Estudios recientes revelan que una mayor proporción de argentinos cree que la inflación es secundaria ante la posibilidad de quedarse sin empleo. En una Argentina donde el 49 por ciento de los hogares son pobres -según proyecciones de la Universidad Di Tella-, la reducción de la inflación de los últimos meses perdió relevancia ante la caída del valor real de sus salarios y la imposibilidad de cubrir los gastos cotidianos.

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A su vez, nueve de cada diez argentinos manifiesta estar preocupado por la situación actual y vislumbra un futuro amenazado por distintas inquietudes. 

Las finanzas personales están a la deriva: el 63 por ciento de los argentinos dejó de ahorrar, mientras que el 57 por ciento destina sus ahorros para afrontar gastos mensuales. La mayoría de la población, el 95 por ciento, define a la situación actual como regular y mala. 

“Hay que llegar a fin de mes, como sea, pero hay que llegar a fin de mes”, señala Yenifer Marote, una joven transeúnte entrevistada en una céntrica avenida de Buenos Aires. Dice haber perdido el empleo recientemente y no consigue dar con uno nuevo, indicando que “busco trabajo de lo que sea, porque en la vida trabajás de todo y no tengo miedo”.

No mejora

Si bien la inflación viene en descenso en los últimos meses, el presidente argentino Javier Milei inauguró su mandato con una devaluación del 50 por ciento que trajo como consecuencia una disparada de la inflación que, en el mes que asumió el Gobierno, se elevó desde un 12,8 por ciento al 25,5 por ciento. En enero fue del 20,6 y en febrero descendió a un 13,2 por ciento. Alcanzando en abril un 8,8 por ciento, lo cual fue presentado como un éxito económico de la actual gestión.

Pero en la carrera, los aumentos salariales quedaron muy por detrás y no sólo por el libre mercado: la combinación de una política de ajuste con una devaluación, la más abrupta en un sólo día desde la vuelta de la democracia, y la inflación acumulada produjeron una pérdida de poder de compra de los trabajadores. En la actualidad, el salario promedio es de 262 dólares mensuales y se convirtió en el más bajo de la región.

También aumentan los despidos como consecuencia de la marcada baja de la actividad comercial y productiva. Esta recesión fue promovida desde el Estado y trae como consecuencia una caída de la actividad, registrada en un 21 por ciento de marzo a marzo. Las ventas del comercio minorista en el sector pyme se retrajeron 25,5 por ciento en febrero, a precios constantes, y acumulan una caída del 27 por ciento en el primer bimestre del año. 

La crisis económica lleva a que empresarios y comerciantes se tengan que “achicar” y despedir empleados o directamente cerrar sus puertas. Según datos oficiales, las pymes acumulan más del 80 por ciento de los despidos y Milei ya igualó la marca de Mauricio Macri con casi 17.000 puestos de trabajo perdidos en los primeros cuatro meses de Gobierno.

Otro factor que afecta gravemente al país es la creciente deuda externa. Argentina es el país del mundo que mayor cantidad de dinero debe al Fondo Monetario Internacional (FMI) con una deuda de 32.000 millones de dólares, lo cual representa el 5,3 por ciento de su producto bruto interno (PBI).

Milei

«¿Ustedes se creen que la gente es tan idiota que no va a poder decidir? Va a llegar un momento donde la gente se va a morir de hambre”, dijo el presidente Milei en el Instituto Hoover de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos.

“De alguna manera va a decidir algo para no morirse. No necesito que alguien intervenga para resolverme la externalidad del consumo, porque alguien lo va a resolver», agregó.

Con este posicionamiento reafirma su decisión de no intervención ante una crisis que expulsa a cada vez más argentinos a la precariedad y el Estado se niega a asistirlos, en cuestiones tan elementales como la alimentación. 

El suministro de insumos a comedores populares que brindan comida a decenas de miles de personas fue interrumpido desde diciembre por el Ministerio de Capital Humano y la Justicia le ordenó el pasado lunes al Ejecutivo que distribuya “de modo inmediato” los alimentos entre los comedores. Pero la Casa Rosada anunció que apelará el fallo.

En tanto, Milei sigue de gira. El de esta semana fue el cuarto viaje a Estados Unidos en menos de seis meses de mandato y es cuestionado por la realización de viajes oficiales para fines públicos. El más resonante fue el viaje presidencial a España sin poner en aviso al Estado anfitrión y ser protagonista de un mítin opositor con duras críticas a la esposa del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Mientras, el Gobierno ya despidió 32 funcionarios, el último de ellos el jefe de Gabinete, Nicolás Posse. Su reemplazo, el antes ministro del Interior, Guillermo Francos, dijo a la prensa que “el presidente me eligió a mí porque con la política argentina se le hace complicado, no la entiende”.

Algo que toma sentido tras el fracaso del “Pacto de Mayo”, una convocatoria realizada por el presidente Milei el pasado 1° de marzo en la apertura de las sesiones legislativas y que convocó a los líderes de 23 provincias y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Sin embargo, la actividad organizada en la provincia de Córdoba sólo contó con el gobernador anfitrión.

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