Guerras de quinta generación vs. los antivirus cognitivos
Por: Ricardo Romero Romero
26 de agosto de 2024 Hora: 04:45
«De cada daño que sufren/ los que amamos brota/ un mar de ternura»: Elías Canetti.
Desde el imaginario de Occidente, las distopías son los escenarios más recurrentes tanto a nivel literario como en la prominente producción audiovisual que despliega Hollywood y las plataformas streaming, mismas que se posicionan vastamente por el bombardeo algorítmico al cual están expuestas las personas que usan las herramientas electrónicas, ya sea por necesidad de comunicación o porque su modo de vida así lo requiere.
En este sentido, mientras las masas estén más conectadas a las redes sociales a través del comercio electrónico, el entretenimiento, la formación académica o el desplace de las actividades y relaciones sociales físicas por la interconexión cibernética, estarán cada vez más propensas a ser manipuladas por aquellos que tienen el dominio de la big data. Sin embargo, movimientos sociales y hasta entidades de gobernanza han reaccionado al respecto.
Crisis de salud mental e infofrenia
Ahora, vemos como el estado de Nueva York en febrero de 2024, demandó a Instagram, Facebook, Snapchat y YouTube, entre otras redes sociales, acusándolas de fomentar crisis de salud mental en la población, en especial a los jóvenes. En el caso de Venezuela, en las pasadas elecciones presidenciales en las cuales resultó reelecto el presidente Nicolás Maduro Moros, las páginas asociadas al Estado venezolano, recibieron millones de ciberataques.
Por estas agresiones, de las cuales el famoso hacker Astra se responzabilizó, más los planes de la ultraderecha sionista instalada en el país y que recibe ayuda de Washington, hubo al menos veinticinco víctimas fatales y cientos de daños a los servicios y patrimonio público. Gran parte de la población se vio sometida a una especie de “infofrenia” y pudimos ser testigos de miles de mensajes de odio en las plataformas hegemónicas.
Conciencia de clase contra la Idiocracia
Son muchos los ejemplos alrededor del mundo, donde observamos el manejo de redes sociales y plataformas electrónicas como un espacio de marketing político, en la que los protagonistas son los llamados influencers y los bots. Los Milei, Bukele o Trump ya conforman la “Idiocracia”, la clase dirigente de una comedia de humor futurista barata, aunque bastante acertada al describir cómo sería el destino de la humanidad.
A sabiendas de que ya nos alcanzó una quimera no deseada, concientes de que esta es una nueva forma de guerra contra los pueblos del mundo, es importante establecer prioridades, que pueden protegernos de los “virus cognitivos” y de la ansiedad que genera la adicción a las redes electrónicas y sobre todo, a no dejarnos manipular por la élite que controla todo este andamiaje de poder. Expertos en la materia han estado analizando este fenómeno.
Fueron varios los consultados a este respecto y desde diversos ámbitos del saber nos dejaron sus impresiones: Aldemaro Barrios, Ángel Riera, María Alejandra Aguirre, Giordana García Sojo, Shuruk Duqqa, Jeisson Rauseo, José Roberto Duque y David Gómez Rodríguez. Ellos nos instan a inmunizarnos contra aquello que nos separa de lo esencial, a darle prioridad a nuestro encuentro con nuestro propio cuerpo y vacunarnos con el querer y la otredad.
Antivirus cognitivos
- No creer en nada de lo que publican las redes sociales sin antes verificar. La duda es primordial
- Contrastar varias fuentes, no quedarse con una sola versión de la información
- Establecer horarios de forma disciplinada para acceder a las redes sociales
- Desactivar las notificaciones, salvo las necesarias para nuestro desempeño familiar o laboral
- Cuando estamos ante un dispositivo, hacernos las preguntas: ¿Para qué me sirve este tipo de contenido? ¿Es útil para mí? ¿Cómo me nutre? ¿Me suma? ¿Me resta? ¿Es este el mensaje que necesito en este momento? ¿Qué necesito yo de este mensaje? ¿Cuánto de mi tiempo estoy dedicándole a esta red social?
- Crear redes de apoyo que promuevan la veracidad de la información
- Difundir narrativas alternativas que contrarresten la desinformación, enfocándose en hechos y datos reales
- Reencontrarnos con aquello que nos rodea, nuestro prójimo, la naturaleza que incluye la vida animal y vegetal
- Convencernos y convencer a los niños y las niñas de que las computadoras y las nuevas tecnologías son apenas una parte de las posibilidades que tenemos. La realidad es mucho más potente y más amplia que lo que podemos percibir con los dispositivos
- Movilizar masivamente a nuestra gente a actividades, como por ejemplo la reforestación de zonas devastadas, el trabajo manual que les permita sobre todo a los más jóvenes reencontrarse con su corporalidad, con su cuerpo, con el cuerpo humano que es el único fabricante de bienes y servicios en el mundo
- Fortalecer el tejido cultural orgánico con sus poderosas fuerzas simbólicas, la identidad de cada pueblo con sus respectivos referentes. Reagrupar y fortalecer el tejido social fracturado, consolidar los valores que nos conectan con el otro/a
- Empoderar al pueblo para derrotar a la dictadura en el campo de las comunicaciones, donde las tecnologías y los medios de comunicación deben ser también propiedad de las mayorías
Estos son algunos de los aportes que podemos ir sistematizando para avanzar en este frente de guerra de quinta generación, que por muy sofisticado que sea, puede ser derrotado por la voluntad colectiva e individual. Mientras menos información particular le demos al enemigo, menos control tendrá sobre nuestros cuerpos y mentes. Nuestra mejor arma es la ternura, el abrazo colectivo es pos de crear una nueva realidad.
Autor: Ricardo Romero Romero
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