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En poder de la Fiscalía venezolana, hay más de 56 horas de filmación de distintas videollamadas entre los golpistas.

En poder de la Fiscalía venezolana, hay más de 56 horas de filmación de distintas videollamadas entre los golpistas. | Foto: VTV

Publicado 26 junio 2019



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Los cuerpos de Inteligencia de Venezuela lograron desarticular un nuevo intento de golpe de Estado contra las autoridades legítimas del país.

Los organismos de Inteligencia del Gobierno de Venezuela lograron desarticular un nuevo intento de golpe de Estado contra las autoridades legítimas, reveló este miércoles el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez.

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El plan de la derecha venezolana, que contó con amplio apoyo de Gobiernos extranjeros, fue infiltrado y neutralizado tras más de un año de operaciones de seguimiento y acopio de evidencias.

Más de 56 horas de filmación de distintas videollamadas entre los golpistas, pruebas de entregas de dinero, testimonios, confesiones, así como conversaciones radiales y de telefonía satelital, forman parte del material compilado por las autoridades, que ya fue entregado a la Fiscalía.

"Hacíamos seguimiento de inteligencia desde hace 14 meses" monitoreando las reuniones clandestinas de la oposición, "estuvimos en todas las reuniones", develó Rodríguez en una rueda de prensa donde mostró parte de las pruebas conseguidas.

¿En qué consistía el plan golpista?

La conjura tenía como objetivo el derrocamiento de la Revolución Bolivariana y el asesinato de varios de sus principales dirigentes, para crear un clima de desestabilización en la nación suramericana.

Con fecha tentativa para el 23 y 24 de junio de 2019, las acciones terroristas iniciarían con un operativo para liberar al general venezolano Raúl Isaías Baduel, detenido en las instalaciones del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), con el propósito de que este se autoproclamara como presidente del país.

El acto de usurpación del poder estaba estipulado para realizarse en los estudios de Venezolana de Televisión (VTV) y la Televisora Venezolana Social (TVES), cuyas instalaciones debían ser previamente asaltadas y tomadas por un grupo comando.

En paralelo, agentes especiales israelíes, colombianos y norteamericanos, ingresarían a territorio venezolano en tres grupos de combate predeterminados con los nombres en clave de Sucre, Lander y Ulises.

El primer núcleo terrorista tenía como misión la toma del Palacio de Miraflores (sede de Gobierno), la captura y ejecución del jefe de Estado Nicolás Maduro; la primera combatiente, Cilia Flores; el presidente de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), Diosdado Cabello; y el protector del estado Táchira, Freddy Bernal.

El grupo Lander, por su parte, pretendía tomar la sede de la dirección general de Contrainteligencia Militar (DGCIM) y detener al ministro de Interior, Néstor Reverol. De las órdenes de operaciones incautadas a los terroristas, se desprende que esta célula conformada por elementos del paramilitarismo colombiano también tenía previsto incursiones contra instalaciones de la Fuerza de Acciones Especiales (FAES) de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) en las barriadas de Petare; la Base Aérea Militar Francisco de Miranda en La Carlota; y los batallones del Ejército Ayala y Bolívar, en el Fuerte Tiuna de Caracas (capital), donde se resguarda un amplio arsenal.

La célula extremista Ulises, que contaría entre sus integrantes a agentes de la inteligencia estadounidense, planificaba la captura del director del Sebin, Gustavo González López. Debía también prestar funciones de seguridad y contención al grupo Lander.

Operaciones paralelas

Para asegurar el éxito de la arremetida golpista, otras unidades terroristas trabajarían en paralelo para bloquear las principales vías de acceso a la ciudad capital, con acciones de sabotaje en el Túnel La Cabrera, y en las entradas a Caracas de Petare y Tazón.

Allí, un militar retirado identificado como Rafael Acosta Arévalo (alias “Gonzalo”), según surge de las escuchas telefónicas, iba a ser el encargado de hacer explotar una antena de comunicaciones.

El experto explosivista encabezaría también un asalto a las bóvedas del Banco Central de Venezuela (BCV), donde además de hacerse con reservas de oro y camiones de caudales, los golpistas querían tomar el control de un parque de armas. En las conversaciones infiltradas por los cuerpos de Inteligencia, hablaban de tomar las "146 escobas" en referencia a los fusiles.

Otro segmento del plan incluía el asesinato de reconocidos líderes de los movimientos sociales del chavismo en la emblemática parroquia del 23 de enero de Caracas, y de médicos, y recreadores deportivos y culturales cubanos adscriptos a las misiones Barrio Adentro Médico, Barrio Adentro Cultural, y Barrio Adentro Deportivo. En este participarían exfuncionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC), algunos de ellos con los alias “Marina", "Cheo", "Camilo" y "Gonzalo", ya detenidos por las fuerzas de seguridad.

Coordinación de las acciones

Desde República Dominicana el general de brigada retirado, Eduardo José Báez Torrealba, alias "Mariscal", dirigiría parte del entramado criminal en permanente comunicación con Antonio Rivero, alias "Peregrino”, y un abogado llamado Ángel Ortiz , nombre en clave “Arcángel”.

Surge asimismo el nombre del general en situación de retiro, Ramón Antonio Lozada Saavedra. Todos estas personas tienen órdenes de captura libradas por la Justicia civil y militar venezolana, y en las próximas horas se le solicitará a la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) su aprensión internacional, informó el ministro Rodríguez. 


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