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El cine llegó a América Latina en el año 1896, un año después de su primera exhibición pública en París.

El cine llegó a América Latina en el año 1896, un año después de su primera exhibición pública en París. | Foto: Relato GT

Publicado 31 agosto 2019



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Hace 122 años, Thomas Alva Edison inventó el primer aparato que permitía ver imágenes en movimiento: el kinetoscopio, con el sentaba las bases para el futuro desarrollo del cine.

El cine latinoamericano tiene un poder transformador, tradicionalmente niega el modo de vida burgués para entregar a las masas una obra de arte donde ellos mismos se reconozcan.

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Durante años ha rechazado la perfección comercial del estilo de Hollywood para encontrar una voz propia, derivada de una identidad cultural única y diversa con miras a un cambio social y político.

Una de sus metas es convertir a los espectadores en sujetos de cambios, en actores sociales que reflexionen sobre su realidad y adquieran consciencia de las problemáticas de su país. Es la realidad la trama principal de estas películas.

Es un cine de autor, reflexivo, politizado e incisivo que se ha gestado al calor de los movimientos sociales de liberación nacional ligados al pensamiento de izquierda y en búsqueda de una sociedad más auténtica y democrática.

Telesur hoy  trae cinco películas latinoamericanas que han deslumbrado al mundo por su calidad estética y contenido.

Memorias del Subdesarrollo (1968)

Desde muchas dimensiones, esta película dirigida por el cubano Tomás Gutiérrez Alea, “Titón”, aborda el proceso que vivió en hombre burgués en la Cuba revolucionaria.

Inspirado en el libro homónimo de Edmundo Desnoes, Guitierrez narra la vida de un hombre alienado, incapaz de defenderse del pasado,  hastiado del subdesarrollo pero incapaz de sumarse al proceso transformador revolucionario. Es solo un testigo que observa y se queda al margen de la Cuba revolucionaria.

Con un excelente proceso de montaje, la película entremezcla el presente con el pasado, intervenciones subjetivas y deliberadas, secuencias narrativas con estética documental.

La cámara en mano es un personaje más que deambula por las calles de La Habana y nos cuenta qué sucede. Se crea una atmósfera de incertidumbre y desorden a partir del lenguaje de la película contraste claramente con el estilo de Hollywood. Este montaje exige al espectador que realice su propia decodificación.

 

Amores Perros (2000)

Si hablamos de un cine nítido que refleja como espejo la realidad latinoamericana debemos mencionar Amores Perros.

Un filme que no intenta reconciliarnos con nosotros mismos ni darnos lecciones de vida solo mostrarnos tal cual somos, imperfectos y frágiles.

Del realizador mexicano Alejandro González Iñárritu, la película ha sido catalogada como una de esas que hacen grande al cine.

La cinta que logra con una efectividad indiscutible captar la atención del espectador por 2 horas y medias, muestra una intensidad particular y una mirada de autor. Críticos han celebrado su  concepción de la puesta en escena, en la movilidad de la cámara, el timing de la edición y la calidad de las actuaciones.

Amores perros narra tres historias que coinciden en un trágico punto en común y la consolidan como una obra cinematográfica de valor elevado. La excelente fotografía de Rodrigo Prieto logran mostrar la crudeza y la desesperación de los protagonistas que al mismo tiempo que nos perturban, nos hacen un poco más lúcidos y más conscientes.

 

El secreto de sus ojos (2009)

Esta película dirigida por el argentino Juan José Campanella y basada en la novela La pregunta de sus ojos de Eduardo Sacheri presenta dos temas principales: el amor y la nostalgia

El thriller que se desarrolla en el año 1974 narra la historia de Benjamín Espósito, quien tras su jubilación como empleado de un Juzgado Penal decide pasar el tiempo libre escribiendo un libro en que cuenta la historia de su pasado. Reviviendo el pasado, viene también a su memoria el recuerdo de una mujer, a quien ha amado en silencio durante años.

Con una puesta en escena de latente sobriedad, la cinta atrapa al espectador con una trama verosímil, llena de giros y matices al involucrar componentes del policial negro en el que se dan tanto el crimen pasional como la violación de la ley por las propias instituciones estatales, en este caso, de la Argentina de los años setenta.

Aborda reflexiones interesantes frente al tema de la pasión en sus múltiples formas:  el amor, la venganza, el fútbol y la bohemia. El final sacude al espectador con un desenlace insospechado que deja al margen cualquier discurso moral sobre la venganza y los límites entre el deseo individual y las leyes impuestas por un colectivo.

 

Whisky (2004)

Es una comedia uruguaya dirigida por Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll, producida en conjunto con Argentina, Alemania y España. Esta narra una historia de amor, celos y traición. Un enrevesado triángulo protagonizado por tres personajes decadentes.

La película que toma este nombre por que es la palabra que usan en Uruguay para que la gente sonría al tomar una foto, esta valorada como una película sencilla pero inteligente, pletórica pero absolutamente humana, está centrada en tres personajes maduros: el pusilánime dueño de una fábrica de calcetines, su fiel empleada y el hermano del primer personaje, que vive en Brasil y regresa a Uruguay para la ceremonia fúnebre de su madre.

La trama plantea temas importantes como  la soledad, el hastío, las ganas de vivir una vida triste, sin sentido y prácticamente carente de emoción con adecuados términos visuales y dramáticos  a través de una estética minimalista y un ascetismo expresivo

Expertos señalan que una de las claves del éxito de Whisky es la manera en la que sus directores retrataron, con una impronta propia y con influencias cinematográficas como la del finlandés Aki Kaurismaki, la esencia y la idiosincrasia uruguaya, caracterizada por una cierta grisura y melancolía.

 

Ciudad de Dios (2002)

Esta es una película de acción brasileña basada en el libro homónimo de Paulo Lins (1997), con un guión de Bráulio Mantovani y bajo la dirección de Fernando Meirelles y Kátia Lund.

Además de su calidad en los elementos visuales, técnicos y estéticos, su éxito también se debió al mensaje social que transmite, pues muestra un Brasil desconocido para muchos y que pocos quieren ver.

La cinta narra la vida de varios personajes que viven en Ciudad de Dios, una favela ubicada en Río de Janeiro. Buscapé, el narrador-protagonista, cuenta la historia de la comunidad según su perspectiva, desde su infancia.

Mientras el protagonista huía de la violencia, los chicos de su edad como Dadinho y Bené acompañaban a los delincuentes de la región a cometer crímenes. Dadinho se convirtió en Zé Pequeño, un peligroso bandido que tomó todos los locales de tráfico de droga y se convirtió en dueño de la región.

La película tuvo un gran impacto internacional al ser nominada al Oscar en las categorías mejor director, mejor guion adaptado, mejor fotografía y mejor montaje.

Ciudad de Dios gira en torno a la pobreza y la violencia. No cuenta solo la historia del protagonista sino de un lugar marcado por estos vejámenes durante más de tres décadas.

 


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