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El Comando de la Guarnición de Carúpano fue el encargados de informar al pueblo sobre la sublevación contra un Gobierno que no tomaba en cuenta a las mayorías.

El Comando de la Guarnición de Carúpano fue el encargados de informar al pueblo sobre la sublevación contra un Gobierno que no tomaba en cuenta a las mayorías. | Foto: Centro Nacional de Historia

Publicado 4 mayo 2022



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El frustrado movimiento militar constituyó la simiente de corrientes patrióticas y antiimperialistas, que eclosionarían 30 años después, el 4 de febrero de 1992.

El 4 de mayo de 1962 estalló en la ciudad de Carúpano del estado Sucre, noreste de Venezuela, una rebelión conocida como el Carupanazo, que representó una acción cívico-militar de carácter antiimperialista y revolucionaria, que integró a militares progresistas y dirigentes civiles revolucionarios contra el Gobierno de Rómulo Betancourt.

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El movimiento generado en seno de la Fuerza Armada Nacional durante los años sesenta del siglo XX estuvo dirigido por el capitán de Corbeta Jesús Teodoro Molina Villegas, el mayor Pedro Vegas Castejón y el teniente Héctor Fleming Mendoza, y se erigía en rechazo a las políticas entreguistas del Gobierno del momento, que daba continuidad a 40 años de la doctrina Puntofista.

Los insurrectos sumaban unos 350 militares, quienes se alzaron junto a civiles rebeldes contra el Gobierno nacional ocupando las calles y edificios de la ciudad, así como el aeropuerto y la emisora Radio Carúpano. 

Fue desde de la emisora de radio donde lanzaron el manifiesto que daría inicio a la insurrección a nombre del Movimiento de Recuperación Democrática, donde estaban involucrados dirigentes del Partido Comunista de Venezuela como Eloy Torres, Douglas Bravo y Germán Lairet y por el Movimiento de Izquierda Revolucionaria como Simón Sáez Mérida entre otros.

Muchos de sus protagonistas actuaron en el desplazamiento insurgente de buques de guerra, que en la noche del 22 y madrugada del 23 de enero de 1958, resultó crucial, para la definición de sectores indecisos en el levantamiento contra Marcos Pérez Jiménez. 

El expresidente Rómulo Betancourt aplicó una política entreguista, su Gobierno estuvo marcado por las persecuciones contra los sectores de izquierda en el país. Foto: Getty Images

Para 1962, dos bandos se disputaban el poder en el país, el bloque histórico encabezado por Rómulo Betancourt con la alianza AD-Copei y apoyo de Fedecámaras y el alto clero, y la izquierda insurgente que proclamaba la liberación nacional y las reivindicaciones a favor del pueblo.

El mismo 4 de mayo, en alocución por radio y televisión, Betancourt expuso sus alegatos para repeler la acción, tachándola de “movimiento cubanizado”, al tiempo que atribuyó los hechos a “unos dos o tres (oficiales) influenciados por las doctrinas totalitarias de la extrema izquierda”, lo que le granjearía el favor de los grupos económicos, el alto clero y el Departamento de Estado de los EE.UU. 

"La crisis económica, el despilfarro de los dineros públicos, la hipoteca irresponsable del país, el peculado y la ineficiencia del Gobierno han conducido al país a la peor situación de su historia y golpea por igual a pobres y ricos." Manifiesto de las Fuerzas Armadas al pueblo y a la nación Foto: Centro Nacional de Historia 

Finalmente, luego de tres días de enfrentamientos y persecuciones, el movimiento fue sofocado, sin embargo, constituyó la simiente de corrientes patrióticas y antiimperialistas, que eclosionarían 30 años después, el 4 de febrero de 1992.

El 5 de mayo las tropas gubernamentales tomaron el control de Carúpano y sus alrededores. Fueron detenidas más de 400 personas involucradas en la asonada, entre militares y civiles.


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