A 7 años del 15-M España mantiene deudas con los indignados

El Movimiento 15-M, también llamado movimiento de los indignados, sacó en mayo de 2011 a miles de personas a las calles de España en protesta contra la crisis económica y la clase política. Aunque consiguieron parte de sus objetivos, la deuda sigue intacta.

Nacido como un movimiento apartidista, buscó generar un cambio entre la clase dirigente, resumida en el bipartidismo del Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Sin embargo, estas agrupaciones aún acumulan el poder en el Congreso de los Diputados.

“No nos representan” fue una de las consignas más populares del 15-M, en rechazo al PP y al PSOE, que siete años después han logrado salir victoriosos en las elecciones generales, a pesar de la irrupción del partido progresista Podemos.

Con Mariano Rajoy en el poder precisamente desde 2011, en su condición de presidente del Gobierno, el PP ha continuado sus políticas económicas de recortes en servicios públicos, incluido el derecho a la vivienda, que fue una una de las principales demandas.

Desde la tradicional Puerta del Sol de Madrid los indignados exigían el cese de los desahucios, que no se han detenido. La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) lideró esta reclamación.

De la PAH surgió Ada Colau, actual alcaldesa de Barcelona, cuya estrategia ha mejorado la situación en cuanto a derechos de la ciudadanía en la ciudad condal, empero en la nación todavía se esperan grandes cambios.

¿Ahora qué?

Este martes se espera que el Movimiento 15-M tome nuevamente la Puerta del Sol de la capital española, donde el lema “Confluyamos por los derechos y las libertades” resonará en las calles con la intención de revitalizar su accionar.

Con motivo de su séptimo aniversario, leerán un comunicado en el que esbozarán parte de su presente y su futuro. Se prevé que en esta jornada aboguen por mayor libertad de expresión y, en ese sentido, se presentará Josep Miquel Arenas Beltrán, más conocido por el nombre artístico de Valtonyc.

El rapero español fue condenado a tres años y medio de prisión por injurias al rey Felipe VI y supuesto enaltecimiento del terrorismo, en una sentencia que creó polémica en el país ibérico.

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