El canciller de Israel, Gideon Saar, informó este miércoles que su país se retira del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas (UNHRC, por sus siglas en inglés).

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Aunque el país no es miembro pleno del Consejo, sino que hasta ahora mantenía un estatus de observador, decidió seguir los pasos de Estados Unidos, quien anunció su retirada en la víspera.

Al respecto, el ministro Saar refirió que “el UNHRC ha protegido tradicionalmente a los abusadores de derechos humanos, al permitirles esconderse del escrutinio, demonizando en su lugar a la única democracia de Oriente Medio: Israel”.

Aún con las acciones realizadas por el UNHRC, Israel sigue negando su genocidio contra el pueblo palestino, al señalar que “la discriminación contra nosotros es clara: en el UNHRC, Israel es el único país con un punto en el orden del día dedicado a él. Israel ha sido objeto de más de 100 resoluciones condenatorias”.

En este contexto, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, además de firmar una orden ejecutiva para poner fin a la participación de Estados Unidos en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, también ordenó la suspensión de fondos para la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA, en inglés).

Ese día Donald Trump se reunió en el Despacho Oval de la Casa Blanca con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.

Antes de la firma, la Casa Blanca había referido que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU “ha demostrado un sesgo constante contra Israel”.

Como Israel, el estatus de Estados Unidos era de observador en el organismo.

De acuerdo a medios locales, un portavoz del Consejo refirió que “desde el 1 de enero EE.UU. no es miembro del Consejo de Derechos Humanos sino un Estado observador. (…) Como tal, no puede retirarse de un cuerpo intragubernamental del que no es parte”.

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