Entrevista a Filip Ristic.

A propósito de la proclamación este viernes 10 de enero del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, quien asume el periodo 2025-2031 como Ejecutivo nacional, varias delegaciones de organizaciones y movimientos sociales se hicieron presentes en el país.

Entre los asistentes a la ceremonia estuvo el escritor, historiador y analista de ciencias políticas Filip Ristic, quien además de codirector del Centro de Cooperación e Intercambio Internacional Cohesia, quien además aprovechó su visita al país para presentar su libro Venezuela: la democracia que es.

Sostuvo con teleSUR una amena conversación y nos dio sus impresiones como observador de la realidad venezolana y también compartió datos sobre sus investigaciones.

¿Por qué escribir una crónica sobre el acontecer político en Venezuela?

Estuve, con el equipo del centro de cooperación internacional Cohesia, de veedor en las últimas elecciones presidenciales. El libro responde a lo que nos parece una urgencia, la urgencia de restablecer la verdad sobre Venezuela, su sistema político electoral y el carácter antidemocrático de una parte de los actores políticos de la oposición. Hemos pasado dos meses, antes, durante y después de la elección. Lo que vimos no corresponde a la narrativa mediática que se instaló en una parte de la prensa internacional, sobre todo occidental.

¿Qué elementos le llevan a pensar que en Venezuela hay democracia? ¿Existe una verdadera división de poderes en ese país?

En Venezuela hay democracia. Por cierto, no es la misma que vivimos en Europa o en América del Norte. No sé si los venezolanos lo saben, pero en países como Francia o España por ejemplo, es el Ministerio del Interior quien organiza las elecciones. Es decir, es el mismo poder ejecutivo que da el resultado de cada escrutinio. Sin embargo, en el caso de Venezuela, se le acusa al Consejo Nacional Electoral de no ser independiente del poder ejecutivo. ¡Vaya que doble rasero! Sobre todo cuando se sabe al respecto que Venezuela tiene un sistema democratico mucho más robusto que la mayoría de los países llamados “democracias”. Tiene un poder electoral con autonomía constitucional y lleno de garantías que se ven poco en el mundo. Los rectores principales del CNE son elegidos por la Asamblea Nacional, la cual es elegida por el sufragio universal. Cabe destacar también su sistema de voto electrónico, una maravilla muy bien pensada que impide hacer fraude como los que se realizan con sistemas de papel que se usan en muchos países.

Creo que no solamente se tiene que defender al sistema democratico de Venezuela, sino que también se puede aprender mucho de su democracia. En Venezuela, hay intentos de profundizar la democracia, no de hacerla desaparecer. El país es convocado a experimentar un modelo cada vez más participativo y protagónico, que vaya más allá de escrutinios nacionales y referéndum, aunque son muchos los que se organizan. Los intentos de desarrollo del poder comunal deberían ser fuente de inspiración para muchos, ya que son muy pocos los países que desarrollan experiencias democráticas de este tipo. En este sentido, estaremos muy atentos a la próxima reforma constitucional, cuyas pretensiones buscan profundizar este modelo. Basta de prepotencia a propósito de Venezuela, necesitamos aprender mucho más de este país.

¿Cómo logró calar el relato de que Maduro se negó a presentar las actas de las elecciones?

Todavía no entiendo cómo tanta gente cayó en esta trampa de las actas. Parece que con Venezuela se puede inventar cualquier historia, y desgraciadamente son pocos los que verifican estás informaciones sobre todo afuera del país. Puesto que ni en Venezuela, ni en Estados Unidos, ni aún menos en Francia, se publican las “actas” de los escrutinios. Lo que sí se publica, son los resultados mesa por mesa de votación. En el caso de las elecciones del pasado 28 de julio, hubo un ciberataque (comprobado y reivindicado) que hizo caer hasta el día de hoy a la página web del CNE, donde se publican normalmente los resultados detallados. Las famosas actas nunca se han publicado. Por ley, por supuesto que se pueden reclamar y auditar ante el CNE o el Tribunal Supremo de Justicia. En fin, ¡como en cualquier democracia!

Cuando el candidato ganador, el presidente Maduro, se fue al TSJ para interponer un recurso de amparo, con el fin de aclarar todas las dudas sobre las elecciones y sus actas, el único candidato que presentó sus actas para auditarlas fue el mismo candidato Maduro. También el CNE presentó las suyas. Todos los candidatos que tenían testigos en los centros de votación estaban invitados a presentar las suyas para compararlas y comprobarlas. ¿Porque el candidato vencido de la oposición se llevó las supuestas actas que tiene en el extranjero, cuando por ley son el CNE y el TSJ los únicos órganos habilitados para verificar la veracidad de tales documentos? Creer en el cuento de las actas es muy poco serio. He profundizado sobre el tema, en el libro para demostrar, mentira por mentira, argumento por argumento, como el tema de las actas ha sido y sigue siendo una gran manipulación a pesar de que es tan fácil darse cuenta de está.

En los días previos y durante la reciente investidura al presidente Nicolás Maduro en su nuevo periodo presidencial, se ve en las calles de Caracas el despliegue de policías y militares. ¿Considera que hay represión por parte del gobierno venezolano por la presencia de las fuerzas del orden en este contexto?

Es cierto que el dispositivo de seguridad desplegado en este momento en todo el país es impresionante. Sin embargo, hay que ser muy ingenuo o ignorante para pensar que es fruto de una supuesta represión. ¿Porque nunca se habla del contexto venezolano? Desde 2002, ¿cuántos intentos de golpe de Estado se han intentado en contra del país? Venezuela es un país bajo asedio económico y geopolítico, con amenazas permanentes de violencias políticas que no se aceptarían en ningún país democrático. Esto justifica ampliamente tal dispositivo de seguridad.

Se ha hablado de presos políticos luego de las violencias postelectorales del 28 de julio. Dos mil personas fueron detenidas. Una buena parte ha sido liberada en las últimas semanas. Unas 28 personas han sido asesinadas (ninguna queja ante la justicia acusa a los policías o guardias nacionales de estos crimenes), y casi 500 bienes públicos y privados han sido destruidos. ¿Pero quién responde ante la justicia de estos crimenes? En Francia en 2018, en menos de un año de protestas en contra del gobierno de Macron, han detenido a más de 10 mil personas, dentro de las cuáles tres milcien han sido condenadas por la justicia y mil a penas de cárcel. ¡Y no se asesinó a nadie! ¿Quién habló de presos políticos? De nuevo un doble rasero insoportable.

En Venezuela no hay presos políticos, pero si existen políticos presos. Una situación que se justifica sobre todo cuando sabemos que líderes políticos venezolanos, apoyados por potencias extranjeras, llaman a ejercer el odio y actos de violencias, intervención extranjera y medidas coercitivas en contra de su propio país. Algunos incluso se han robado activos del Estado que representan miles de millones de dólares perdidos para su propio pueblo. Un ciudadano, que sea político o no, que se dedica a estos tipos de actividades delictivas o criminales, estaría bajo proceso y condenado con todo el peso y la severidad de la ley en cualquier país del mundo.

¿Cuál cree que será el escenario internacional luego de instalarse formalmente el gobierno en el periodo 2025-2031?

Ojalá que sea un clima que favorezca la paz y garantice la soberanía de Venezuela. Nicolas Maduro ha sido electo para un tercer mandato, y ya se juramentó este 10 de enero. La decisión de un pueblo soberano debe de respetarse.

En realidad, son muy pocos los países que se atreven a inmiscuirse en los asuntos internos del país. Ni los Estados Unidos, que cuentan con una larga historia de golpes de Estado y guerra civil provocados, han podido acabar con el Estado de derecho y la democracia en Venezuela. Creo que Venezuela pertenece a un mundo que hace parte del verdadero y nuevo primer mundo, este que —a pesar de las diferencias políticas— se niega a favorecer cualquier hegemonía y dominación de algunos países sobre otros. Así, Venezuela forma parte del futuro de la humanidad, no del pasado representado por estos países cuyas democracias se vuelven cada vez más moribundas.

EN ESTA NOTA:

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