¿Prohibir libros cuando necesitamos palabras?
En Casa de las Américas se celebró el conversatorio “Prohibir libros negros, silenciar voces negras. El apartheid en Estados Unidos”, un espacio de aprendizaje sobra la inclusión y el racismo. Foto: Marcelino Vázquez Hernández/ Cubadebate.
13 de diciembre de 2024 Hora: 16:52
La reunión de intelectuales enfocó una mirada a las políticas de la ultraderecha en EE.UU., que eliminan libros de autores afrodescendientes de los diseños curriculares.
El actor estadounidense Danny Glover destacó en La Habana que hay muchas lecciones para aprender en Cuba que podemos compartir. Fue a propósito de su participación, entre otras personalidades estadounidenses, en la “Conferencia Internacional Cuba 2024: Decenio de los Afrodescendientes, igualdad – equidad – justicia social”, desarrollada del 9 al 13 de diciembre en las provincias La Habana y Matanzas.
El emblemático actor cinematográfico de 78 años, Danny Glover, reconocido además por su implicación en innumerables causas a favor de la justicia y la liberación, desde el movimiento contra el apartheid en Sudáfrica, hasta su propio trabajo comunitario, destacó la lucha contra la discriminación racial en Cuba, en este evento mundial que apreció como un importante foro en la discusión acerca de la verdad de la historia.
Justo al cierre del Decenio de los Afrodescendientes, proclamado del 1ro. de enero de 2015 al 31 de diciembre, por la Organización de Naciones Unidas (ONU) y al aniversario 50 de la presencia en Cuba del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA), se celebró en el Palacio de las Convenciones de La Habana, con un programa de conferencias y trabajo en comisiones para el análisis y el debate.
El intercambio también contempló en la capital cubana, la visita de los participantes a la primera fortaleza militar convertida en escuela al triunfo de la Revolución, conocida como Ciudad Escolar Libertad y al Centro Cultural Quintín Bandera, inaugurado el pasado año en la última residencia del hijo de negros libres convertido en General de las tres guerras por la independencia de Cuba en el siglo XIX; actual sede del Observatorio Social Color Cubano.
Para profundizar en la temática, en el evento intervino Rolando Julio Rensoli Medina, a nombre de la Comisión del Programa Nacional contra el Racismo y la Discriminación Racial, denominado también Color Cubano. Explicó que a los programas sociales en favor de todos, se sumó en noviembre de 2019 el Plan Nacional contra el Racismo y la Discriminación Racial. Este tuvo su antecedente en la Comisión Aponte -lleva el nombre de un hombre negro libre e inspirador de la liberación étnica cubana- un grupo de trabajo permanente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, que abogó por la construcción de una plataforma para la articulación del activismo social antirracista, tanto como por aumentar las investigaciones y publicaciones sobre etnicidad.
Rensoli Medina destacó la profunda labor en la reconstrucción y rescate de la memoria histórica sobre hechos y personajes, tal como el propio José Antonio Aponte, la figura de 17 generales del Ejército Libertador que tenían color de piel negra y de un 75 por ciento de los miembros de las tropas cubanas que eran negros o mulatos, refiere la Agencia de Información Nacional.
En la sesión plenaria de la Conferencia Internacional Cuba 2024, Decenio de los Afrodescendientes, el destacado escritor e investigador refirió que no siempre las realidades coinciden con el discurso político, a pesar de la voluntad expresa de la dirección del país. Sobre ello explicó la atención y tratamiento a denuncias por discriminación en el acceso a puestos laborales en negocios privados, visibilizados en redes sociales, así como dentro de sectores estatales como turismo, sistema bancario, comercio.
Rensoli Medina, a nombre de la Comisión del Programa Nacional contra el Racismo y la Discriminación Racial, añadió que se fortaleció el Código Penal con la ampliación del marco sancionador del delito de violación del derecho de igualdad, la introducción del delito de apartheid y la presencia de 22 figuras delictivas.
El espíritu de Cuba es mestizo y del espíritu hacia la piel nos vendrá el color definitivo. Algún día se dirá “color cubano”, bien dijo el Poeta Nacional de Cuba, Nicolás Guillén. Dentro la Constitución de la República quedó excluido el término raza, basado en investigaciones antropológicas y etnológicas, las cuales afirman que somos una etno-nación y un solo pueblo, genéticamente mestizo y fenotípicamente diverso.
En la celebración del Decenio de los Afrodescendientes, fue objeto de atención la Asociación Cultural Yoruba de Cuba creada en 1992, para cultivar el estudio de las raíces y las culturas africanas, que divulga oficialmente la «Letra del año» para que todos los religiosos, iniciados o no, sigan los consejos de Ifá; resultó de sumo interés el Museo Casa de África, único de su tipo en la isla con una extensa colección de objetos africanos.
A propósito del simposio, los visitantes también conocieron los museos del Esclavo Rebelde y el de las Personas Esclavizadas, las comunidades sociales La Marina, Pueblo Nuevo y Alturas de Simpsom en Matanzas, así como disfrutaron de las presentaciones artísticas con lo mejor del “ajiaco” de la cultura cubana, expresados en la rumba, el son, la música de cámara y el jazz.
Cada día debemos trabajar por dignificar las raíces africanas, el alma de la nación cubana, no sólo por su legado cultural y religioso, sino por la herencia de ser luchadores, de valentía, pues los africanos gestaron un proceso revolucionario de idiosincrasia. Enfatizó en su intervención el escritor Miguel Barnet, presidente de la Fundación Fernando Ortiz, (ONG) creada para el estudio y divulgación de la obra del antropólogo cubano, quien fue llamado por Juan Marinello “el tercer descubridor de Cuba”. La entidad estimula el desarrollo de investigaciones científicas sobre la identidad cultural cubana, con el precepto: «La cultura no es un lujo, ni un ornamento, es una energía, una necesidad».
El intelectual James Early Counts, invitado al acontecimiento, enfatizó que ningún otro país ha hecho más, ni ha alcanzado tanto como la mayor de las Antillas en temas de racismo y discriminación por el color de la piel. Al propio tiempo, él y otros de los visitantes denunciaron el bloqueo económico, comercial y financiero que impone Estados Unidos al pueblo de Cuba.
Early es un intelectual muy activo en muchas organizaciones, formó parte del comité directivo fundador de la Red Internacional para la Diversidad Cultural y fue el coordinador de humanidades del Proyecto de Conversación Cultural Transafricano, Afroamericanos y Cuba.
En Casa
Previamente, en Casa de las Américas se celebró el conversatorio “Prohibir libros negros, silenciar voces negras. El apartheid en Estados Unidos”.
“Fueron días de intensos debates y de alimento para pensar en nuestra historia y nuestra cultura”. Calificó al cierre del simposio Jackie Jones, decana de la Escuela de Periodismo y Comunicación Global, de la Universidad Estatal de Morgan.
El evento concluyó con un reconocimiento a Pedro de la Hoz, periodista y crítico literario cubano (1953-1924) y a la poetisa Nancy Morejón, Premio Nacional de Literatura 2001, quien recibió por estos días el título de Doctora Honoris Causa de las Letras que otorga la Universidad de La Habana. La poetisa, cuya obra está inspirada en la impronta del poeta nacional Nicolás Guillén, recordó: “Y la huella de la esclavitud, es una parte esencial de nuestra historia”.
Marta Bonet, presidenta de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, reflexionó sobre el eje de la reunión. “La prohibición de libros negros en EE.UU. no es casual, sino que responde a una maquinaria que pretende silenciar las voces de las minorías e imponer un discurso hegemónico”, al tiempo que recordó los históricos vínculos culturales entre Cuba y Estados Unidos.
Abel Prieto, presidente de Casa de las Américas, institución que acogió durante varios días este fructífero intercambio para discutir sobre exclusión y racismo, concluyó que fue un espacio de aprendizaje sobre este flagelo, la tergiversación de la historia y el horrendo crimen de la esclavitud. Agradeció la donación de varios de los títulos a la Biblioteca de la Casa de las Américas, así como la presencia de los intelectuales estadounidenses en momentos tan complejos para Cuba.
Bibliotecas, librerías y escuelas
Más de 10.000 libros de diversas temáticas sociales han sido prohibidos en EE.UU. en el curso escolar 2023-2024, según investigaciones de PEN América, organización sin fines de lucro con sede en Nueva York, fundada en 1922 para crear conciencia sobre la protección de la libre expresión en la literatura y los derechos humanos.
Los datos fueron expuestos en el encuentro organizado por la Escuela de Periodismo y Comunicación Global de la Universidad Estatal de Morgan y la Casa de las Américas, donde se insistió en la creciente prohibición de textos de autores afrodescendientes en bibliotecas, librerías y escuelas de EE.UU. y en la necesidad de promover el intercambio de saberes sobre la huella africana en las artes y culturas americanas.
También dirigieron sus debates hacia las consecuencias de la trata trasatlántica, la esclavitud y sus secuelas hasta nuestros días, del mismo modo que enfatizaron en la contribución de los descendientes de africanos a las comunidades nacionales de nuestra América.
La Casa de Las Américas desde su nacimiento el 28 de abril de 1959, promueve las artes y la literatura de nuestra región, trabaja para la integración latinoamericana y caribeña en el campo de la cultura y contribuye combatir las visiones coloniales que se imponen sobre los pueblos.
Desde su constitución fueron acogidos en “La Casa”, varios intelectuales perseguidos en sus países, como el reconocido escritor, dramaturgo y político guatemalteco Manuel Galich y Roque Dalton, poeta, ensayista, periodista, activista político e intelectual salvadoreño, vilmente asesinado el 10 de mayo de 1975.
La sede de la reunión ha sido asilo para el pensamiento, salvaguarda de la obra de escritores prohibidos y silenciados a causa de procesos políticos conservadores en sus naciones, entre otros censurados por las dictaduras militares de Uruguay, Argentina y Chile en los años 70. Tal fue con Eduardo Galeano, a quien el Fondo Editorial de la institución publicó en el año 1971, su clásico libro ‘Las venas abiertas de América Latina’.
“Dialogar sobre cualquier tema que incluya a nuestra América es un acto emancipador, y nos enorgullece saber que Cuba sigue siendo lugar de encuentro para análisis de este calibre”, señaló Miriam Nicado García, rectora de la Universidad de La Habana.
La rectora enfatizó en la importancia estratégica del acceso a la cultura, facilitar el desarrollo intelectual en Cuba y eliminar la discriminación racial, políticas en la que el pensamiento de Fidel Castro fue determinante. “El Programa Nacional contra el Racismo es una muestra de lo que se ha logrado, aunque aún quedan brechas en materia de equidad en salud, trabajo y otras áreas”, señaló.
La Casa de las Américas fundó en 2015 un Programa de Estudios sobre Afroamérica, como una oportunidad de afianzar los vínculos con académicos e investigadores de estos temas en los Estados Unidos.
Abel Prieto, presidente de esta institución, se refirió a los vínculos históricos entre los pueblos cubano y estadounidense, al recordar que el primer acto público de la Casa de las Américas fue el 4 de julio de 1959, Día de la Independencia. También agradeció a los intelectuales estadounidenses su presencia, cuando discutir sobre exclusión y racismo es fundamental en el mundo, significó en su disertación “La prohibición de libros, una perspectiva cubana”.
El simposio dio espacio para una lectura comparada entre el denominado Renacimiento de Harlem y la emergencia del Movimiento Afrocubano a partir de los años veinte, con el objetivo de construir redes continuadoras del legado de los ancestros.
La reunión de intelectuales en la Habana enfocó una mirada a las políticas de la ultraderecha en Estados Unidos, que hacen uso de las prerrogativas de los estados en la gestión y administración de los servicios educacionales, para eliminar libros de autores afrodescendientes de los diseños curriculares, como en la enseñanza general y universitaria. Insistió en su intervención Zuleica Romay, directora del Programa de Estudios Afroamericanos de la Casa de las Américas.
Michael Cottman, ex reportero de The Washington Post, afirmó que “según números recientes, hay cerca de 2 000 libros de autores afroamericanos censurados en Estados Unidos, que hablan de la experiencia de la diáspora africana, de su historia y costumbres. Lo he vivido en lo personal con mi libro ‘The Wreck of the Henrietta Marie’, que ha sido prohibido. Lamentablemente, los más impactados serán los jóvenes, pues el conocimiento es poder y los están privando de una parte de la historia”.
El también profesor de la Escuela de Periodismo y Comunicación Global de la Universidad Estatal de Morgan, comentó la importancia de espacios como este para compartir la historia de la comunidad afroamericana con el pueblo de la mayor de las Antillas, marcado también por un pasado de esclavitud.
Jackie Jones, decana de la Escuela de Periodismo y Comunicación Global de la Universidad Estatal de Morgan, describió cómo “se atenta contra la idea de que debemos saber de dónde vinimos y entender que es mucho más lo que nos une, que lo que nos separa”. Las librerías y escuelas estadounidenses -precisó- devuelven los libros de ciertos autores bajo la excusa de que no están interesados en los temas que abordan.
“Es fundamental que tengamos un diálogo como este en Cuba, porque desde Estados Unidos se suele mirar a países como Cuba como carentes de libertad de expresión, mientras ellos mismos reprimen cada vez más libros e ideas”, señaló Nikole Hannah-Jones, periodista de The New York Times y profesora de la Universidad Howard.
“Vetar libros, es una práctica que siempre aparece asociada a algún tipo de represión”, porque «leer es liberador. Leer abre tu mundo y tu perspectiva, y te lleva a cuestionar las jerarquías existentes en una sociedad». Afirmó años antes la periodista de The New York Times, Nikole Hannah-Jones, autora de “The 1619 Project”, un propósito literario que aborda la historia de la esclavitud y temas del racismo actual.
En cuanto comenzaron las publicaciones de Hannah-Jones en The New York Times, provocó la crítica del presidente Donald Trump en su anterior mandato. Incluso, en 2019 el mandatario ordenó a una comisión educativa que presentara un «currículum patriótico», como reacción a las juntas escolares que aprobaron utilizar pedagógicamente los textos de la periodista, para enseñar la historia estadounidense.
“Este proyecto ha sido atacado por el gobierno. Quienes tienen el poder quieren controlar obras como esta, para restringir el modo en que concebimos e imaginamos nuestra sociedad”, aseguró Nikole Hannah-Jones en el evento de La Habana.
Molefi Kete Asante, profesor de Africología y Estudios Afroamericanos de la Universidad de Temple, contó que en ocasiones se prohíbe el libro y en otras al autor. Al respecto, su experiencia fue impactante. “Una vez, mientras veía la televisión en Estados Unidos, escuché mi nombre entre los autores prohibidos en el estado Florida. Así me enteré de que estaba censurado, siendo autor de 104 libros”.
Es porque “temen que las personas lean por sí solas y quieren que nos mantengamos en la periferia, cuando todas las civilizaciones comienzan en el pueblo africano. Al prohibir estos libros, atentan contra la centricidad de África”, concluyó el profesor.
Batalla contra los valores que defendemos
La Florida (4.561 prohibiciones)e Iowa (3.671 proscripciones),fueron los estados que más restringieron la lectura de determinados libros en bibliotecas e instituciones públicas, durante el año escolar 2023-2024. Con ello aumentó la preocupación sobre la tendencia a que educadores, profesionales y bibliotecarios se autocensuren o supriman la expresión mucho más allá de lo que puede haber sido prohibido.
No son tan buenos los aires que bajan desde el norte de América, para mostrar que el oscurantismo en la literatura es un fenómeno que se replica.
Tras la grave persecución de ‘La Libertad Avanza’ (partido político argentinode tendencia conservadora en temas sociales y libertarios) bloque que representa el presidente Javier Milei, se tiraron de frente contra las colecciones de libros que el Gobierno bonaerense incluyó en sus programas educativos. Tal es el caso de ‘Cometierra’, de Dolores Reyes, quien enfatizó: “Hay que parar los mecanismos de odio y no permitir que se naturalicen”.
Estas medidas tienen consecuencias de largo alcance, cuando se agravan las restricciones a los libros y a autores. Es una elemental cuestión de la defensa de los principios básicos de la educación pública y la libertad de leer, aprender y pensar. «Forma parte de lo que ellos llaman la batalla cultural, tratar de ir en contra de los valores de la cultura que hemos defendido tantos años”, dijo el novelista Guillermo Martínez a La Izquierda Diario y añadió: “Me parece que lo importante es generar los lugares de resistencia».
Fue por eso que a modo de desagravio, tras la embestida ultraderechista contra el libro, más de cien escritores y un número superior a los 300 espectadores se reunieron en el Teatro Picadero, donde alzaron los ejemplares como banderas contra el oscurantismo y procedieron a una lectura colectiva de ‘Cometierra’ (Sigilo, 2019), la novela de Dolores Reyes. Mientras tanto, la autora limpiaba sus lágrimas y decía: “¡Aguanten los libros, siempre!”.
Fue una respuesta colectiva frente a la violencia de una derecha que quizás no los lee, recorta textos, provoca la desinformación y logra diseminar el miedo entre padres y madres. Buscan el escándalo fácil y la cancelación exprés que ve pornografía donde hay literatura.
La caza de brujas fue iniciada por la Fundación Natalio Morelli, a la que -entre otros- se sumó la vicepresidenta Victoria Villarruel, contra la literatura que circula en las escuelas. Su titular es una militante antiderechos cercana a la diputada libertaria Lilia Lemoine y no aparecen registros públicos de su inscripción, informó Página 12.
“La desinformación y la confusión, es moneda corriente en el entorno de los líderes digitales que el gobierno sigue y que el presidente retuitea”, advirtió Facundo Pastor, periodista, presentador y escritor argentino.
Terror sembrado
Además del terror sembrado en la población chilena, desde aquel el 11 de septiembre de 1973, el General Augusto Pinochet no sólo persiguió, torturó y asesinó a los hombres, robó a los hijos de las madres revolucionarias, sino que comenzó una persecución contra los libros de “adoctrinamiento comunista”.
En la década del 1970 y parte de la de 1980, también sucedió en el cono sur latinoamericano. Miles de títulos fueron prohibidos por la persecución de gobiernos dictatoriales cívico-militares o viceversa, con todo un rosario de violaciones contra los derechos humanos.
Todavía en 1986, cuando el barco Peban de bandera panameña, atracó en Valparaíso, para asombro del capitán de la nave se le informó que procederían a la incautación de una parte del cargamento. «Los libros», le dijeron. Se trataba de 15.000 ejemplares de «La aventura de Miguel Littín, clandestino en Chile», escrito por Gabriel García Márquez, premio Nobel de Literatura en 1982.
Arturo Navarro, de la editorial Oveja Negra, esperaba aquella historia para exponerla en la feria del libro de Santiago de Chile, que narraba las peripecias del cineasta chileno Miguel Littín, en el exilio desde el golpe de Estado de Pinochet.
Aunque la prensa dijo que la incautación de los libros fue por el mal estado de los contenedores, de acuerdo con una carta fechada el 9 de enero de 1987, firmada por el vicealmirante John Howard Balaresque, se confirmó la incineración de los libros y el motivo: como «una medida de censura previa» por considerar que el contenido «transgredía abiertamente las disposiciones constitucionales».
La revelación no dejaba lugar a dudas. «Ese papel es el único documento oficial que existe, en el que el régimen de Pinochet acepta que quemó libros y que lo hizo por censura”, contó Navarro y precisó que el documento está expuesto en el Museo de la Memoria.
«Esta represión a los libros, a la cultura, se daría vuelta y terminaría siendo uno de los principales motivos por los que Pinochet saldría del poder. Porque fueron los cantantes, los artistas, los escritores quienes serían fundamentales en la campaña de votar No en el plebiscito de 1988, que acabaría con la dictadura», dijo Arturo Navarro, de la editorial Oveja Negra.
¿Discurso único?
La censura también afecta a los textos básicos que han sido leídas por estudiantes estadounidenses durante décadas, por ejemplo es «Matar a un ruiseñor», la novela ganadora del Premio Pulitzer de Harper Lee, publicada en 1960, que analiza la injusticia racial en EE.UU., fue prohibido -entre otros textos- por los distritos escolares de Oklahoma y Carolina del Norte en 2021. Durante el 2022, más de 1,600 libros fueron vetados en escuelas norteamericanas, por el empeño de organizaciones vinculadas a grupos conservadores.
Aunque un libro siempre es mejor que una película, a veces estas magnifican su alcance. El argumento de la película Farenheit 451, situada en una sociedad en la que los libros eran prohibidos y quemados, fue estrenada en Francia para 1966.
«Fahrenheit 451» -equivalente a 233 °C– recibió ese título porque la novela menciona que a esa temperatura se quema el papel. El bombero protagonista, se vuelve en contra de lo que antes creía, desafiando a la ley, cuando debe escoger entre su seguridad y su libertad intelectual.
Recordemos que un 10 de mayo de 1933, cerca de la Puerta de Brandemburgo, en Berlín, ocurrió una quema de libros en la plaza pública de Opernplatz. En aquella ocasión, Joseph Goebbels, el ministro de Propaganda e Información de Hitler, habló ante 30.000 frenéticos jóvenes nazis.
En su mayoría eran estudiantes alemanes, que habían organizado una acción contra el espíritu anti alemán. Desde allí, Goebbels los incitó a “entregar a las llamas” primero, a los libros que provocaron la “decadencia y la corrupción moral”, después la esencia de aquel fuego alcanzaría a los seres humanos.
Un monumento recuerda aquella incineración de libros. “La biblioteca vacía”, es un tragaluz de vidrio sobre el piso, a través del cual se ve una habitación subterránea, iluminada con estanterías blancas y vacías en todas sus paredes. La instalación espacial, es del artista israelí Micha Ullman en Bebelplatz.
Censores
La reacción de “los censores” de libros en las escuelas, es interpretada como racista porque un 40 % de los más de 1.600 libros prohibidos en escuelas estadounidenses, tienen protagonistas o personajes secundarios que no son blancos.
La intransigencia de grupos conservadores con el apoyo financiero del multimillonario Charles Koch, comenzó con una campaña en contra de esos libros, coordinada por Parents Defending Education (Padres y madres en defensa de la educación), Moms for Liberty (Mamás por la libertad) y No Left Turn in Education (No al giro a la izquierda en la educación).
Estas acciones también son promovidas por políticos conservadores en Texas y Florida. La Asociación de Bibliotecas de Estados Unidos, ha estado recibiendo en los últimos años, cientos de informes con impugnaciones e intentos de prohibir libros.
De acuerdo con estudios publicados por PEN América, los libros con más prohibiciones destacan historias de comunidades negras, el racismo en Estados Unidos y personajes LGBTQ+.
Por ejemplo en el 2021, los 10 libros más cuestionados fueron: “Género queer”, de Maia Kobabe, “El chico del césped”, de Jonathan Evison y “No todos los chicos son azules”, la que fue prohibida en al menos 15 estados de EE.UU. y es considerada una autobiografía-manifiesto, escrita por George M. Johnson.
A propósito, la organización PEN América dijo que hasta el 2022, existían 89 proyectos de ley con el objetivo de prohibir libros y el oscurantismo ha avanzado dos años después.
La esclavitud y el racismo, son estudiados comúnmente en las instituciones de EE.UU., con una etiqueta prejuiciada y poco realista. Por eso la teoría crítica de la raza, es una constante en los debates sobre educación.
«El profesorado en Estados Unidos, es en un 80 % de mujeres blancas. Desafía la lógica pensar que las mujeres blancas están enseñando a los niños blancos que son unos opresores», reflexionó la periodista Hannah-Jones, mientras continuamente observa cómo grupos conservadores presionan a los profesores que tratan el tema del racismo en sus aulas.
Desde tiempos inmemoriales, se le prohibió aprender a leer a los esclavos y como no bastaba con eso, evitaron que los blancos estudiaran con una literatura abolicionista.
Autor: teleSUR - Rosa María Fernández