Desde Estambul, el autoproclamado presidente sirio Ahmad al-Shara firmó un pacto con las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF), consolidando un régimen ilegítimo y la fragmentación del país.

El Gobierno sirio de facto, encabezado por Ahmad al-Shara, oficializó un convenio con las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) que establece la integración de las instituciones del noreste de Siria al Estado sirio, reconocido solo por un sector limitado de actores internacionales.

Dicho trato incluye la integración de los kurdos como comunidad indígena, con derechos constitucionales y el control conjunto de los campos petroleros, fronteras y el regreso de los refugiados. Asimismo, estipula el control sobre los recursos del noreste, pero ignora la legítima representación del pueblo sirio.

Sin embargo, la legitimidad de un Gobierno que no representa a toda Siria, no deja de ser cuestionada y esta alianza solo refuerza su carácter de facto, sin consenso popular, ni respaldo internacional claro.

Además, este arreglo entre partes, mediado por Estados Unidos, pone a las Fuerzas Democráticas Sirias al lado de He Tahrir Sham en la lucha contra lo que ellos denominan como «las fuerzas de Assad», un enfoque que perpetúa la fragmentación del país y los abusos contra civiles inocentes.

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En medio de la violencia, con más de mil muertos en la reciente ofensiva de He Tahrir Sham en la costa siria, este acuerdo refleja una falsa estabilidad que no toma en cuenta las profundas divisiones internas, ni las continuas tensiones con potencias regionales como Türkiye.

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