Ovación a Vicente Feliú

silvio pablo vicente noel angola

Todo cobra sentido en su trovada fascinante, perturbadora, elocuente, profunda y divertida también.


16 de noviembre de 2024 Hora: 11:29

Para los que aman la lírica de la canción de la Nueva Trova cubana, ellos, los de la foto, continúan juntos en la memoria musical y colectiva.

Recientemente se ha estrenado el Día Mundial de la Canción de Autor, celebrado en homenaje a Vicente Feliú en el día de su nacimiento, un 11 de noviembre de 1947. En torno a la tarja que modestamente lo recuerda en el Centro Histórico de La Habana, trovadores, poetas e incondicionales, se reunieron a cantarle.

 “Andan solos pero cuando los trovadores se reúnen, algún regalo se desprende para el corazón de quien se dispone a prestarles oído”. Escribió hace tiempo la cantautora Marta Valdés (1934-2024) y así fue en La Habana, cuando volaron entre las cenizas de Vicente, sus canciones.

Benditos trovadores. “A cada rato saco mis cuentas y me alegra mucho pensar que, a estas alturas y en este mundo, somos un país con trova; tenemos una fuerza que toma la palabra y el sonido, no importa cómo sea la voz, si aguda o grave, si clara o hasta un poco gangosa y no nos apena, al cabo de tantos siglos, seguir llamándonos trovadores; continuar puliendo la palabra trova para mantenerla brillosa, como recién acuñada, porque la hemos sacado para siempre de entre tanta cosa prestada y hemos demostrado, de sobra, que ya se ha vuelto nuestra”. Agregó en defensa de los cantautores, quien fue una de las más grandes compositoras y críticas de la historia musical cubana e intérprete de sus propias canciones; la más longeva que recientemente dejó este plano de la existencia con 90 años.

Desde ahora cada 11 de noviembre será una fecha importante para los cantores del planeta. Se trata de una iniciativa convocada por el Centro Lucini de la Canción de Autor en Granada, España y junto al colectivo argentino MujerTrova, para conmemorar el Día Mundial de la Canción de Autor y Autora. Así, las redes sociales dieron cuenta de países latinoamericanos como Chile, Paraguay, Argentina y Cuba, entre otros, además de instituciones culturales y personalidades que se sumaron en diversas formas -conferencias, conciertos- dadas a conocer a través de las publicaciones con el hashtag #DiaMundialCancion.

Son ellos, los imprescindibles trovadores. “Comienzan casi niños y les agarra la medianía de edad con esa angustia de no saber si el diálogo espiritual que da sentido a su arte podrá, finalmente, fructificar. De todos modos, allá fueron a juntarse y un aire nuevo se levantará -seguro- a su regreso”. Continúa fiel la descripción de Marta, quien sintió profundamente cada una de sus emblemáticas composiciones, que salieron desde su guitarra para que otros las cantaran; sin embargo, siempre será íntimamente diferente cuando la interpreta el propio autor (a).

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“Ellos pasan de uno en uno, rectos como el mástil de la guitarra o un poco encorvados de tanto contar con ella para todo, que no la pierden de vista mientras el sueño no los ha rendido. La leyenda de los más viejos, nos los presenta de uno en fondo, personajes solitarios armados con la moral de un oficio para ganarse el pan, airosos peregrinos que sólo se permitían escasas pausas para afinar el instrumento antes de entonar la canción bandera acabadita de terminar: esa que -a última hora- siempre aparece alguien a quién mostrarle por dónde va”.

Todo cobra sentido en su trovada fascinante, perturbadora, elocuente, profunda y divertida también. Ellos lo saben, porque cuando termina una descarga musical, la historia vuelve a empezar a la menor provocación.

 “Así viajábamos contentos, sin equipaje. ¿Qué cosa era un trovador? No eran personas que estaban subvencionadas o promovidas, sino seres que sentían, pensaban, actuaban y cantaban”, recordaba Silvio Rodríguez, uno de los fundadores del histórico Movimiento de la Nueva Trova cubana, constituido el 2 de diciembre de 1972.

“En febrero de 1968, por primera vez son invitados a este concierto los que derivarían en figuras icónicas de la Nueva Trova cubana: Noel Nicola, de 21 años, Silvio Rodríguez de 22 años, Pablo Milanés, con 25 años”. Narra el libro dedicado a Sara González y al 50 Aniversario de la Nueva Trova Cubana “La Pasión sin matices”, donde Vicente Feliú ofreció, quizá, su última entrevista.

El más joven (Noel), definió su compromiso y, el de sus compañeros, con este movimiento, muy tempranamente: «a través de una profunda revalorización de nuestras tradiciones, de nuestro acercamiento desprejuiciado y crítico a los valores más genuinos de nuestro acervo cultural, es como podremos desarrollar un arte verdaderamente revolucionario».

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“En el disco dedicado a la obra de estos jóvenes cantautores cubanos, editado por el centro de la Canción Protesta, Casa de las Américas, aún se le nombraba ‘canción revolucionaria y de protesta antiimperialista en Cuba’. Cuentan que ese día el repertorio preparado fue insuficiente, porque el concierto se extendió durante horas. Los asistentes continuaban pidiendo canciones, entonces Silvio invitó a tres jóvenes trovadores desconocidos para la mayoría: Eduardo Ramos, Martín Rojas y Vicente Feliú”, relata el mencionado libro disponible en A.

“No recuerdo exactamente cómo llegué a Casa de las Américas ese día. Supuestamente se trataba de un concierto de canciones políticas, porque meses antes se había realizado en ese mismo lugar el Primer Encuentro Internacional de la Canción Protesta, en donde participaron cantores de todas partes del mundo y el único cubano invitado había sido Carlos Puebla”, recordó Vicente Feliú.

«Este concierto —de Silvio, Pablo y Noel, señala Vicente— sería, el primero de lo que después se convirtió en el núcleo de la Nueva Trova, no fue hasta cuatro años después que el movimiento se asentó como organización.

“Allí —en Casa de las Américas— tuvimos lo que necesitaba un joven: comprensión y respeto, sentirse atendido y apoyado”. Y continuó Silvio Rodríguez; era un escenario de proyección del cual supo darse cuenta Haydeé Santamaría y un hogar de acogida para los jóvenes creadores, muchos de los cuales, consecutivamente integrarían el GESI (Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC). Creado en 1969, reunió a algunos de los rebeldes de la época.

“Cuando se crea ese movimiento se reúnen un grupo de gente que ni siquiera eran amigos, pero venían con una mochila cargada de sueños y esperanzas, y con la seguridad de lo que eran capaces de hacer con un movimiento y como personas. Es decir, ser joven, tener esos problemas y enfrentar incomprensiones y burocratismos, le dio a esa generación una tranquilidad de que podrían pasar sobre todo eso”, narró Jorge Gómez, fundador del Grupo Moncada, creado a inicio de los años “70” del siglo XX.

“Debemos tener consciencia de que este es nuestro nuevo punto de partida y hay que mirarse por dentro y salir a buscar ciertas cosas que deberíamos tener. La mochila de los sueños sigue existiendo y las guitarras se han multiplicado”, concluyó a propósito de la declaración de la Trova como Patrimonio Inmaterial de la Nación.

Cuando consultaron a Aurora Hernández, el amor de largos años en su camino, acerca del homenaje a Vicente Feliú a través del Día de la canción de autor, le pareció algo demasiado grande, teniendo en cuenta la cantidad de importantes cantautores que han existido: “Me dieron el argumento de que cada cual hizo su obra, pero quien se dedicó a conectar a los trovadores del mundo unos con otros, y a hacer una labor de búsqueda en cada país, fue Vicente. Por eso consideran que se lo merece, y estoy de acuerdo”, declaró al diario Granma.

El proyecto “Canto de Todos” de la canción iberoamericana, coordinado desde Cuba por el trovador Vicente Feliú, aglutina a creadores de la nueva canción en Latinoamérica y España, y propicia el intercambio en escenarios de esos países y en la Casa del ALBA Cultural en La Habana.

Simultáneamente fue publicado (11/11/2024) en el canal oficial de YouTube del autor de “Créeme”, su disco póstumo “Heréticas”, bien bautizado por el autor en consonancia de la “herejía de ser rebelde”. Este es el primero -de tres discos- con la producción general de Silvio Rodríguez. Está conformado por 40 canciones que el trovador grabó en el sello Discos Ojalá, antes de su repentino fallecimiento.

Vicente Feliú murió el 20 de diciembre del 2021, haciendo lo que más le gustaba, cantar. Un infarto masivo sobre el escenario, sorprendió a todos a sus saludables 74 años, mientras cantaba el tema simbólico tema, amoroso y patriótico, “La Bayamesa”.

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Algunas canciones del nuevo disco “Heréticas”, son muy conocidas por ser parte de su repertorio habitual. Se trata de algunas escritas a mitad de los intensos 1960 y 1970, junto a melodías y letras consideradas clásicas de la trova tradicional o su “Créeme”, siempre cantada a coro por los presentes.

“Creo que Vicente sacaba el aliento entre rebelde y épico que recorre este puñado de canciones de la trayectoria de su familia guiterista y militante de La Joven Cuba. “Apuntes para el presente” parece hecha ayer. “Paloma de una paz” parece estar hablando del genocidio que hoy sufre el pueblo palestino. “No es fácil” es una de las canciones más valientes de nuestra generación, en la que funde un verso suyo: “en cualquier calle te espera el peligro de ser joven” con otro de Padilla: y “en cualquier hoja se engendra un poema peligroso”. Señala Silvio Rodríguez en sus notas de presentación del disco.

Acerca de la fotografía que ilustra el disco, aporta Silvio: “Creo que no hay foto que ilustre mejor al creador de estas canciones —que él mismo calificó de heréticas— que esta de Miguel Durán. Fue tomada una mañana de 1970, en el central Habana Libre, donde un grupo de “pelúos” o “hippies” (como nos llamaban) cortábamos caña durante la “zafra de los 10 millones”. Así era el Vicente Feliú Miranda de aquellos días en que surgieron buena parte de estas canciones y creo que así sigue siendo para siempre: un ser aguerrido que, según sus propias palabras, iba “rompiendo monte, en cueros, y en el puño un corazón”. Alguien que, no bastándole lo que en vida era capaz de dar, en estado de euforia revolucionaria pedía para después de muerto: “hundan sus manos en mi piel y experimenten con mis vísceras”.

“Eso fue en el segundo viaje a Angola de Vicente y mío, al que se sumaron Noel y Pablo. Estamos en los bajos del hotel Presidente, residencia oficial de todos los cubanos que pasábamos por allí, siempre a medio construir. Debe haber sido en los primeros días de diciembre de 1976, porque llegamos a Angola el 29 de noviembre, día en que yo alcanzaba a Noel en sus 30. Pablo tenía 33 y el Tinto* 29”, detalló el trovador Silvio Rodríguez en su mensaje, respondiendo a la curiosidad del fotógrafo y periodista Kaloian Santos, publicado en OnCuba.

» Ese año Pablo había publicado el disco Pablo Milanés, que incluía, entre otras, las icónicas “La vida no vale nada”, “Para vivir” y “El tiempo, el implacable, el que pasó”. Un año antes, Silvio había lanzado Días y flores, su primer disco, que contenía temas célebres como “Sueño con serpientes” y “Pequeña serenata diurna”. Ya había escrito “Ojalá”, “La era está pariendo un corazón”, “Fusil contra fusil”… Vicente Feliú tenía en su repertorio, entre otras, la estremecedora “Detrás del mar queda el soldado”, y su himno “Créeme” comenzaba a resonar. Noel Nicola había compuesto “Comienzo el día” y “Para una imaginaria María del Carmen”, así como “Es más, te perdono”.

Esa es Cuba, una canción de trova acabadita de estrenar, que se queda para siempre en el canto de todos.

Autor: Rosa María Fernández