El arte de la política: El congreso del PSUV con el realismo de Brodsky

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A Brodsky le encargaron capturar en óleo la reunión de los asistentes al segundo Congreso de la Internacional Comunista.


Por: David Gómez Rodríguez

7 de febrero de 2025 Hora: 10:43

Salvando las distancias históricas e ideológicas, el retrato del Congreso del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) más allá de enfatizar con precisión en los rostros que lo componen, como lo hace Isaak Brodsky en su emblemática obra “II congreso de la internacional comunista” (1920-1924), debe definir el poder del movimiento político, el momento histórico actual y las banderas de lucha fundamentales, como si se tratara de la obra “El abanderado” de Gabriel Bracho, que está llena de dinamismo. No obstante, a pesar del formalismo, Brobsky nos permite pensarnos en la historia, reconociéndonos en cada pincelada para reflexionar sobre los aciertos y las contradicciones de experiencias revolucionarias pasadas, no únicamente como actores, sino como parte de una composición mucho más grande, elocuente y compleja. Es así que pintar un congreso con realismo impone el reto de confrontarnos con nosotros mismos, porque realmente se trata de un autorretrato de las utopías que encarnamos, lo que implica ser realistas de una manera no ortodoxa, más bien procurando en los ideales lo justo y lo sublime para salir fortalecidos con un método y un programa que permita seguir garantizando avances y victorias, que se conecten con las aspiraciones de la ciudadanía y muy en lo profundo con aquellas premisas de la comintern, pero que hoy se transforman iluminadas por el bolivarianismo, la identidad originaria de nuestros pueblos y el legado socialista e insondable del Comandante Hugo Chávez.

Desde el 4 de febrero, día de instalación del Congreso y Día de la Dignidad Nacional, el ambiente es alegre y se siente un entusiasmo intenso, todo lo permea los debates que se calientan en la medida que se tocan temas como la configuración de bloque histórico, la paridad de género en las representaciones políticas, el método de elección de los próximos candidatos para las contiendas electorales y la estrategia de abordaje a las comunas desde el Partido. Consignas, estadísticas y citas de teóricos revolucionarios saltan, flotan y golpean de forma aleatoria entre las mesas de trabajo. Hay respeto entre los camaradas, pero eso no impide que las confrontaciones se hagan presentes entre el choque de las ideas. En tal sentido, el principio de la dialéctica es protagonista al revelarse la síntesis y ver cómo florecen las conclusiones, hijas de un proceso que es revolucionario por ser profundamente democrático.

¡Es el PSUV el partido más democrático de la historia de Venezuela, tanto por el proyecto que abandera como por los medios que utiliza para definirse a sí mismo! La diversidad de acentos, pareceres y colores da cuenta de la riqueza que compone nuestra organización y es un punto en común con la obra de Brodsky, donde una asamblea gigantesca se congrega en torno a Lenin, que proyecta su cuerpo y voz hacia los delegados de diferentes regiones y países, que parecen redactar el gran programa político de los obreros del mundo. Una exigencia vigente, que el máximo jefe del Partido Socialista Unido de Venezuela reafirma al contextualizarnos en una lucha que va más allá de Venezuela, pero que se define aquí, entre la selva del Esequibo y el territorio que ilumina el rayo del Catatumbo, desde las alturas del Pico Bolívar hasta el azul que se cristaliza en la Isla de Aves… en cada comuna, ubch, movimiento social, conuco, colectivo, batallón, pozo petrolero y círculo de estudio que sirve en la construcción del socialismo y la lucha contra el imperialismo.

El Partido Socialista Unido de Venezuela, organización que nos aglutina como instancia de dirección, movilización y formación, con la cualidad suprema de haber sido fundada con el grito de la unidad bajo el liderazgo del comandante Chávez, sigue siendo el partido más poderoso del continente y nos permite hoy seguir pensando y haciendo de manera orgánica y colectiva la revolución. ¡Es la fuerza rectora de la Revolución Bolivariana! Afirmó el presidente Nicolás Maduro, pero ¿Qué significa esto en un contexto donde la Revolución Bolivariana entra en una nueva etapa?

Significa que los cuadros del Partido deben ser vanguardia en los procesos que definen la profundización de la revolución y la construcción del socialismo. Un ejemplo concreto es la edificación de una nueva geometría del poder y una nueva forma de administración definida desde la comuna. Asimismo, la garantía de la paz social, la lucha contra los vicios y antivalores, la profundización de la democracia y el desarrollo económico en el marco del paradigma del desarrollo humano integral. Todos los objetivos nos permiten visualizar un país potencia, con un profundo sentido de la justicia social y del amor patrio, no obstante, quizá una de las demandas más sentidas son aquellas relacionadas con la moral y los principios de los militantes del PSUV, tal y como lo ha asegurado nuestro Capitán Diosdado Cabello. Es por ello que el presidente Nicolas Maduro ha sido insistente en la revolución de carácter ética y espiritual, que debe llenar de cualidad todos los procesos, cultivando de esta manera el desprendimiento, la solidaridad, la humildad y el amor como bases de una conducta por la que un día se pueda definir de manera homogénea a los y las militantes del Partido, que es un fuerza que ha reunido a más de 7 millones de voluntades en toda la patria y por lo tanto es una de las instancias con mayor capacidad para despertar la pasión por la virtud, producir consciencia social y ejercer la ciencia en lo político. 

El segundo Congreso de la Internacional Comunista se desarrolló entre 19 de julio al 17 de agosto de 1920, primero en Petrogrado y luego en Moscú. Participaron 169 delegados con voto decisivo, 49 con voto consultivo, hubo representantes de 67 partidos comunistas y organizaciones obreras de 37 países de Europa, Asia y África. A Brodsky le encargaron capturar en óleo la reunión de los asistentes. El trabajo capturado en esta obra maestra marcó el inicio de una nueva etapa revolucionaria en aquel proceso. Queda de nosotros superar a Brodsky en el siglo XXI y hacer el retrato de este encuentro con una maestría que dé cuenta del mundo nuevo y del arte de la política.

Autor: David Gómez Rodríguez

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