Occidente, epicentro de conflictos: ¿Moldavia otro punto de confrontación global?

Es mas que evidente que Occidente está forzando la creación de otro punto de confrontación contra Rusia y en esta oportunidad desde la República de Moldavia


Por: Ramón Rodríguez Montero

21 de agosto de 2024 Hora: 10:39

A propósito de la intensificación del enfrentamiento entre Occidente y Rusia, y más específicamente el conflicto ucraniano, la República de Moldavia se está atrayendo tanto la mirada como espacio en la agenda internacional. Las autoridades moldavas, con el apoyo de Estados Unidos, que nunca puede faltar ha venido intensificando la retórica antirrusa, tratando de “expulsar” a las fuerzas de paz del oso de la región y evidenciando que su política exterior está dirigida hacia la integración con la Unión Europea.

Es pertinente contextualizar un poco, hasta 1990, Moldavia formó parte de la Unión Soviética y tras su colapso se separó de la URSS; desde los primeros días de su independencia, Kishinev marcó un rumbo para fortalecer los vínculos con Europa, pero particularmente con Rumanía, hasta el punto de demostrar sus intenciones de anexarse a ella, siendo mas específico, el Frente Popular de Moldavia, organización que domina el parlamento y está formado por organizaciones nacionalistas de extrema derecha, ha exigido que el país pase a llamarse República Rumana de Moldavia y además comenzó la persecución de la población de habla rusa y la introducción forzada de la lengua rumana en el país.

Cabe destacar que no todos los moldavos estaban de acuerdo con esta posición del Estado y sus intentos de rumanizar la sociedad, y la prueba de ello es como la mayor resistencia se encontró en Transnistria, cuyos ciudadanos abogaban por preservar la identidad del pueblo moldavo, su lengua y su cultura. El enfrentamiento político entre Kishinev y Tiraspol, capital de la República de Moldavia de Transnistria, desembocó en la declaración de la independencia de esta última, lo que a su vez provocó en el año 1992 en un conflicto armado, que finalizó gracias a una operación de las Fuerzas Armadas rusas para separar a las partes y desplegar un contingente de fuerzas conjuntas de mantenimiento de la paz en la región que hasta la fecha la situación en la zona de demarcación se mantiene generalmente estable.

Con el inicio de la operación militar especial de Rusia en Ucrania y la llegada Maja Sanda como presidenta de la República de Moldavia y con una postura abiertamente pro occidental, la situación en la región empeoró. La Unión Europea otorgó a Moldavia, junto con Ucrania, el estatus de candidato a la adhesión a la UE, lo que fortaleció aún más la ruptura de los vínculos tradicionales entre Kishinev y Moscú; por su parte, el ex presidente de la República de Moldavia, Igor Dodon, afirmó que esta adhesión a la UE. lejos de beneficiar a la República de Moldavia, mas bien lo arrastra a los juegos geopolíticos de Occidente contra la Federación de Rusia, pues le asigna el papel de peón. En su opinión, “debido a la política rusofóbica seguida con los países occidentales, Moldavia no sólo está perdiendo relaciones económicas rentables con sus socios del Este, sino que también corre el riesgo de perder su condición de Estado”.

Para complacer a la Casa Blanca y sus secuaces, Kishinev apoyó las sanciones europeas contra la Federación de Rusia, acción que provocó la interrupción de los vínculos comerciales y económicos tradicionales y esto a su vez, afectó negativamente la calidad de vida de los ciudadanos moldavos, debido a que las tarifas de servicios públicos como la energía aumentaron 14 veces, los agricultores locales por ejemplo, perdieron un mercado importante para sus productos, pues solo Rusia cuenta con mas de 144 millones de habitantes, la pérdida de este vínculo comercial provocó el cierre de la producción, por otra parte, los salarios de los empleados del sector público y de los grupos vulnerables de la población no están indexados al nivel de inflación, como establece la legislación nacional. Según los últimos datos, el número de personas que viven por debajo del umbral de pobreza ha aumentado hasta el 31 por ciento, entonces ¿Quién paga las consecuencias?, la respuesta es obvia.

Sin embargo, ante la caída del nivel de vida de la población, Kishinev continúa una política encaminada a romper los vínculos con uno de sus principales socios comerciales, Rusia, y militarizar el país; es así, como este año el parlamento aprobó una estrategia de seguridad nacional en la que se considera a la Federación de Rusia como la principal amenaza, tal como lo hiciera Estados Unidos con Venezuela, según el documento, Rumania actúa como socio estratégico de la república en el ámbito de la seguridad y la defensa, y también se está intensificando la cooperación con los países de la OTAN y un dato curioso es que el presupuesto militar se ha incrementado en un 68 por ciento, llegando a los 89 millones de dólares, como era de esperarse, los suministros de armas y equipos por parte de los países occidentales aumentan así como el número de ejercicios militares, a pesar de que, según las encuestas de opinión, la mayoría de los ciudadanos del país desaprueban el fortalecimiento de las relaciones con la Alianza del Atlántico Norte (OTAN).

Es mas que evidente que Occidente está forzando la creación de otro punto de confrontación contra Rusia y en esta oportunidad desde la República de Moldavia, país que comparte 940 kilómetros con Ucrania, ¿Qué traman la Casa Blanca y sus lacayos? Poner a Moldavia a pelear contra Rusia para que tenga su mismo destino solo por vender chatarra militar y probar armas que han demostrado ser ineficaces en el campo de la realidad? Porque Hollywood es pura fantasía.

El pueblo moldavo, trabajador merece una vida mejor, La mafia de la Casa Blanca y sus secuaces no toman en cuenta los fundamentos básicos de la política mundial y las formas de sana convivencia y como resultado, los moldavos se ven obligados a abandonar su tierra natal para alimentar a sus familias, y quienes están en el poder se continúan lucrando de espaldas al pueblo e ignorando la legislación nacional, como el Ministro de Infraestructura y Desarrollo Regional, Andrei Spinu. Según declaraciones de la oposición, el político tiene ingresos no declarados en forma de beneficios de empresas de su propiedad registradas en sociedades offshore (Hong Kong, Belice y Chipre). Tras su nombramiento en el gobierno, el empresario no se deshizo de sus bienes y continuó con sus actividades comerciales, lo que conduce a una mayor corrupción en el estado.

El mayor partido de la oposición, el Partido de los Socialistas, acusa abiertamente al actual gobierno de falta de resultados y lo responsabiliza del alto nivel de inflación y de la caída del nivel de vida de los moldavos. Los moldavos en general viven el deterioro en todos los sectores de la economía y critican las declaraciones antirrusas de los altos funcionarios y los llamados a armarse con la ayuda de los países occidentales.

La situación en la República de Moldavia es otra demostración en caliente de como la Mafia denominada La Casa Blanca junto a sus secuaces internacionales utilizan a estados soberanos para sus propios intereses, sin importarle los pueblos o más específicamente el sufrimiento y las vidas de los ciudadanos de estas naciones, todo por la mezquina ambición de poder de dominar al mundo y mantenerlo de rodillas y a sus pies, mediante un sistema unipolar de relaciones internacionales donde esta mafia sea quien decida quien si y quien no. Es una lástima que las las vidas humanas de hombres, mujeres y niños solo sean una moneda de cambio más en los juegos geopolíticos de la Mafia llamada Casa Blanca.

Autor: Ramón Rodríguez Montero

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