José Luis Moneró, boricua longevo e incopiable

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Si hubo un cantante de boleros admirado y querido en el Caribe y en Latinoamérica ese fue José Luis Moneró, boricua poseedor de una voz  incopiable e inolvidable, además de un donaire propio a la hora de interpretar.


31 de enero de 2025 Hora: 15:11

Cuando el bolerista José Luis Moneró partió físicamente desde  Caguas, en su tierra natal, Puerto Rico estaba restableciéndose en una casa-hogar por un tema de salud. Lo visitaban familiares, y su esposa durante 20 años, Teresa Haddock. A la hora de partir estaba tranquilo y en soledad. Al avisarle a su cónyuge ella recogió el lamento de la nación  borincana. El gobierno de Puerto Rico decretó tres días de duelo nacional y el pesar se sintió en el pueblo puertorriqueño, pueblo incomparable en la gratitud hacia sus músicos, pueblo que suple todas las ausencias…

Pasa, y ejemplos hay muchos, que la condición humana a veces le da la mano a la ingratitud del olvido y deja la gloria del individuo como algo pasajero, usufructuado y en definitiva, muerto en sí mismo. A muchos músicos que llenaron de gloria al mundo les ha pasado igual. Morir en soledad después de tanta gloria suena a absurdo. Sin embargo hay que acotar que José Luis Moneró disfrutó de su longevidad tanto en la edad como en sus condiciones vocales, las que mantuvo durante más de 75 años de carrera artística, acotando también que aún en etapas muy duras de su vida no abandonó los escenarios y su voz se mantuvo intacta.

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Luego del éxito inicial, Monerón se trasladó a EE.UU. por una temporada y a su regreso a Puerto Rico se convirtió en la estrella de la orquesta de Rafael Muñoz, prestigioso músico.

Moneró

Si hubo un cantante de boleros admirado y querido en el Caribe y en Latinoamérica ese fue José Luis Moneró, boricua poseedor de una voz  incopiable e inolvidable, además de un donaire propio a la hora de interpretar.

Perteneció a una generación brillante musicalmente hablando. No fue un cantante de moda, porque a partir de sus inicios, de ser conocido, nunca su nombre abandonó el altar de los emblemáticos. Además, como dice el bandoneonista argentino Rodolfo Mederos “lo que se pone de moda después se pone en liquidación” y nunca fue el caso de José Luis Moneró.

Nació en la población de Juncos el 4 de abril de 1921. Juncos queda en el centro oriente de Borinquen, como mirando hacia Vieques y José Luis, aunque en Juncos nació, se crió en la cercana población de Caguas.

Se catapultó a la fama desde que debutara como cantante en el Teatro Tapia de San Juan, la capital de la isla, cuando contaba con 17 años de edad, en 1938. Se trataba de la coronación de una reina de carnaval. Moneró siempre recordó lo que antecedió a esa presentación. Era enero de 1938 y se presentó en un conocido casino capitalino secundado por la orquesta de Mario Dumont. Interpretó Noche de Ronda  (de Agustín Lara) y fue tanto, pero tanto lo que le aplaudieron que a los días ya estaba en el Teatro Tapia, el mas selecto de las Artes en ese entonces. Moneró ya parecía marcado por la buena fortuna.

Luego del éxito inicial se trasladó a Estados Unidos por una temporada y a su regreso a Puerto Rico se convirtió en la estrella de la orquesta de Rafael Muñoz, prestigioso músico cuya agrupación era estelar en el afamado “Escambrón Beach Club” de San Juan.

Olvídame

También cantó con la Orquesta Siboney, la de Luis Morales y otros conjuntos. Volvió entonces a Nueva York, decidiendo tomar clases de trompeta y orquestación, mientras era vocalista en las orquestas de Noro Morales y José Curbelo. Fue así como llegó a la orquesta de Xavier Cugat en la que permaneció 4 años y medio.

Su repertorio, ejemplo vivo de la buena casta de cantantes de aquellas épocas, ejemplificaba un dominio innegable de géneros como el pasodoble, la danza, el danzón y el mambo. Pero en el bolero radicó la gran fuerza del cantante boricua.

Con Cugat viajó a Europa, África y Latinoamérica y en uno de esos regresos, hacia 1950 decidió conformar su propia orquesta y tomó un nuevo empuje en el pentagrama popular. Moneró masificó la música popular en los grandes hoteles de San Juan de Puerto Rico con temas inolvidables como  Di, corazón Inconsolable, Claro de luna, Cruel abandono, Muñequita linda (Te quiero, dijiste), Espérame en el cielo,  Olvídame, Perfume de gardenia, Caminos de ayer y Malditos celos entre muchos otros números.  Se trata de un repertorio muy bien escogido y recogido en álbumes como «José Luis Moneró Sings», «Doce canciones y un millón de recuerdos» y «Una noche en el Escambrón».

Contra el alcohol

La buena fortuna y el paso por tantos países, sumado al disipe sentimental (Moneró se casó ocho veces, en matrimonios efímeros de los que después no se acordaba) lo condujeron al alcohol. Él solía decir que con el alcohol vencía su timidez a la hora de sus presentaciones públicas. Las reseñas de la época señalan que Moneró casi murió abatido por el alcohol y sin embargo, cuando decidió vencer lo hizo, superando con  mucha fuerza de voluntad y apoyo familiar su adicción.

El mismo contó que se aferró a unos versículos bíblicos que siempre su abuela le recitaba. Ese recuerdo familiar le dio fortaleza. Salió victorioso. Era 1964 y después de ese episodio de batalla José Luis Moneró estuvo 40 años sobre los escenarios, siempre sobrio. No volvió a tomar y se convirtió en ejemplo para muchos.

Después de andar el mundo entero y compartir escenarios con los artistas más famosos, continuó presentándose en su país secundado por su orquesta y otras agrupaciones. Su actividad  le llevó a participar en varios espectáculos multitudinarios, como el que hizo con la también famosa Iris Chacón.

Faltando dos meses para cumplir 90 años, el 15 de febrero de 2011 concluyó su vida productiva y aprovechada hasta el máximo.

Caminos de ayer

Moneró había sufrido un problema cardiovascular del que se recuperó luego de una reclusión hospitalaria. Luego volvió a la Casa Hogar donde descansaba  y en la que su esposa, Teresa Haddock, le atendía.

Los hijos del intérprete estaban todos en Estados Unidos al momento de su fallecimiento.

Sus restos recibieron honores culturales y en en su país se decretó duelo al conocerse la noticia de su partida.

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Moneró recibió honores culturales y en en su país se decretó duelo al conocerse la noticia de su partida.

Moneró, según su voluntad, fue cremado y sus cenizas esparcidas en el mar de su patria, Puerto Rico, concretamente en las aguas del Escambrón en San Juan, lugar de mucha de su gloria con la orquesta de Rafael Muñoz.

Su partida generó incertidumbre y preguntas: ¿Tendrá sucesor?

Sabido es que Puerto Rico ha sido una nación pródiga en música, compositores y en músicos, y en el territorio del bolero tanto las voces femeninas como masculinas han dejado huella y prestigio. Benito de Jesús, Vitín Avilés, Danny Rivera, Virginia López, Tito Rodríguez, Daniel Santos, Ruth Fernández,  José Feliciano, Carmen Delia Dipiní, e inclusive vocalistas de la salsa como Héctor Lavoe, Cheo Feliciano e Ismael Rivera. Y sin embargo el paso de José Luis Moneró por el pentagrama de su país sigue siendo inolvidable porque él sigue representando doce canciones… y un millón de recuerdos, como el título de su más vendido álbum, contentivo de joyas como Olvídame, de Roberto Cole, Mi loca tentación, de Paquito López Vidal, Inconsolable, de Rafael Hernández, Un viejo amor, de Alfonso Esperza y Caminos de ayer, de Gonzalo Curiel.

A pesar de las dificultades de salud y de vida, José Luis Moneró continúa siendo un inmenso referente vocal y romántico, no solo en Puerto Rico. El Caribe siempre le reconoce como uno de sus grandes.

Autor: teleSUR - Lil Rodríguez