El reporte sobre el estado del planeta del Fondo Mundial de la Vida Silvestre (WWF) indica que se ha perdido un 69 por ciento de las poblaciones de distintas grupos clave entre 1970 y 2018.

Al declarar que acoge “con agrado el acuerdo de la COP29”, la presidenta de la Comisión Europea (CE) , Ursula Von der Leyen declaró que dicho convenio “marca una nueva era para la cooperación y la financiación climáticas”.

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Asimismo, según la política europea, la propuesta se basa en “estimular las inversiones en la transición energética y reducir las emisiones” de gas de efecto invernadero, declarando que la Unión Europea “seguirá liderando la situación y centrando su apoyo en los más vulnerables”.

La COP29 se desarrolló en la capital de Azerbaiyán y reunió a casi 200 países, de acuerdo con los organizadores, mientras que la declaratoria incluyó triplicar el compromiso de los países desarrollados y aportar anualmente 300.000 millones de dólares para la adaptación climática de las naciones en desarrollo hasta 2035.

Algunos países alegaron que la cantidad comprometida está muy por debajo de las necesidades reales.

De igual manera, algunas plataformas criticaron que no se alcanzan medidas que impusieran, al menos, detener la ampliación de la explotación de hidrocarburos o los extractivismos del carbón.

Las evaluaciones científicas indican que gases como el dióxido de carbono (CO₂) o el metano deben reducirse drásticamente para evitar que siga su marcha el aumento de la temperatura media del planeta, sin embargo bajo los acuerdos actuales esas reducciones apenas representarían un 30 por ciento de las que son necesarias.

Al respecto de lo que presentan estas cumbres, la plataforma Agencia Tierra Viva, sobre la cumbre pasada refirió que “dando un paso más, sea la situación con los hidrocarburos como lo que ocurre con el metano, los países del sur en general —y entre ellos, los de América Latina— no escapan a múltiples contradicciones. Sus representantes pueden lanzar floridos discursos verdes en esas cumbres climáticas, pero al mismo tiempo apoyan a sus sectores más contaminadores”.

Sobre la sobrevivencia de las especies, solo apuntando ese dato, Ecuador muestra una de las mayores caídas en asegurar la sobrevivencia de especies; en Brasil y Bolivia se han sucedido altos niveles de deforestación e incendios; y en Chile, se sigue alterando y contaminando los recursos hídricos.

El reporte sobre el estado del planeta del Fondo Mundial de la Vida Silvestre (WWF) indica que se ha perdido un 69 por ciento de las poblaciones de distintas grupos clave entre 1970 y 2018, y que la mayor caída ocurrió en América Latina, alcanzando el 94  por ciento.

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