Durante el cortejo fúnebre, los allegados de las víctimas utilizaron pancartas y carteles para manifestar sus demandas.

El día de Nochebuena, la aparición de los cuerpos de cuatro jóvenes asesinados durante un operativo militar en las cercanías de Guayaquil conmocionó a los ecuatorianos, quienes este miércoles exigieron justicia mientras sepultaban sus restos en el cementerio de Ángel María Canals.

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Los menores, identificados como los hermanos Josué e Ismael Arroyo, Saúl Arboleda y Steven Medina, tenían entre 11 y 15 años y fueron velados en sus hogares.

Durante el cortejo fúnebre, que se extendió a lo largo de ocho kilómetros, los allegados utilizaron pancartas y carteles para manifestar su demanda de justicia.

Las autoridades han indicado que se investigará si el crimen fue resultado de una ejecución extrajudicial o si está vinculado al crimen organizado, teniendo en cuenta que Guayaquil es una de las principales ciudades afectadas por la violencia del narcotráfico.

Los cuerpos fueron encontrados cerca de una instalación de la Fuerza Aérea en Taura, a aproximadamente una hora de Guayaquil.

En este contexto, 16 militares han sido detenidos bajo sospecha de estar implicados en el asesinato, tras conocerse que el 8 de diciembre, mientras los cuatro menores jugaban al fútbol, el grupo de uniformados los detuvo y se los llevó.

Los militares podrían enfrentar hasta 26 años de prisión por el delito de desaparición forzada, por lo cual, el Ministerio de Defensa expresó, a través de la plataforma X, su compromiso para esclarecer lo sucedido.

Además, la Alianza de Organizaciones por los Derechos Humanos responsabilizó al presidente Daniel Noboa por el contexto actual, afirmando que "estos hechos no son aislados, sino que forman parte de una práctica sistemática de abuso de autoridad y uso excesivo de la fuerza desde el inicio del conflicto armado y los estados de excepción decretados por Noboa".

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