¿Qué significa realmente “verde”?

Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, alerta que el mundo enfrenta actualmente una crisis en la gestión de residuos. Foto: EFEVerde
Por: SE Haitham Al Ghais
25 de marzo de 2025 Hora: 11:44
Algunas fuentes de energía son llamadas «verdes». Dicho término o eslogan puede esconder ciertas realidades energéticas. Es por ello que se hace importante explorar qué significa realmente «verde».
Si el termino «verde» se refiere a la ausencia de emisiones de gases de efecto invernadero, entonces la huella de carbono completa de una determinada fuente de energía debería ser considerada, incluyendo sus procesos de producción y el transporte.
Por ejemplo, los procesos de fabricación, instalación, operación y, finalmente, el desmantelamiento de turbinas eólicas y paneles solares generan emisiones de gases de efecto invernadero. El acero, el cemento y los plásticos son fundamentales para estas tecnologías, pero sus procesos de producción generan elevadas emisiones. Aproximadamente el 70% del acero mundial se produce a partir del mineral de hierro, mediante procesos basados en el uso del carbón. La extracción de silicio y su transformación en células solares también liberan emisiones.
La extracción de minerales críticos como el cobre, el litio, el níquel y el cobalto, que son cruciales para la fabricación de turbinas eólicas, paneles solares y baterías de iones de litio, requieren de procesos de minería intensa, los cuales generan también importantes emisiones de gases de efecto invernadero.
«Electrificar todo» es una expresión usada con frecuencia como sinónimo de mayor atención al ambiente. Sin embargo, en 2024, la generación de electricidad a partir del carbón alcanzó una cifra récord en la historia de la humanidad. Como consecuencia de ello, las emisiones globales de CO2 provenientes de centrales eléctricas de carbón alcanzaron un nuevo máximo histórico en 2024, y se prevé que sean aún mayores hacia 2025.
Si ser «verde» se entiende como estar en armonía con la naturaleza, se debe prestar especial atención al impacto ecológico total de una fuente de energía. El primer paso para la construcción de una turbina eólica terrestre o de un parque solar suele implicar la limpieza del terreno. Esto puede requerir la eliminación de árboles, rocas u otros elementos del paisaje natural. En ocasiones, explosivos industriales son empleados en este proceso. Las turbinas y el cercado de terrenos para parques solares pueden también perturbar los hábitats y las rutas migratorias de los animales.
Si «verde» se refiere al correcto transitar del proceso de reciclaje, se debe tener en consideración que el ciclo de vida de una turbina eólica es de aproximadamente 20-25 años; mientras que el de un panel solar, es de unos 30 años.
Según el diario New York Times, especialistas han pronosticado que, para 2050, las palas de turbinas generarán más de 43 millones de toneladas de desechos a nivel global. La Agencia Internacional de Energía Renovable ha calculado que los residuos anuales de paneles fotovoltaicos al final de su vida útil alcancen aproximadamente entre 60 y78 millones de toneladas métricas acumuladas para 2050. Los paneles solares contienen metales pesados tóxicos, que algunos gobiernos han categorizado como residuos peligrosos. Estos deben eliminarse siguiendo rigurosos procedimientos y plazos claramente definidos.
La innovación tecnológica está contribuyendo a mejorar la reciclabilidad de turbinas y paneles, y notables avances han sido alcanzados. No obstante, tal y como ha puntualizado el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el mundo enfrenta actualmente una crisis en la gestión de residuos. Que algo pueda reciclarse no garantiza que dicho proceso se realice, y que dicho objeto no vaya a terminar en un vertedero.
Esta premisa nos lleva a la siguiente pregunta: ¿por qué algunas energías son etiquetadas como «verdes»? Es una palabra simple que permite percibir una determinada fuente de energía como la panacea ante el desafío climático. No hacen falta más preguntas. La expresión parece implicar que la referida fuente de energía es perfecta, sin desventaja alguna. Sin embargo, no hay fuente de energía alguna que pueda definirse de esta manera.
Este eslogan puede hacer pasar por alto todos los matices existentes relativos a las difíciles disyuntivas que se enfrentan al equilibrar las diferentes y contrapuestas prioridades de desarrollo. Sugiere que las fuentes de energía tienen una moralidad, desestimando así algunos de los importantes beneficios que algunas fuentes, tradicionalmente no consideradas ecológicas, pueden ofrecer.
Es crucial resaltar que los paneles solares y las turbinas eólicas son tecnologías extraordinarias y representan un componente necesario de la matriz energética, especialmente ante el crecimiento estimado en la demanda energética en las décadas por venir. Sin embargo, tal y como el historiador energético Jean-Baptiste Fressoz ha indicado, «es irrazonable esperar de los paneles solares y las turbinas eólicas más de lo que pueden ofrecer».
Para poder alcanzar un futuro energético que garantice seguridad energética, que propicie asequibilidad energética, combata la pobreza energética y facilite la reducción de emisiones, se necesita una comprensión realista de todas las fuentes de energía, de los productos que se derivan de ellas y de lo que estas pueden ofrecer.
¿Se encuentra el término «verde» demasiado centrado en unas pocas fuentes de energía específicas, permitiendo que algunos quieran olvidar, de forma conveniente, los beneficios que aportan otras? ¿O quizás deberíamos abandonarlo todo? El futuro se trata de todas las energías, sin importar el color de su etiqueta. El mundo necesita soluciones, no eslóganes.
Autor: SE Haitham Al Ghais
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