Las bases militares estadounidenses están estratégicamente ubicadas alrededor de importantes recursos petroleros y gasíferos de Siria.

Estados Unidos mantiene una extensa red de instalaciones militares en Siria desde 2015, revelando una estrategia que va más allá de la lucha contra el terrorismo, según un detallado informe de The Cradle. Esta presencia incluye 28 instalaciones, de las cuales 24 son bases operativas, extendiéndose desde la frontera sirio-jordano-iraquí hasta las zonas al oeste del Éufrates.

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El despliegue de tropas estadounidenses ha fluctuado significativamente a lo largo de los años. Desde una presencia inicial de 50 efectivos en 2015, el número aumentó a más de 2,000 para finales de 2017. Actualmente, se estima que alrededor de 3,000 soldados estadounidenses operan en el país, aunque las cifras oficiales no son precisas.

Las bases militares estadounidenses están estratégicamente ubicadas alrededor de importantes recursos petroleros y gasíferos de Siria. La base de Rmeilan, en la provincia de Hasakah, fue la primera instalación militar estadounidense en el país y alberga aproximadamente 500 efectivos. Su principal misión es proteger los campos petroleros de la zona, que antes de 2011 producían entre 120,000 y 150,000 barriles diarios.

Otras instalaciones clave incluyen la base de Al-Shaddadi, cerca del yacimiento de Al-Gypsa, y la base del campo de Al-Omari en Deir Ezzor, la más grande y crucial, situada en un campo petrolífero que producía hasta 80,000 barriles diarios antes del conflicto.

La presencia estadounidense en Siria tiene múltiples objetivos geopolíticos, incluyendo el control de recursos energéticos, la contención de la influencia iraní, la protección de los intereses israelíes y el contrapeso a la creciente influencia de Rusia y China en la región.

Desde noviembre de 2023, las fuerzas estadounidenses han sido objeto de 102 ataques, reflejando una resistencia local y regional en aumento.

Tribus árabes toman el control de ciudades sirias ocupadas por EE.UU.

Una publicación reciente señala que una coalición de tribus árabes sirias reconquistó varias ciudades clave a las fuerzas kurdas respaldadas por Estados Unidos en el este de la provincia siria de Deir Ezzor. Estos miembros de las tribus, liderados por el jeque Ibrahim al-Hafl, lanzaron el mayor asalto contra emplazamientos de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) desde el inicio de la rebelión tribal árabe contra las milicias pro estadounidenses el año pasado.

En agosto de 2023, la detención por las FDS del líder del Consejo Militar de Deir Ezzor desencadenó un levantamiento tribal en varias aldeas bajo control de las FDS. Este levantamiento evolucionó hacia una resistencia más organizada cuando el jeque Hafl anunció la formación de un mando militar para el «Ejército de Tribus y Clanes en el campo de Deir Ezzor» en septiembre.

Las fuerzas de ocupación estadounidenses han establecido bases en los yacimientos petrolíferos de Al-Omar y Conoco, en una región habitada en gran parte por comunidades árabes. Estados Unidos ha intentado caracterizar a estas tribus como una amenaza alineada con los intereses sirios e iraníes, de acuerdo con su enfoque de suprimir cualquier movimiento de resistencia que desafíe su agenda, incluido el presunto robo de petróleo y trigo sirios.

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