irujo, director del Centro de Estudios Vascos de la Universidad de Nevada, EE.UU. y catedrático de estudios de genocidio, afirmó: “El movimiento de Mobutu contra Lumumba, no sólo fue apoyado por los servicios secretos occidentales, sino también por las Naciones Unidas”.

Vieron en Lumumba al carismático líder tercermundista, capaz de movilizar multitudes hacia el nacionalismo congolés.

Aquellos tenebrosos años no se alejan del presente, cuando responsables políticos y económicos, se lanzan a la cacería de brujas, atizan las diferencias, las oposiciones y los enfrentamientos étnicos.

El gobierno de Bélgica apoyó a los secesionistas de Katanga, para mantener el control de importantes fuentes minerales. Patricio Lumumba reclamó los derechos de soberanía y exigió ante la ONU, la expulsión de las tropas belgas. El gobierno congolés no recibió ese apoyo inmediato y el Primer Ministro, buscó el apoyo de la Unión Soviética.

A Lumumba lo persiguieron durante varios meses y fue alcanzado por las tropas de Mobuto, cuando cruzaba el río Sankuru, un largo torrente del África central. El primer héroe nacional congoleño y sus compañeros, habían llegado al otro lado y estaban esperando a la esposa e hijos, que aún estaban en la orilla. Al temer por su integridad, Lumumba retornó y se entregó.

Sabía lo que vendría. Primero no resultó asesinarlo con una sustancia venenosa, disuelta en la pasta de dientes y entonces cambiaron de forma. Como expresara Larry Devlin, agente de la CIA, “se ha negado que el presidente Eisenhower diera tales instrucciones, no tengo idea si lo hizo o no, pero en aquel tiempo asumí que lo había hecho”. Hay pocas dudas de que así fue.

Ellos fueron brutalmente torturados por Michels y Rougefort y por soldados de Katanga, quienes eran los agentes de menor rango. El fatídico día, los tres reos fueron conducidos al lugar de su ejecución, ante el capitán Julien Gat que ordenó disparar. El ejecutor narró ante las cámaras de Assassination Colonial Style, que previamente cavaron un hoyo y le dispararon para que cayeran dentro; detrás quedaron los agujeros de bala en los árboles, después de atravesar sus cuerpos.

Ni siquiera le dieron una cabal sepultura, por lo que a la mañana siguiente fue ordenado: “hacerlos desaparecer”. El encargado de desenterrarlos y desmembrarlos, fue el oficial de la gendarmería belga Gerard Soete, quien afirmó como sobresalía desde la tierra. Así, como mismo se revela la manipulación de la historia: “Incluso había una mano que sobresalía del suelo. Una de las manos de uno de los hombres muertos”.

Por eso los cortaron en pequeños trozos y los disolvieron en grandes cantidades de ácido sulfúrico “Y luego, el resto lo quemamos (…)” -añadió el belga Gerard Soete. “Pero teníamos que hacer todo esto sin que los negros lo vieran. En medio del bosque, eso también era un problema. Éramos dos, solo nosotros dos, y todo eso lo teníamos que hacer nosotros solos: sacar los tres cuerpos de la tierra, cortarlos en pedazos y destruirlos, y nadie debía saberlo, y nadie lo sabía, nadie supo lo que pasó”.

Por eso hay que contar la historia de la carrera fulgurante y breve, del que fue “el meteoro del firmamento africano, según las palabras del filósofo Jean Paul Sartre. La muerte de Lumumba sigue siendo polémica para la historia africana. Durante una investigación parlamentaria belga, fue determinado que el gobierno era «moralmente responsable» por el asesinato de Lumumba. Por su parte, un comité del Senado estadounidense de 1975, descubrió un plan fallido de la CIA para asesinarlo.

Tras el crimen, los inestables procesos secesionistas -de Kasai del Sur y de Katanga- fueron rápidamente eliminados. Moise KapendaTshombe, antiguo presidente del Estado de Katanga, acusado de traición, huyó al amparo de la dictadura franquista.

Joseph Kasa-Vubu fue presidente hasta el 25 de noviembre de 1965, cuando Mobutu dio un segundo golpe de Estado y gobernó -hasta su muerte- como presidente de la República Democrática del Congo y luego de la nación que renombró ‘Zaire’, entre 1971 y 1997; un período caracterizado por el saqueo del estado y sus amplias riquezas minerales.

En el libro “El asesinato de Lumumba, de Ludo De Witte, se afirma que ninguna de las personas implicadas en la muerte del joven líder africano fue procesada. Como consecuencia de aquel abominable hecho, el pueblo congolés sufrió décadas sacrificio, dictadura y violación de los derechos humanos de todo un pueblo, que también vio salir  sus riquezas minerales. “Se extrajeron dos tercios del uranio utilizado para la bomba (apodada “Little Boy”) que se lanzó sobre Hiroshima, y gran parte del plutonio utilizado en la bomba (“Fat Man”) lanzada sobre Nagasaki, tres días después”.

De educación autodidacta, al ser expulsado de varias escuelas misionales, Lumumba, nacido en Onalua, Katakokombe, Congo, el 2 de julio de 1925, decidió orientar su vida hacia la descolonización de su país. De esta forma fundó el Movimiento Nacional Congolés, tendente a crear un Estado independiente y laico, con estructura y política unitaria, que contribuyeran a superar las diferencias tribales, a través de un sentimiento nacional.

El movimiento se convirtió en el primer partido político de ámbito nacional. Lumumba fue elegido en los últimos días del gobierno colonial y encabezó el gabinete de la nueva nación independiente. Se constituyó el primer gobierno nacional, con Joseph Kasavubu como presidente y Patricio Lumumba -a la edad de 34 años- ocupó el cargo de Primer Ministro de la República Democrática del Congo, hasta septiembre de 1960.

El comisario de la policía belga, Gerard Soete, supervisor y partícipe de la destrucción de los restos de Lumumba, se quedó con un recuerdo macabro: un diente con corona de oro del héroe independentista congolés, admitió mucho tiempo después, sonriente y ante las cámaras para el documental “Una muerte de estilo colonial. El asesinato de Patricio Lumumba”. Afirmó entonces que había quedado un segundo diente y dos dedos del cadáver, pero no los han encontrado.

El «trofeo de caza», evidencia el comportamiento de los funcionarios coloniales europeos, quienes consideraban esta “posesión”, como la humillación final a un hombre venerado en todo el continente, como una de las principales voces de la liberación africana, que el gobierno de Bélgica consideraba un enemigo.

Desaparecer a Lumumba, equivaldría a que no existió. O al menos, así pensaron los soberbios colonizadores; por eso no bastaba con enterrarlo. Pulverizarlo para desarticular  cualquier resistencia o movilización en torno al cuerpo del político africano. Durante mucho tiempo el silencio rodeó las circunstancias de su muerte y la familia Lumumba no supo exactamente qué sucedió.

La única niña y la más pequeña de la familia, tenía menos de cinco años cuando su padre llegó a ser Primer Ministro del Congo y recuerda que siempre estuvo muy unida a su papá, quien le llevaba a su oficina, donde ella quedaba «sentada y mirando a mi padre cuando estaba trabajando».

En el 2022, la hija del héroe de la independencia africana, asistió en Bélgica a la entrega de la pieza dental, para recibirlo y garantizar su regreso a la República Democrática del Congo.

Juliana Lumumba fue impulsora de que devolvieran ese único recuerdo material sobre su padre, «porque al fin, 60 años después de su muerte, los restos mortales de mi padre, que murió por su país y su independencia y por la dignidad de los negros, volverá a la tierra de sus antepasados”, dijo en 2020 a DW.

En el 2022, la hija del héroe de la independencia africana, asistió en Bélgica a la entrega de la pieza dental, para recibirlo y garantizar su regreso a la República Democrática del Congo. Dijo que era un acto simbólico «porque lo que queda no es realmente suficiente»(…) «Pero tiene que volver a su país donde se derramó su sangre».

El prócer africano Patricio Lumumba, quien pronunció: “Sin dignidad no hay libertad, sin justicia no hay dignidad, y sin independencia no hay hombres libres”, aún es recordado como icono de soberanía. No obstante, su hija sigue preguntándose si aquellos asesinos eran seres humanos: -«¿Qué cantidad de odio debes tener para hacer eso?».

Hoy, mientras la escalada bélica nos confronta con abominables crímenes, el sitio digital de las Naciones Unidas está precedido por las palabras “paz, dignidad e igualdad en un planeta sano” y la frase del actual Secretario General: “Al final, todo se reduce a valores. Queremos que el mundo que hereden nuestros hijos, venga definido por los valores consagrados en la Carta de las Naciones Unidas: la paz, la justicia, el respeto, los derechos humanos, la tolerancia y la solidaridad”. 

¿Será para cuándo? Cada día se fertiliza la memoria, como un parto inevitable.

Fuente: Rosa María Fernández

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