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La mortalidad por el nuevo coronavirus de ese país está por encima de la media, con el siete por ciento de los casos reportados de fallecidos.
Las autoridades egipcias temen un aumento de casos de la Covid-19 con el inicio del Ramadán debido a las prácticas socializadoras vinculadas a esa tradición.
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Ya se cerraron las mezquitas por una orden del Ministerio de Dotaciones y se convocó a los creyentes a convertir cada casa en un templo. Asimismo, se cancelaron los Iftar o festines culinarios masivos organizados habitualmente en plena calle al atardecer, con el fin de romper el prolongado ayuno.
Sin embargo, lo preocupante es que las medidas de distanciamiento social se distiendan mientras acontece esa etapa. No obstante, las autoridades tiene dudas sobre si será posible para la mayoría del pueblo egipcio seguir las medidas orientadas.
Recientemente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) insistió en la cancelación de las reuniones religiosas. En tiempos de Ramadán, los seguidores del Islam suelen confraternizar en familia y entre amigos.
Aunque Egipto, con 100 millones de habitantes, ha diagnosticado hasta la fecha más de 3.000 infecciones por el nuevo coronavirus y lamentado 264 muertes, varios expertos afirman que las cifras son bajas teniendo en cuenta la densidad poblacional.
Según las estadísticas, Egipto alcanzará el nivel de contagio más alto a mediados o finales de mayo, coincidiendo con el cierre de la festividad, la más importante dentro de la tradición islámica.
El propósito de las nuevas medidas es limitar el pico a 250 o 300 infectados como máximo por jornada. Si sobrepasan el rango previsto, entonces el Ministerio de Salud no tendrá más opción que solicitar al Gobierno la implementación de medidas más estrictas.
