Ni el excandidato Edmundo González ni los partidos que lo apoyaron fueron a la citación judicial, ni presentaron sus actas de escrutinio.

La ausencia del excandidato presidencial Edmundo González, así como de representantes de los partidos políticos que lo llevaron a los recientes comicios en Venezuela habría puesto en evidencia que el plan de la derecha opositora fue, desde el principio, desconocer los poderes legítimamente constituidos en la nación sudamericana.

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Es el más reciente episodio de la saga que comenzó cuando en 2023, la oposición, fuera de toda legalidad llevó adelante un evento denominado «Primarias», sin la participación del único órgano autorizado para ello, el Consejo Nacional Electoral.

Tal evento estuvo plagado de innumerables irregularidades, recogidas en su momento por personeros de la propia oposición y que pretendió encumbrar como candidata a la inhabilitada, desde mucho antes, María Corina Machado.

La principal pretensión de ese proceso fue legitimar el voto manual y el control del proceso por parte de Súmate, parte de la pltaforma opositora, que pretendía alcanzar la hegemonía dentro de ese espacio.

El siguiente episodio se produjo, ya una vez inscritas las candidaturas, cuando la organización de la agrupación Vente Venezuela (de María Corina Machado) y el propio Edmundo González, rechazaron el acuerdo de reconocimiento de los resultados, arbitrados, como marca la Constitución, por el CNE.

De los 10 candidatos, solo Enrique Márquez y Edmundo González se negaron a firmar el documento de reconocimiento.

Ya el domingo 28 de julio, incluso antes del primer pronunciamiento del CNE, María Corina Machado decidió desconocer los resultados, cualesquiera que estos fueran, lo cual reiteraron una vez que en las primeras horas del lunes 29 se informó que con el 80 por ciento de las actas, Nicolás Maduro había ganado las elecciones.

En ese contexto, la derecha opositora activó la fase violenta del plan de desconocimiento de los poderes legítimamente constituidos en Venezuela, en este caso mediante la utilización de los llamados «comanditos» en accioness de fuerza en toda la geografía venezolana.

En el mismo escenario, el 29 de julio, la PUD y la MUD de Manuel Rosales lanzaron una página web, pretendida como una especie de CNE paralelo el cual, con una hoja de Excel, mostraba presuntos resultados en unas supuestas actas obtenidas de las más de 30.000 mesas.

Cuando la respuesta del chavismo fue llevar a un contencioso electoral, como marca la Constitución y leyes venezolanas, que dirimiera lo acontecido el 28 de julio, el excandidato Edmungo González y la propia María Corina se negaron en redondo a aparecerse en el tribunal y mostrar las actas que presuntamente tienen.

De esta forma, queda en evidencia que el plan de la derecha opositora nunca fue utilizar las elecciones como medio político, sino un pretexto con el cual no solo atentar contra la estabilidad del país, sino deslegitimar la institucionalidad venezolana.

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