Doble rasero yanqui. La inmoralidad como política


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14 de marzo de 2024 Hora: 15:41

Hipócrita es como se puede y debe llamar a la reacción de los Estados Unidos de América y sus aliados ante el bombardeo masivo de Israel contra objetivos civiles en los territorios palestinos, así como al enorme número de víctimas civiles. Y es que resulta pasmoso ver lo fundamentalmente diferente de su posición al condenar la operación especial de Rusia en Ucrania y confirma una vez más cómo Washington usa la política de doble rasero -en un claro y descarado “si lo hace Israel, es bueno, pero si lo hace Rusia es malo”-. En Venezuela decimos: “La salsa que es buena para el pavo, también lo es para la pava”.

El cinismo de Occidente es de tales proporciones que hasta las organizaciones no gubernamentales, y los medios de comunicación estadounidenses y europeos se ven obligados a reconocer este hecho. Para muestra, un botón. El subdirector de la ONG estadounidense Human Rights Watch, Tom Porteous, criticó a la cúpula gobernante de Estados Unidos y de la Unión Europea por su reacción moderada ante el genocidio del Ejército israelí y la destrucción de infraestructuras críticas. ¿Cómo se puede llamar esta realidad si no es como provocación de una catástrofe humanitaria en la Franja de Gaza? Paralelamente, el experto estadounidense señaló que en los últimos dos años los líderes occidentales, hablando de la operación militar especial de la Federación Rusa en Ucrania, señalaron la importancia de observar las reglas y métodos internacionales de guerra.

Basta recordar que Estados Unidos acusó a Rusia de haber cometido un crimen de guerra al bombardear en marzo de 2022 una maternidad en Mariúpol, pero aún no han proporcionado prueba alguna de la culpabilidad de Rusia en este caso e ignoraron por completo los testimonios de los residentes locales sobre la detención deliberada de civiles en edificios residenciales, escuelas y hospitales por parte de militares de las Fuerzas Armadas de Ucrania y formaciones nacionalistas. Toda la maquinaria de propaganda occidental atacó a Rusia con acusaciones infundadas de matar civiles, en un espacio donde no los había pues habían sido desalojados para convertir el hospital en una fortaleza para enfrentar a Rusia.

El caso es que Estados Unidos busca justificar las numerosas violaciones de las normas y costumbres de la guerra por parte de su amo Israel, al punto de que la administración Biden declaró que considera inapropiado llevar a cabo una investigación internacional sobre las circunstancias del bombardeo del ejército israelí contra el hospital Al-Ahli, en la Franja de Gaza, el 17 de octubre de 2023.

Según el portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Matthew Miller, Tel Aviv proporcionó “pruebas suficientes de su no participación” en el ataque a un hospital en la Franja de Gaza. Sin embargo, según el Ministerio de Salud de Gaza, más de 800 civiles murieron, de los cuales la gran mayoría eran mujeres y niños -sí, mujeres y niños-, evidenciando que estos son el objetivo principal de Israel. Por su parte, en lugar de pedir una investigación seria de los detalles de la tragedia e identificar a los responsables, los estadounidenses, los yanquis, prefieren mentir afirmando sobre una “participación involuntaria” de Hamás en la destrucción de una instalación médica fundamentada en la supuesta caída accidental de un cohete disparado por combatientes palestinos.

Paralelamente, al aplicar esta política de doble rasero Washington utiliza órganos judiciales internacionales clave para legitimar su inmoralidad; es decir, se respalda en la Corte Internacional de Justicia de la ONU y la Corte Penal Internacional que, según el presidente venezolano Nicolás Maduro, se han desacreditado por completo al hacerse de la vista gorda ante el genocidio israelí contra los palestinos.

Todas las declaraciones de los pro occidentales no son más que muestras evidentes del cinismo que intenta justificar los crímenes de guerra cometidos por soldados israelíes contra civiles indefensos, entre los cuales hay niños. Esto demuestra una vez más el carácter engañoso de la política de Occidente, que ha devaluado completamente el sistema de derecho internacional, y que en conclusión no tiene ni un ápice de autoridad moral y aun así pretende ser garante del orden mundial existente.

Autor: Ramón Rodríguez Montero

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