La noticia fue confirmada por su padre, Fabián Grillo, quien confirmó que el joven abrió los ojos y movió las manos, tras pedido de los médicos.

El fotógrafo argentino Pablo Grillo evidencia una notable mejoría tras una semana del impacto de un tubo de gas lacrimógeno disparado por fuerzas de seguridad el pasado miércoles durante la manifestación de los jubilados.

El hecho, ocurrido bajo el mando de la ministra Patricia Bullrich, dejó al profesional en estado delicado. Su recuperación avanza con esperanza, según confirmaron sus familiares.

Su padre, Fabián Grillo, confirmó que el joven abrió los ojos y movió las manos a pedido de los médicos. Este avance alienta la posibilidad de retirarle el respirador, aunque su cuadro sigue siendo delicado.

Fabián Grillo destacó la reacción positiva de su hijo y la evaluación médica para reducir su dependencia del respirador. “Hoy renacimos ambos, yo también”, expresó emocionado al ingresar al hospital Ramos Mejía. Estas señales de recuperación, contrastan con el contexto represivo que dejó a Pablo en esta situación crítica.

El hecho ocurrió durante una protesta reprimida por fuerzas de seguridad, bajo el mando de la ministra Patricia Bullrich. El impacto de un tubo de gas lacrimógeno en la cabeza de Grillo, evidenció los excesos de un gobierno que prioriza la represión sobre el diálogo y las necesidades de un pueblo que grita por llegar a final del día.

Entre tanto, la mejoría de Pablo, aunque esperanzadora, no borra la responsabilidad del Estado en este acto de violencia contra civiles desarmados. La situación de Pablo Grillo ha generado una ola de solidaridad y reclamos por justicia en redes sociales y espacios públicos.

Colectivos de fotógrafos, comunicadores, organizaciones de derechos humanos y ciudadanos exigen una investigación profunda sobre el uso desmedido de la fuerza. Este caso se convierte en un símbolo de la lucha contra la represión y la defensa del derecho a la protesta.

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