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En la última etapa de su vida, Tutu concentró sus esfuerzos en temas sociales y en campañas globales como la promoción de la Alianza de las Civilizaciones  en 2005.

En la última etapa de su vida, Tutu concentró sus esfuerzos en temas sociales y en campañas globales como la promoción de la Alianza de las Civilizaciones en 2005. | Foto: EFE

Publicado 26 diciembre 2021



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El arzobispo protestante sudafricano falleció a sus 90 años este domingo en Ciudad del Cabo dejando un profundo legado.

El arzobispo emérito sudafricano Desmond Tutu, un referente mundial en la lucha por los derechos humanos, quien ganó el Premio Nobel de la Paz en 1984 por su lucha incansable contra el sistema racista del apartheid, murió en la mañana del domingo en Ciudad del Cabo (suroeste) a sus 90 años tras toda una vida dedicada a defender a los oprimidos.

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Nacido en 1931 en Klerksdorp, una pequeña localidad al suroeste de Johannesburgo, Tutu aspiraba a ser médico, aunque la falta de recursos de su familia hizo que, en definitiva, se formase como maestro, la profesión de su padre.

Entre los años 1954 a 1957 ejerció como maestro de escuela y no fue ordenado pastor anglicano hasta 1960, tras haber cursado Teología.

Los siguientes quince años, con una estancia en Londres de por medio, la pasó consagrada al estudio y en 1975 fue designado decano de la catedral anglicana de Johannesburgo, cargo al que por primera vez accedía un hombre negro.

En esa ciudad fijó su residencia en el distrito de guetos de Soweto, donde fue testigo de una de las etapas más convulsas del apartheid, las cuales vieron las protestas estudiantiles de 1976 y en las que murieron más de 600 personas, la mayoría jóvenes, como mayor exponente.

En 1977 fue nombrado obispo de Lesoto y, un año después, fue designado secretario general del Consejo de Iglesias Sudafricano.

En esa época, empezó a manifestar abiertamente su apoyo al movimiento de la Conciencia Negra e intensificó su activismo antiapartheid hasta convertirse en una personalidad de resonancia internacional.

En 1982, en ocasión de una homilía expresó que "El apartheid, el desarrollo separado o como se llame, es malvado [...] Es anticristiano y antibíblico. Si alguien me demuestra lo contrario, quemaré mi biblia y dejaré de ser cristiano".

Por su incansable lucha contra el régimen racista del apartheid, Tutu recibió el Premio Nobel de la Paz en 1984, dos años antes de convertirse en el primer negro a cargo del Arzobispado Anglicano de Ciudad del Cabo (suroeste).

Estuvo al frente de este hasta 1996, ya con el apartheid desmantelado desde 1991 y Sudáfrica liderada por Nelson Mandela, el histórico luchador antirracista

Como presidente desde 1994, Mandela, quien describía al arzobispo como "la voz de los de los que no tienen voz", puso en manos de Tutu la tarea de presidir la Comisión de la Verdad y Reconciliación, un organismo encargado de sacar a la luz las atrocidades cometidas durante el apartheid.

Un año después de haberse jubilado como líder de la Iglesia Anglicana sudafricana se le diagnosticó un cáncer de próstata y empezó a recibir tratamiento, pero en los años posteriores sufriría varias recaídas.

En la última etapa de su vida, Tutu concentró sus esfuerzos en temas sociales y en campañas globales como la promoción de la Alianza de las Civilizaciones (2005), una iniciativa para avanzar en el diálogo entre el mundo islámico y el occidental y combatir el extremismo, o la lucha contra el cambio climático.

Aunque en octubre de 2010 anunció su retirada de la vida pública y las complicaciones de salud le llevaron en varias ocasiones al hospital en los años posteriores, Tutu participó ocasionalmente en actos y recibió numerosos reconocimientos internacionales.

En este 2021 había dado ejemplo figurando entre los primeros en vacunarse contra la Covid-19 cuando la campaña se abrió a la población general y votando en las elecciones municipales del pasado 1 de noviembre.

Sus últimas palabras públicas habían sido en un breve vídeo emitido el día de su 90 cumpleaños (el 7 de octubre) durante una conferencia en línea en su honor.

Personalidades políticas de todo el mundo han comenzado a expresar sus condolencias por la muerte del líder sudafricano.


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