Los Tres Grandes en El Riad: Trump, Putin y Bin Salman
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Por: Omar Hassaan Fariñas
20 de febrero de 2025 Hora: 13:49
A un mes de la “coronación” del monarca Trump, todos hablan de las grandes transformaciones que su nuevo “liderazgo” está impulsando. Lejos de las declaraciones bombásticas de los medios occidentales, la realidad es que la Segunda Guerra Fría aún sigue, el Sistema Internacional mantiene e incluso hasta ha profundizado su carácter irreversiblemente multipolar, y el Sur Global sigue siendo más protagónico y estratégico que nunca.
En estos días, representantes de alto nivel (cancilleres) de los gobiernos de Estados Unidos y la Federación de Rusia, se están reuniendo en la ciudad de El Riad, en el Reino de Arabía Saudita. Muy pronto, los jefes – los presidentes Trump y Putin – participarán en lo que oficialmente será una cumbre de ambas potencias, aunque estará presente igualmente un tercer jefe de Gobierno, el joven Bin Salman. El Señor Trump y sus secuaces dicen que van a poner fin a la guerra en Ucrania. Tendremos que ver, quizás sea ese el caso, pero lo que definitivamente no le podrán ponerle fin es a la Guerra Fría entre Washington y la Alianza Pekín/Moscú, y mucho menos podrán alterar la naturaleza multipolar del sistema internacional.
Los grandes perdedores de este asunto, ya todos los saben y hasta ellos mismos no encuentran cómo ocultarlo, son los líderes de varios países europeos, y la estructura burocrática en Bruselas. Sin duda alguna, es fascinante cómo los europeos colocan el énfasis de esta desgracia que les calló encima en las acciones del Señor Trump. Desafortunadamente para ellos, aunque no es posible negar que el Señor Trump es una verdadera pesadilla, y traerá muchas calamidades a este mundo, él no es la causa de las desgracias y las lloraderas de los europeos, ni tampoco es el Señor Vladimir Putin.
Los medios de comunicaciones occidentales en estos momentos gritan por las acciones del secretario de defensa estadounidense, Pete Hegseth, durante la última edición de la Cumbre de Seguridad de Múnich, con declaraciones en las cuales el estadounidense ataca a los europeos, en vez de atacar visceralmente a Moscú, como es el “deber ser”. Los europeos se ven horrorizados, al percatarse de que justo en el momento en el cual la “manada” Occidental requiere más desesperadamente de la protección y el liderazgo del “macho alfa” Gringo – pues ya no hay más Charles De Gaulles en el continente europeo, sino tristes figuras como las de Macron, Johnson y ahora Starmer – ese mismo “macho alfa” ahora los deja desamparados al frente del lobo más feroz y peligroso que ellos han visto, desde los días del propio georgiano que derrocó la primera oleada del fascismo europeo: El Hombre de Acero, Yosef Stalin.
El Señor Trump simplemente se está ajustando a ciertas realidades que no las dictó él, y mucho menos su gobierno, sino que son dinámicas geoestratégicas creadas antes de la segunda llegada del Señor Trump a la Casa Blanca. Los europeos, muy patéticamente siguen insistiendo en que una eminente derrota militar y política en Ucrania, seguida por una partición de ese país europeo y el fortalecimiento de Rusia – que para ellos automáticamente significa oleadas de tanques rusos en Berlín y Paris – serán todos productos de la traición de Washington y el apoyo del Señor Trump al “malévolo” Vladimir Putin. Las lágrimas de frustración y desesperación del Señor Christoph Heusgen, presidente de la Conferencia de Seguridad de Múnich, llorando durante su discurso en la sesión de clausura del foro el 16 de febrero de 2025, son amplias evidencias de la triste condición en la cual ha descendido la Unión Europea y sus líderes.
Lejos de querer defender al Señor Trump – ya los días en los cuales sus propias barbaridades afectarán a todo el mundo – quien suscribe solo quiere indicar que aquí, en los países del Sur Global, no podemos darnos el lujo de equivocarnos tan catastróficamente como lo hicieron los europeos. Aquí tenemos que tener la claridad de visión geopolítica para comprender que el Señor Trump y sus agentes del caos no les están regalando absolutamente nada a Moscú, y que mucho menos son estos “aliados” de los rusos.
Lo que pasa es que los europeos, en su triste y amarga desesperación, se esconden de la realidad bajo el “manto” de una narrativa bastante fantástica de traiciones y de “abandono de valores comunes”, por parte de Washington. Pero lo que está dictando los sucesos en Múnich, en El Riad y en las capitales europeas, es simplemente que la operación militar en la región rusa de Kursk es meramente una obra de teatro propagandista, y que no posee valor y utilidad estratégica alguna, pues poco a poco, se va desintegrando en el propio terreno. La otra realidad innegable es que lo que queda de las fuerzas ucranianas siguen colapsando constantemente en la región de Dombás, los rusos siguen avanzando, los ucranianos siguen perdiendo terrenos, y sí los golpes a la infraestructura energética de Ucrania por parte de los drones y misiles balísticos rusos continúan, se quedarán sin energía alguna para sobrevivir, y mucho menos para seguir en la lucha armada.
Son estas realidades, más que cualquieras otras, las que explican el comportamiento estadounidense en la actualidad. Desde el 2021, se intentó destruir a Rusia a través de una guerra proxy, arrastrando a Moscú hacia un conflicto armado que los rusos no estaban buscando, pero al colocarlos contra la pared con la expansión de la OTAN, o era rendirse y aceptar el asedio estratégico de Moscú en su propio espacio geopolítico, o era la propia lucha armada. El plan de los occidentales – encabezados por los propios gringos de entonces – era desgastar a Moscú con la combinación de atrición militar y las famosas “sanciones” económicas, hasta que Rusia se rinda. Existieron varias oportunidades para que los europeos eviten la guerra: Los acuerdos entre el gobierno de Yanukovich y la oposición en Ucrania en febrero de 2014; los acuerdos Minsk I y Minsk II; y, finalmente, la posibilidad de los acuerdos de cese del fuego en Ankara en el 2022, los cuales fueron abandonados por los ucranianos, bajo órdenes de Londres y Washington. ¿Y ahora lloran en Múnich porque no están invitados a participar en El Riad?
Como los occidentales están muy ocupados llorando por su auto-gestionada desgracia, y el equipo “Trump” con sus deseos de venganza (contra los Globalistas europeos, los supuestos aliados de su propio país), nadie de por allá va a tomar de su tiempo para resaltar el hecho de que Arabia Saudita no actuará como mero huésped de la conferencia, sino también como un medidor entra ambas potencias, de acuerdo con lo indicado por el Señor Steve Witkoff, el “enviado especial de Estados Unidos al Medio Oriente”.
La famosa “Conferencia de Teherán de 1943”, fue una reunión entre el presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt, el primer ministro británico Winston Churchill y el líder soviético Yosef Stalin en la ciudad de Teherán, Irán, en 1943. Esos tres líderes eran para entonces los tres grandes del sistema internacional (excluyendo a los líderes del Eje), los “Trump, Putin y Xi” de ese momento. La conferencia es conocida por la expresión “Los Tres Grandes en Teherán” (The Big Three at Teheran), al igual que la otra conferencia de “Los Tres Grandes en Yalta” (The Big Three at Yalta), de 1945.
Pero la gran diferencia entre la Conferencia de 1943 y la de 2025 es que el huésped de la primera, el entonces Shah de Irán, era una figura irrelevante en la política internacional, y no poseía rol alguno en las negociaciones de entonces. Hoy en día, el reino wahabita es un actor internacional con peso propio, uno que va a contribuir no solamente a la agenda de las relaciones Estados Unidos – Rusia, sino a la agenda del Medio Oriente, como representante de los árabes y de los palestinos, en el otro conflicto global de importancia estratégica, el que está ligado al genocidio sionista contra el pueblo palestino.
Como indicamos anteriormente, continuamos en la misma Segunda Guerra Fría entre Washington, por un lado, y Pekín y Moscú, por el otro, solo que ahora pasa a una nueva configuración de ese mismo conflicto, quizás una nueva versión. El Sistema Internacional sigue su marcha indetenible hacia la multipolaridad, y quienes eran irrelevantes en 1943, ahora son actores fundamentales que pueden y tienen su presencia en el ámbito internacional, pues ya no son meros “sobrevivientes” del colonialismo europeo, ya no son partes del “Tercer Mundo”, sino actores del “Sur Global”. Lo único nuevo es quizás que ahora sí quedó en evidencia lo que ya todos sabíamos, desde hace mucho tiempo: la irrelevancia de los europeos en los grandes asuntos internacionales.
Autor: Omar Hassaan Fariñas
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