Mohamed Younis A Menfi afirmó que la guerra entre hermanos que tiene lugar en su país fue promovida por naciones extranjeras para controlar sus recursos naturales.

El presidente del Consejo Presidencial del Estado de Libia, Mohamed Younis A Menfi, condenó este miércoles el genocidio y la depuración étnica que comete la ocupación sionista contra el pueblo palestino.

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Durante su discurso ante dignatarios que participan en el 79 periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, A Menfi valoró que los crímenes de guerra del Estado israelí representan una transgresión horrenda del derecho internacional.

Exigió que la entidad sionista rinda cuenta, que cese la impunidad y que se elimine el riesgo de un conflicto regional. Defendió el derecho del pueblo palestino de establecer su estado independiente con Jerusalén como capital.

Al referirse a los conflictos internos de su nación, exacerbados desde Occidente para justificar la agresión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) contra el Gobierno de Muammar el Gadafi, en 2011, refirió que Libia ha sufrido durante más de diez años periodos de transición mancillados por conflictos no justificados y guerras entre hermanos.

Aseguró que el pábulo fue la injerencia extranjera con el propósito de debilitar el Estado, arraigar las divisiones y controlar sus recursos naturales, por no hablar de las decisiones políticas y sociales.

Trabajamos de manera firme para recuperar el control. Los desafíos resultan complejos, pero insistimos en hallar soluciones de consenso para unir a las partes y que acudan a la mesa de negociaciones en busca de una solución nacional, dijo.

Subrayó que no será sencillo, pues la actual crisis institucional es resultado además de la obstrucción sistemática que promueven algunos partidos políticos y el conflicto por privilegios y prerrogativas.

Asumimos la responsabilidad de velar por la seguridad de nuestro país y su fortaleza, así como hallar una solución política amplia, que nos conduzca a la estabilidad, a celebrar elecciones y renovar la legitimidad de todas las instituciones.

Aseguró que ello garantizará el ejercicio de la libre determinación por el pueblo libio, que tiene todo el derecho a decidir su destino y elegir a sus gobernantes. Apeló a la participación constructiva de las partes interesadas, de modo que se llegue a una solución por la vía pacífica y sin imposiciones ni injerencias extranjeras.

Además, instó a incrementar los esfuerzos para luchar contra la migración y el terrorismo ilegales, que afectan sobremanera a los Estados africanos.

Acerca del terrorismo, cuestionó el uso de enfoques militares y abogó por que se aborde como un fenómeno complejo y multifacético, que atienda sus causas estructurales e involucre más esfuerzos concertados a nivel regional e internacional.

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