El arte de la política: La Europa que apoya el fascismo es un cuadro de Anselm Kiefer

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«Las órdenes de la noche» (1996), de Anselm Kiefer, es una obra que encapsula el terror, la marchitez del ser europeo, la memoria del fascismo y la lucha por reconstruir identidades en un continente fracturado por sus propias sombras. 


Por: David Gómez Rodríguez

6 de marzo de 2025 Hora: 10:38

La reciente cumbre en Londres entre líderes europeos y el extemporáneo presidente de Ucrania, es un intento por reafirmar, en un escenario caótico, el apoyo al país eslavo frente a la humillación infligida a Zelensky en la Oficina Oval. Este escenario político, marcado por la fragilidad de las alianzas y el resurgimiento de los movimientos de extrema derecha en el viejo continente, dialoga de manera perturbadora con «Las órdenes de la noche» (1996) de Anselm Kiefer, obra que encapsula el terror, la marchitez del ser europeo, la memoria del fascismo y la lucha por reconstruir identidades en un continente fracturado por sus propias sombras. 

Kiefer, heredero del trauma posnazi, es el pintor alemán que representa al apocalipsis de la modernidad europea y su maltrecho sentido del progreso. Cuando analizamos su obra podemos constatar la crisis de carácter existencial de Occidente, pues los escombros que dejó la guerra en su alma dan sentido a su catastrofismo y también a la idea fatalista del retorno de la historia, como si el horror del pasado no fuese más que destino para los europeos. “La historia es una pesadilla de la que intento despertar”, dice Stephen Dedalus, personaje de Joyce en el Ulises, uno de los libros preferidos del afamado artista. En fin, Kiefer construye su obra sobre las ruinas de la Segunda Guerra Mundial y yo me lo imagino escuchando a Trump decirle a Zelensky que está jugando entre bombas con la Tercera, o mirando a Macron decir que aumentará su gasto militar porque hay que armarse frente al enemigo del este. Lamentablemente Kiefer tendrá material con el cual seguir trabajando, pues Zelensky, a pesar de decir que está listo para la paz escondiendo sus esvásticas, seguirá su cruzada por encontrar las armas que ayudarán a la devastación de su propio país, al cual utilizaron y se repartieron bajo la lógica del imperialismo y las guerras proxy. ¡Europa, abandonada por los gringos, parece sedienta de sangre, cual vampiro!

Kiefer, en una entrevista en The Guardian en 2023, arremete contra el Presidente Vladimir Putin por la operación militar especial en Ucrania. Además, afirma que “Occidente cometió un error en 1991. Recuerdo que había una sensación de victoria. La atmósfera era de somos los ganadores, pero con bombas atómicas, nunca se es el ganador”. Kiefer, a pesar de saber que fue la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) la que derrotó al fascismo, juega a ser rusófobo haciendo alusión al fantasma del comunismo mientras da alas a los fascistas de carne y hueso que se levantan frente a sus ojos.

El resurgimiento de la extrema derecha y del discurso fascista, con políticos como Le Pen (Francia), Viktor Orban (Hungría) y organizaciones como Vox (España), AfD (Alemania) y FdI (Italia), reflejan el mismo olvido del pasado que Kiefer denuncia en sus primeras obras, donde se expone con el uniforme nazi de su padre haciendo el saludo del ejército de Hitler. Según Eurostat, desde el 2023 existe cada vez más apoyo de las masas a movimientos neofascistas. Por ejemplo, más del 34% de los jóvenes europeos simpatiza con la derecha radical en este momento ¡Han vuelto al fascismo un tipo de moda vintage! En países como Francia, Suiza, Bélgica, Eslovenia, Alemania, Luxemburgo, Países Bajos y Eslovaquia, los partidos de extrema derecha representan entre el 20% y el 30% de apoyo, lo que les garantiza una preocupante presencia política y los coloca en una posición de atacantes. En Francia, la Agrupación Nacional (RN), un partido con tendencias marcadas al fascismo, cuenta con un 24% de apoyo y muchos analistas aseguran que podría ganar las elecciones presidenciales de 2027.

Estas cifras coinciden con la deficiencia en la universalidad de la seguridad social, pues el 34% de los franceses no tienen acceso a estos apoyos; 35% en Alemania; 46% en Bélgica, y 57% en España. Las cifras dan cuenta del empobrecimiento de las familias al tiempo que, desde las organizaciones financiadas por las élites económicas, se organizan mítines y estrategias de guerra cognitiva para señalar a los más pobres y a los migrantes como los culpables de la situación, velando las causas estructurales: la guerra imperialista, la desigualdad, la violencia colonial y la miseria que produce el sistema capitalista.

Aquellos que hoy insisten en financiar la guerra de Zelensky tienen como destino ser retratados por Kiefer, no solo por la ruindad de sus decisiones sino también por la ineludible derrota que tendrá el fascismo más temprano que tarde en un mundo que estará determinado económicamente por los BRICS y políticamente por la multipolaridad, sin contar el hecho de que se están enfrentando militarmente a Rusia, un país que tiene una vasta experiencia en aplastar al fascismo cuando se uniforma y se arma.

Europa se verá en piezas como «Margarethe» (1981) —que alude al poema «Fuga de la muerte» de Paul Celan— o «Cenizas de Europa» (2014), donde el artista utiliza materiales como plomo, ceniza y flores secas para representar la destrucción y el olvido. Sus paisajes áridos y arquitecturas en colapso, además de retratar su alma, son metáforas de una Europa que, tras siglos de hegemonía y de política imperialista, enfrenta su propia decadencia, tal y como también lo asegura Enmanuel Todd en su libro “La derrota de Occidente”.

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En «Margarethe», los paisajes áridos y arquitecturas en colapso, además de retratar el alma de Kiefer, son metáforas de una Europa que, tras siglos de hegemonía y de política imperialista, enfrenta su propia decadencia.

Anselm Kiefer asegura: “Cuando nací, estaba en el hospital con mi madre en el sótano. Y esa noche bombardearon nuestra casa. Si no hubieran estado en el hospital, estarían muertos, yo incluido. Es curioso, ¿no? Y luego, cuando era niño, no tenía juguetes . Así que construí todas estas casas con los ladrillos de las ruinas. Tenía todo lo que quería. Porque mi familia se había mudado a la casa que estaba al lado de la casa bombardeada. Yo estaba al lado de las ruinas, era fantástico. De niño no juzgas. Tomas lo que es y te quedas con ello. Para mí no fue una catástrofe. Eran mis juguetes”. Quizá por esta razón la obra del artista alemán Anselm Kiefer está tan cargada de simbolismos sobre la memoria histórica, la destrucción y la fragilidad de la civilización. Trayéndola al contexto actual, su obra nos sirve como espejo crítico para entender el resurgimiento de la extrema derecha en Europa, la agresividad imperialista de la OTAN frente a Rusia y la crisis política que atraviesa el Viejo Continente. Su arte, que fusiona ruinas, cenizas y referencias mitológicas, evoca un ciclo de auge y caída que hoy parece repetirse en la geopolítica europea.

La banalización del fascismo, ahora disfrazado de «nacionalismo identitario», trae como consecuencia una sociedad que aunque no haga el saludo nazi se permite reunir a la cúpula del movimiento supremacista, antiinmigrante, neoliberal y antipopular para construir estrategias comunes y elevar como líder a un estafador y psicópata como Javier Milei, el cual actualmente es presidente de Argentina, a costa del dolor de millones de personas que han caído en la pobreza gracias a las políticas que han reducido la seguridad social y han procurado golpear la estabilidad democrática de la región.

Al promover que la extrema derecha se haga del poder y al atizar la guerra en Ucrania, la Europa burguesa y colonial no solo traiciona su historia, sino que pinta su propio ocaso. Como escribió Kiefer: «Las ruinas no son el final, sino el recordatorio de que todo puede reconstruirse… o destruirse de nuevo». La pregunta es si Europa elegirá aprender de sus cenizas, del humo que expide, que no la deja respirar, o seguirá jugando junto a Zelensky con la Tercera Guerra Mundial… En ese escenario los europeos no tendrán ni a quien rezarle, pues los santos estarán con el papa Francisco que sigue luchando por su vida y clamando por la paz. ¡Ojalá Europa escuchara al líder de la iglesia en la cual dicen creer y se alejen del diablo!

Autor: David Gómez Rodríguez

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