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Pueden quedar meses de incendios, pues la crisis comenzó antes del verano austral, temporada de altas temperaturas y sequía que se extiende hasta marzo.

Pueden quedar meses de incendios, pues la crisis comenzó antes del verano austral, temporada de altas temperaturas y sequía que se extiende hasta marzo. | Foto: EFE

Publicado 21 diciembre 2019



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En Nueva Gales del Sur, en estado de emergencia por séptimo día, unos 2.500 bomberos se enfrentan a 118 focos, más de la mitad fuera de control.

Las graves incendios en Australia continuaron este sábado, cuando el país afrontó altas temperaturas cercanas a los 47 grados Celsius y fuertes vientos que podrían agravar los centenares de fuegos que arden en el territorio y han provocado cuatro muertes en las últimas 48 horas.

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La periferia de Sídney, la mayor ciudad del país, concentró gran parte de los esfuerzos de los bomberos esta jornada, pues los fuertes vientos -que se prevé alcancen los 80 kilómetros por hora- dificultan las tareas de contención y extinción de las llamas. Las autoridades declararon la zona y sus alrededores en condiciones catastróficas, el máximo nivel de alerta por incendios en Australia.

El comisionado del Servicio Rural de Bomberos del estado de Nueva Gales del Sur, Shane Fitzsimmons, detalló que en el área hay al menos una persona desaparecida y "múltiples" propiedades han quedado calcinadas, alertando que "todavía tenemos la noche por delante".

En Nueva Gales del Sur, en estado de emergencia por séptimo día, unos 2.500 bomberos se enfrentan a 118 focos, de los cuales más de la mitad están fuera de control y algunos en expansión hace más de un mes. En el fuego en Green Wattle Creek, a unos cien kilómetros al suroeste de Sídney, el pasado jueves fallecieron dos bomberos y tres resultaron heridos.

Los bomberos alertaron además de la formación de una tormenta eléctrica sobre unos incendios a unos 190 kilómetros al sur de Sídney y que podría formarse otra en Gospers Mountain, lo que describieron como "una situación muy peligrosa" en su cuenta de Twitter.

Por otra parte, el fuego es alimentado por la ola de calor que afecta gran parte del país, donde esta semana se ha roto dos veces el récord de temperatura media nacional, que ascendió a 41.9 grados el pasado miércoles, muy superior a la marca anterior de 40.3, correspondiente a 2013, según datos de la Oficina de Meteorología Australiana.

"Los fuegos no serán controlados hasta que tengamos una lluvia decente", alertó Fitzsimmons, lo que significa que pueden quedar meses de incendios, pues la crisis comenzó antes del verano austral -inicia el 21 de diciembre- una temporada de altas temperaturas y escasez de lluvia que se extiende hasta el 21 de marzo.

Nueva Gales del Sur, afectado también por una de las peores sequías en Australia tras un invierno inusualmente cálido y seco, presenta un saldo a causa de los incendios de  de este año de ocho muertos, 800 casas calcinadas y casi 30.000 kilómetros cuadrados de terreno devastado, lo que ha obligado a cortar algunas de las principales carreteras de la zona.

La situación por incendios también se ha agravado en el estado de Australia del Sur, donde el jefe del gobierno estatal, Steven Marshall, confirmó hoy la muerte de la segunda persona en dos días. En este estado al menos 23 bomberos han sido heridos y las llamas han arrasado 40.000 hectáreas de terreno y unas 15 viviendas además de ganado.

Igualmente, las autoridades del estado de Victoria se han puesto en alerta ante un incendio cerca de Nueva Gales del Sur, donde los residentes fueron alertados de que "es demasiado tarde para evacuar". 

El humo de los incendios ha provocado que varias ciudades del país superen estos días los índices de contaminación que habitualmente se registran en urbes asiáticas con altos niveles de polución, aumentando la contaminación del aire a niveles tan peligrosos que las autoridades sanitarias han declarado la "emergencia de salud pública".       

"Las personas de edad, los niños y el personal que trabaja al aire libre corren un riesgo especial", aunque todos los habitantes de Nueva Gales del Sur se enfrentan a prolongadas emanaciones de humo, explicó Kim Loo, miembro de la organización no gubernamental Médicos por el Medio Ambiente.

Asimismo, afirmó que los servicios médicos no están preparados y los hospitales se encuentran desbordados por pacientes con problemas respiratorios o agotamiento ante las altas temperaturas.     

La oleada de incendios ha multiplicado las protestas dirigidas contra la política climática del Gobierno conservador de Scott Morrison, contrario a adoptar medidas para combatir el calentamiento global, pues la economía australiana depende en gran medida de la exportación de combustibles fósiles, especialmente de carbón.


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