Ecuador: una fragilizada democracia en clave electoral

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Foto: EFE


Por: Irene León

12 de abril de 2025 Hora: 14:33

Un spot gubernamental, que es a la vez publicidad de campaña del candidato a la reelección, Daniel Noboa, describe al mercenario Erik Prince como un bienhechor que, gracias a las influencias del presidente, ha aceptado asesorar al país para liberarlo del ‘narcoterrorismo’ y otros males.

Por su parte, el mercenario estadounidense, protegido por cientos de policías ecuatorianos, aparece en un barrio popular de Guayaquil, desde donde arenga: “… el pueblo ecuatoriano puede elegir la ley y el orden o puede elegir hacer que Ecuador se parezca a Venezuela, un narco estado con un procesamiento masivo de drogas, con toda la criminalidad, el socialismo y la desesperación…»

Erik Prince, el chico más malo del mundillo del mercenariado, conocido internacionalmente por sus operativos al margen de la ley, con masacres y violaciones de los derechos humanos, en estos días electorales es presentado en ciertos medios como un pacificador. Pero su perspectiva es injerencista y en un arranque de sexismo arremete contra la dignidad de la candidata Luisa González (Revolución Ciudadana), que según la mayoría de encuestadoras es la más opcionada para las elecciones presidenciales del próximo 13 de abril.

Entre tanto, el presidente y candidato derechista Daniel Noboa (ADN), anfitrión y coideario[1] de Prince, habla de un ‘acuerdo estratégico’ que rubricó en días pasados con este, como un avance de la cooperación internacional con ‘países amigos’, olvidando que Prince no es un mandatario y que su empresa Academi -ex Blackwater- no es un Estado sino un simple negocio. Enfatiza además en que esto es apenas el inicio de planes similares para ulteriores operativos marítimos.

Rumbo a la militarización total, la oferta de campaña de Noboa focaliza en el establecimiento de bases militares e infraestructuras estadounidenses, proyectadas como parte de acuerdos militares suscritos con ese país, que le otorgan total inmunidad para desembarcar en aire, mar, tierra y ciberespacio. Estos elementos, más la declaratoria de conflicto armado interno (2024), definen a la militarización como uno de los ejes centrales de la oferta de Noboa que, con una perspectiva de corte anarco-capitalista, sustenta también la subordinación del Estado a los intereses del mercado.

En las antípodas está Luisa González, que propone un pacto ético para pacificar al país y restituir el tejido democrático y la institucionalidad destruidos en los últimos años. A diferencia de la actual situación de aislamiento internacional, donde se visualiza apenas una relación bilateral con Estados Unidos e Israel, la candidata plantea una política exterior caracterizada por el retorno a la integración regional y al multilateralismo.

González plantea redinamizar la economía y la producción nacional y articula las políticas de estado en torno a la justicia: económica, geopolítica, social, cultural, de género y más. Marca un contraste con la otra candidatura su perspectiva de igualdad y diversidades, sobre cuya base ha desarrollado un amplio tejido de alianzas con los pueblos originarios, afrodescendencia, movimientos sociales y otros.

Al cierre de la campaña electoral, ante el escenario de una eventual victoria de Luisa González, en las redes sociales abundan las noticias falsas y un ejército de trolls la asocian con dudosos actos y personajes. Mientras en la vida real, hay alertas ante medidas tomadas por el Consejo Nacional Electoral, como cambios de última hora en recintos electorales. Preocupan asimismo eventuales arbitrariedades que podrían provenir del contexto de ‘conflicto armado interno’ o de la agudización del lawfare, que se expresa en estos días en la persecución a gobiernos locales del Movimiento Revolución Ciudadana y, peor aún, en serias amenazas contra la vida de la candidata González.

Aun así, si la tendencia marcada se concreta, Luisa González sería la primera presidenta electa. En ese caso, la agenda inmediata será desafiante, especialmente porque se trata de un país que, en un corto tiempo, pasó de ser el segundo más seguro de la región a colocarse entre los más violentos del mundo.  Para marcar un giro, se tendrá que establecer una estrategia frente al crimen organizado y los capitales ilícitos, que se mueven principalmente en los sectores exportador y financiero, que son omitidos en la actual agenda militarista.

Una avanzada de personajes de la extrema derecha internacional, como la presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, hacen presencia desde ya para acompañar a su coideario ecuatoriano. A la vez, un grupo de parlamentarios demócratas estadounidenses, en una carta enviada al Secretario de Estado Marco Rubio, alertan sobre infracciones cometidas por el candidato Noboa y los riesgos de una profundización de la crisis democrática si no se respeta la normativa electoral.   En territorio, con un empate literal en primera vuelta, las dos candidaturas se medirán el 13 de abril para dirimir por cuál de los dos polos apuesta el pueblo ecuatoriano.


[1] Coinciden en los entornos de la estadounidense MAGA y la Conferencia Política de Acción Conservadora -CPAC-

Autor: Irene León

Fuente: La Jornada

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