La Mesa Latina Diabólica de Trump

Las acciones de Rubio conforman una conducta aprehensiva generalizada de los mandatarios y otros representantes norteamericanos por décadas, en la que asumen que otros fuera de su país planean atacarlos, explotarles, engañarles o dañarles, por lo que siempre están atentos a posibles insultos, desaires o amenazas. Foto: EFE
Por: Aldemaro Barrios Romero
26 de marzo de 2025 Hora: 09:02
Cuando Marco Rubio, el jefe del Departamento de Estado, sale del territorio norteamericano, es como el águila que vuela en cacería, planeando sobre lo que él imagina son los enemigos de Estados Unidos, en los gestos de su cara se denota una incertidumbre manifiesta y un evidente trastorno de personalidad paranoide. Pero no es el caso particular de Rubio, es ya una conducta aprehensiva generalizada de los mandatarios norteamericanos por décadas, en la que presidentes, secretarios (ministros) y asesores de seguridad, jefes militares e incluso líderes parlamentarios de derecha de EE.UU. asumen que otros fuera de su país planean atacarlos, explotarles, engañarles o dañarles, por lo que siempre están atentos a posibles insultos, desaires o amenazas, según un parte médico.
Por supuesto, esta conducta paranoide se exacerba en los cuadros de asesores que alimentan la desconfianza a los extraños y que termina contaminando a los mandatarios hasta con sus mismos subalternos. Ello crece exponencialmente cuando latinos renegados asumen roles de control político. Es muy común que un renegado, nada más por el hecho de ser latino, quiera mostrarse extremadamente fiel al jefe caucásico con roles extravagantes como las adulancias de Rubio a Trump.
Peter Kent Navarro, designado por Trump para lidiar con su política arancelaria, es admirador de William Mckinley, el Rey de los Aranceles del siglo XIX, y un extremista en la guerra contra China. Es el verdugo de los latigazos arancelarios. Más arriba están Marco Rubio y el asesor de seguridad para asuntos sobre América Latina y el Caribe, Mauricio Claver-Carone, ambos “miameros” y ultraconservadores.
Los tres han constituido una mesa de sabotaje y hostilidades contra Venezuela, a la cual se agregan la periodista y congresista republicana María Elvira Salazar y Carlos Trujillo, el recién nombrado asesor del presidente guyanés Irfan Alí para asuntos relativos al reclamo de Venezuela por la Guayana Esequiba, también de Miami y quien formó parte del equipo de Claver Carone cuando este fue director de Asuntos para el Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional en el primer gobierno de Trump. Trujillo, ahora en libre ejercicio, fue contratado por el Gobierno de Guyana a través de su firma Continental Strategy LLC en enero de 2025, para cumplir la tarea de lobbista en el Congreso y ante el gobierno de Estados Unidos. Su contrato con el Gobierno de Irfan Alí fue firmado por un monto aproximado de 300.000 dólares por seis meses.
La trama de los aranceles y las restricciones impuestas contra todo aquel país que haga negocios con Venezuela tiene la intención de incidir en la región considerando el amedrentamiento a países vecinos del Caribe, donde Nicaragua, Cuba y la misma Venezuela son tiroteadas constantemente por la política exterior norteamericana que ahora están en manos de la gusanera de Miami en concordancia con la empresa Exxon Mobil, que financia la campaña contra el “Eje del Mal” tal y como lo califica el gobierno Estados Unidos, cuando las evidencias muestran lo contrario. La Mesa Diabólica y la guerra cognitiva están en pleno desarrollo.
Autor: Aldemaro Barrios Romero
teleSUR no se hace responsable de las opiniones emitidas en esta sección.