Miles de israelíes ocuparon las calles de Jerusalén frente al Parlamento, en una jornada de movilizaciones contra la reforma judicial que otorgaría al gobierno de Netanyahu el control político del sistema de leyes. La protesta, apoyada por sectores políticos, jurídicos y civiles, coincide con la votación final de una norma que modifica radicalmente la composición del comité de selección de jueces.

La oposición advierte que la medida consolida un giro autoritario y rompe el equilibrio de poderes.

Dicha reforma, impulsada por el ministro de Justicia Yariv Levin, elimina la participación de actores técnicos como el Colegio de Abogados y concentra el poder en manos de la coalición gobernante.

La propuesta del nuevo sistema, permitiría al gobierno nombrar jueces con mayoría simple, incluyendo solo un representante simbólico de la oposición. «Es una toma de poder disfrazada de reforma», denunció Amit Bachar, presidente del Colegio de Abogados, mientras fiscales y jueces alertan sobre el riesgo de politización de la justicia.

La crisis institucional profundiza las fracturas sociales: desde enero, las protestas han reunido a miles de personas en todo el país, con advertencias incluso de reservistas militares sobre el peligro de «guerra civil».

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Mientras la oposición parlamentaria, anuncia boicots y abandonos de la Cámara, el gobierno insiste en aprobar la ley este jueves, ignorando las críticas de la fiscal general Gali Baharav-Miara, quien ya enfrenta una moción de censura por oponerse al proyecto. El conflicto expone la deriva antidemocrática de la coalición más derechista en la historia de Israel.

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