Puerto Rico: La victoria
Alrededor de 50.000 personas se congregaron el domingo en el cierre de campaña del candidato Juan Dalmau.
5 de noviembre de 2024 Hora: 18:34
“Estamos en la víspera del cumplimiento de un sueño. Nos hemos despertado con el deseo de cambio que se respira en el país, ojalá se traduzca en los votos y confiamos en que así sea. Como dicen, ya hemos hecho historia. Este pueblo ya no tiene marcha atrás, si no es ahora, será mañana. Esperamos que sea hoy”. Nos comenta el día de las elecciones el actor, poeta y trovador, Luis Enrique Romero, una figura muy conocida en el ámbito cultural puertorriqueño.
“Ya llegaron las papeletas al precinto 4, Interamericana, en autos particulares. Sin escolta”, dijo el periodista de Claridad, Rafael Acevedo, a primera hora del 5 de noviembre del 2024. En las contiendas electorales de Puerto Rico se ha visto de todo. El fraude y la corrupción acechan.
Porque si los resultados de estas elecciones en Puerto Rico “favorecen un cambio de verdad será, ciertamente, un primer paso de reconstrucción”, define el periódico independentista.
Este día promete romper con el tradicional bipartidismo que ha alternado el cachumbambé. El Partido Nuevo Progresista (PNP) ha ganado once elecciones y el Partido Popular Democrático (PPD), siete.
La “tradición” lo indica desde 1948, momento en que La Casa Blanca dejó de nombrar (no de auspiciar) al Gobernador, práctica que también llevaba naturalmente la Metrópoli española hasta su forzosa transferencia de Puerto Rico a Estados Unidos en 1899.
Más de lo mismo, dirían algunos puertorriqueños, cuando ambos tienen tantas coincidencias en su antagonismo. Por ejemplo, ninguno desea tener un Puerto Rico soberano. El PPD enarbola el Estado Libre Asociado y el PNP aboga por una anexión como un Estado de los “Unidos de Norteamérica”.
Soberanía
«El problema es ese, mientras Puerto Rico carezca de soberanía política siempre va a haber una amenaza sobre nuestra cultura», afirmó el célebre antropólogo e historiador Don Ricardo Alegría (1921-2011) en la última entrevista que concedió.
«En el partido anexionista de Puerto Rico, que data desde el momento de la invasión, hay unas personas que quieren que el país se convierta en un estado de la Unión Americana. Ellos tienen una teoría, a mi juicio totalmente equivocada, de que Estados Unidos jamás permitiría que por nosotros conservar nuestra cultura, nos acepten como estado. Eso para mí es un disparate, porque allá hay estados como Nuevo México, Arizona, Luisiana, que tienen una herencia extranjera. Pero aquí se interpreta en esa forma”.
«Cada vez que ellos llegan al poder, el Instituto de Cultura Puertorriqueña es atacado. Ellos se opusieron a la creación del Instituto en 1955. En ese sentido, a mí se me hicieron todos los ataques que se pueden hacer. Como yo era arqueólogo, hasta me decían que era hispanófilo. Pero nuestra persistencia contribuye al orgullo nacional”.
«Por esa razón siempre repito que para querer a Puerto Rico, hay que servirle con dedicación, tú tienes que conocerlo. Tienes que estar orgulloso de tu historia. Muchos no tienen el conocimiento desgraciadamente, por eso no le sirven con dedicación”.
El Estado Libre Asociado (ELA) fue instituido en 1952. Pero los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses desde 1917. El patriota boricua Rafael Cancel Miranda (1930-2020) reflexionó sobre ello.
“Durante mucho tiempo pensé que había sido para imponernos el servicio militar obligatorio, lo que hicieron dos meses después, en mayo de 1917 (…). La imposición de la ciudadanía estadounidense a los puertorriqueños fue para enviar un mensaje claro a Alemania en la antesala de la Primera Guerra Mundial, que Puerto Rico era propiedad de los Estados Unidos.
Esto es lo mismo que hacían los blancos esclavistas al ponerle su apellido a los esclavos para indicar que estos eran ‘propiedad’ de los mister Brown, mister Smith y mister Johnson. Sin embargo, los apellidos no hacían a los esclavos ni blancos, ni libres, ni iguales a sus amos. Lo mismo fue con la imposición de la ciudadanía a los puertorriqueños. Esta no nos hizo ni estadounidenses, ni libres, sino simplemente ‘propiedad’ del Gobierno de los Estados Unidos, que es como todavía nos califican”.
Entre las prebendas les dicen que están representados en el Congreso estadounidense, únicamente por un Comisionado residente, sin derecho a voto. Si el Congreso aceptara la incorporación, los electores de la isla enviarían a Washington dos senadores y cinco o seis representantes. Votarían en las elecciones presidenciales y recibirían un mayor apoyo financiero; sus habitantes podrían beneficiarse de la ayuda social federal, caracteriza la descripción del Le Monde diplomatique. Pero esto nunca ha pasado y difícilmente suceda.
El mismo día que se realizan las elecciones en Estados Unidos, los boricuas residentes en aquel país quizá recuerden al votar, la descarada filosofía del bufón Tony Hinchcliffe, quien precedió un acto de la campaña de Donald Trump y muy “oportunamente” llamó a Puerto Rico «una isla de basura flotando en mitad del océano».
Los que viven en la isla mantienen el pasaporte estadounidense, se rigen por las leyes que emanan desde Washington, pero no podrán ayudar a decidir quién ocupará la Casa Blanca, pese a que desde allí se deciden sus destinos. Aunque sientan indignación tras el ultraje del comediante Tony Hinchcliffe.
Para no olvidar
Tras el huracán María de septiembre de 2017, Donald Trump se hizo muchas fotos y tiró papel higiénico como si fueran pelotas. Cuando intentaba acallar las críticas por la demora en atender la crisis humanitaria, su naturaleza humana lo describió.
«Hemos salvado muchas vidas», enfatizó al tiempo que recriminó el costo de la gestión de la crisis para Estados Unidos: «Odio decirlo, Puerto Rico, pero te estás llevando nuestro presupuesto fuera de control».
Los puertorriqueños no olvidan que en 2018 el Gobierno de la isla declaró la cifra oficial de 64 muertos, cuando realmente fueron más de 5000 los fallecidos tras el huracán María, de Categoría 5. Tampoco dejan atrás el mal recuerdo cuando Donald Trump, les tiraba el papel higiénico, detrás del cual estaba ubicada la actual contendiente para la gobernación de Puerto Rico, la abogada Jenniffer Gonzalez, comisionada residente de Puerto Rico en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, líder por el Partido Nuevo Progresista de Puerto Rico (PNP).
Un día después de la ofensa del comediante en el cierre de campaña de Trump, El Nuevo Día, uno de los periódicos más influyentes de Puerto Rico, encabezaba su portada con el editorial: “Los puertorriqueños deben votar por Kamala Harris”.
Realmente el ELA le impide legalmente hacerlo, “son parte de, pero no pertenecen a…”. Igual que en Guam, las Islas Marianas del Norte y las Islas Vírgenes de Estados Unidos, Puerto Rico es uno de los territorios de Estados Unidos o entidades que están bajo soberanía de Washington, pero no son estados de la Unión. Aunque la falacia incluye un voto simbólico por el presidente de “la gran nación”.
Los boricuas establecidos en Estados Unidos, alrededor de 6 millones, sí tienen derecho al voto, lo que los convierte en el segundo grupo más numeroso de votantes hispanos, según el Pew Research Center. Un peso electoral nada despreciable.
Cambio de rutina
Estas elecciones han roto la rutina en Puerto Rico. Ya venía gestándose el cambio desde el año pasado, cuando la Alianza País integraba al Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) con el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC).
Su candidato, Juan Dalmau, respetado abogado y líder del PIP, ha aparecido insistentemente en las encuestas en un segundo lugar que para algunos era ya empate técnico y hasta probable ganador.
“En un panorama político cimentado en la mentira y la corrupción, la figura de Juan Dalmau se erige como una luz de honestidad y amor por el país. Su candidatura a la gobernación de Puerto Rico no solo se basa en promesas concretas sobre educación, salud para todos, cuidado medioambiental, derechos con equidad o un desarrollo económico con apoyo acentuado en los empresarios locales, sino en todo un historial de sacrificios y dedicación en pro del bienestar de Puerto Rico.
A pesar de las dificultades personales que ha enfrentado a partir de las inesperadas situaciones de salud de su hijo primero y su esposa ahora, su enfoque sigue siendo el mismo: otorgarle al país un gobierno transparente y empático en contraposición evidente con el bipartidismo, define Alexandra Rodríguez Burgos en La campaña de amor que supera a Juan Dalmau«.
En su edición de Claridad, concluye: “El destino de Puerto Rico no será responsabilidad de una sola persona. Nos corresponderá, por lo tanto, a todos reconstruir y ayudar a cambiar lo que no funcionó nunca. Ese es el valor mayor de esta unión de país. Juan Dalmau es la voz de una gran cantidad de ciudadanos que ve hoy como posible ese lugar que veíamos solo en nuestros sueños más utópicos. Sin embargo, tenemos que ser nosotros quienes echemos y facilitemos que la rueda corra. De nosotros dependerá que más allá de un cambio de gobierno asumamos, por fin, la responsabilidad de construir una nueva patria, una patria nueva, la patria que tanto amamos y que tanto ha sufrido por nosotros”.
El Profesor de Literatura en el Recinto Universitario de Cayey, Alejandro Carpio, expone con la crudeza del momento: “La consideración esencial a favor de votar por ‘el menos malo’ es la viabilidad. Si un candidato no tiene viabilidad real, procede descartarlo dentro de esta lógica”.
“El punto que quiero traer sobre 2024 y Puerto Rico, a estas alturas, es poco original: desde una perspectiva que considera al PNP como una ganga corrupta y económicamente retrógrada, la opción más viable para evitar su triunfo en el Ejecutivo es votar por Dalmau. Este no era el caso hasta hace poco, pero ahora lo es, como varias encuestas —incluida las de El Nuevo Día y la más reciente de El Vocero— revelan. Por años, muchos populares invocaron a pipiolos y votantes independientes a unir fuerzas para combatir al PNP; habla pésimo de la colectividad que en esta ocasión se mantengan firmes en su terco apoyo a la candidatura de Jesús Manuel, que no va para ningún lado por razones que incluyen su penoso carisma y el estancamiento ideológico que representa”.
Sí, lo “útil” es votar por Dalmau y en esta ocasión el PPD se presenta como un “spoiler” que le cedería la gobernación a Jennifer González, concluye su artículo El caso puertorriqueño.
Durante décadas, los partidos en Puerto Rico se han presentado ante los electores destacando sus preferencias sobre el estatus que debe tener la isla. Por eso es inusual el apoyo que Dalmau está recibiendo en este ciclo electoral.
Según el profesor de Ciencia Política de la Universidad de Puerto Rico, Javier Colón Morera, el candidato independentista logró transmitir a los puertorriqueños que la elección a la gobernación no está estrictamente vinculada a un cambio en la relación con EE.UU.
En años más recientes, los políticos que se alternaron el poder han estado marcados por la corrupción y una cuestionable administración del gasto público. Puerto Rico tiene una deuda de más de US$70.000 millones, que limita su desarrollo económico, y sus residentes deben hacer frente a la intermitencia de servicios básicos como la electricidad, pocas oportunidades laborales y una crisis del sistema de salud.
En Puerto Rico, la reestructuración económica tiene un rostro neoliberal. En 2016 se hizo presente la Junta de Control Fiscal —un comité colonizador impositivo— que no fue solamente un cuadre de finanzas o cobro de bonistas extranjeros, es también una reestructuración a favor de la voracidad del capital multinacional. En el terreno electoral también actúan los emporios nacionales para defender sus intereses.
“Dalmau tuvo la capacidad de impulsar la idea de que existen otros carriles, como mejorar la administración pública y que cualquier cambio en la relación con EE.UU. no se decide en las elecciones generales”, señala el profesor Colón Morena.
La oficialista Jenniffer González, quien lleva ocho años en su actual cargo en el Congreso de EE.UU., se distingue por hacer campañas pintorescas con música y símbolos que apelan a una gran cantidad de puertorriqueños. De cara a la elección del 5 de noviembre, su estrategia ha sido atacar a Dalmau por su defensa de la independencia y decir que, de ser elegido, arriesgaría el derecho de los puertorriqueños a la ciudadanía estadounidense y a las transferencias de dinero desde Washington.
González también vincula a su contrincante con gobiernos de la región que ella considera «totalitarios», como el de Cuba, Nicaragua y Venezuela, por la relación de larga data de los independentistas puertorriqueños con movimientos de izquierda que se oponen a EE.UU., afirma la BBC.
Otros puertorriqueños están a favor de Dalmau y de Ana Irma Rivera Lassen, una senadora del MVC para la silla de Puerto Rico en el Congreso de EE.UU. Asimismo unieron fuerzas para posicionarse en las alcaldías de San Juan, la capital, y algunos escaños legislativos.
Una alianza como esta que permitió a Dalmau ampliar su base de votantes no tiene precedentes en Puerto Rico. El evento de cierre, realizado en el Lote 4 del Distrito de Convenciones en San Juan, evidenció el arraigo alcanzado.
Las elecciones generales en Puerto Rico muestran el forcejeo entre la derecha del PNP y el socialdemócrata Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), aliado al diverso MVC. La figura de Dalmau Ramírez, secretario general del PIP, es una esperanza incluso frente a la corrupción que señorea en los cargos públicos, que en este último mandato ha comprometido en procesos penales a medio centenar de funcionarios.
Si nada anormal ocurre
La experimentada periodista Wilda Rodriguez afirma que no tiene dudas de que Juan Dalmau será el ganador en las elecciones, “si nada anormal ocurre”. Aunque enfatiza que las advertencias de la gerencia PNP sobre el sistema electoral son descaradas. “He escuchado principalmente tres que debemos tomar en consideración seriamente:
- Han dicho que el martes 5 de noviembre la Comisión Estatal de Elecciones certificará un candidato preliminar sin haber contado unos 100 mil votos (adelantados). Eso es un botín de guerra.
- Han advertido un traspiés en el voto electrónico que saque de carrera el conteo electrónico y obligue a hacerlo a mano. Retraso y competencia en cantidad y experiencia de funcionarios a su favor.
- Han aconsejado rellenar completos los encasillados en las papeletas en vez de colocar una cruz. Eso parecería favorecer el voto íntegro”.
No sabemos qué más se les ocurrirá aconsejar, dijo. “Pero hay una constante que todo el mundo tiene en la cabeza: LUMA. Recordemos que la empresa Genera PR, privatizadora responsable del servicio eléctrico ‘LUMA Energy’, ha llegado a tener por averías y malos manejos hasta 135. 000 abonados sin corriente en este último agosto.
Un apagón si las cosas no le van bien al PNP, dice la periodista: “No digo al bipartidismo tradicional, que es lo ideal para el status quo del neoliberalismo que dominan dos partidos y una derecha engreída y corrupta, incluyendo medios de comunicación, empresarios y extranjeros interesados. No dejen de notar que están tratando de colocar a Jesús Manuel Ortiz como candidato a la segunda posición en la elección a gobernador”.
“Por otro lado, hay que reconocer que la campaña negativa más fuerte en esta contienda ha sido contra González. Se la merezca o no, González ha tenido que gastar millones en anuncios ya que campaña positiva no ha tenido mucha. El americano tampoco le ha ayudado. Para Trump y los republicanos ella maneja el timón de una isla basura que no admitirán nunca en su mapa geopolítico. Para los demócratas, González es peor de lo que pueden pensar los puertorriqueños. Para medios norteamericanos de prestigio como el HuffPost, que se publica en ocho idiomas, González es una embustera consuetudinaria que se adjudica el crédito por los aumentos en fondos federales dados a Puerto Rico, y miente al decir que se opone a LUMA. No le ha ido bien con la metrópoli”.
Al mismo tiempo dice: “El plan de fraude masivo organizado se viene cuajando desde el 2020, cuando el PNP cambió el Código Electoral. Desde entonces ha manejado a su antojo y a favor dos primarias y una elección”.
Y cita los antecedentes. Para las elecciones del 2016 el PNP (con Ricardo Rosselló) ganó con un 41.80 por ciento de los votos de un universo de 1.6 millones de electores que participaron de un total de 2.9 millones de inscritos (55.45 por ciento).
Para las elecciones del 2020 el PNP (con Pedro Pierluisi) ganó con un 33.24 por ciento de los votos de un universo de 1.3 millones de electores que participaron de un total de 2.356 millones de inscritos (55.02 por ciento).
Para el 2024 hay inscritos 1 millón 987 mil 317 electores hábiles. Probablemente haya más participación porque todos sabemos que hay más de 90 mil nuevos inscritos. Pero también sabemos que de esos nuevos inscritos González se lleva muy pocos.
Mientras tanto, el Post Antillano analiza que en los programas radiales de la mañana, donde el Partido Nuevo Progresista (PNP) controla el 80 por ciento de las noticias, se destaca por vía de los portavoces que dicha colectividad va a aceptar democráticamente las consecuencias de las elecciones. Si gana la Alianza de País, entre el Partido Independentista Puertorriqueño y el Movimiento Victoria Ciudadana hay que aceptarlo, dicen ellos.
Por primera vez la narrativa durante la presente semana, la última antes de las elecciones, el PNP como colectividad comienza a aceptar su inevitable derrota. Ojo, que lo que hablamos es la derrota en la posición de gobernador. Demasiados elementos se confabulan para garantizar la victoria de Juan Dalmau como candidato a la gobernación, por vía de votos íntegros, mixtos y por candidatura.
Por razones de honestidad y ninguna vinculación con la corrupción, Juan Dalmau ha emergido como un candidato viable y adecuado para toda la población. Esto nos permite entrever que las elecciones en Puerto Rico se han tornado en un asunto pragmático, en el cual la gente vota por lo que entiende les va a beneficiar más y no necesariamente de forma ideológica.
«Un momento histórico»
Así describen el cierre de campaña: Alianza PIP-MVC. El denominado “Festival de la Esperanza: en Alianza Rumbo al Triunfo” se llevó a cabo en el Lote 4, detrás del Distrito de Convenciones de San Juan.
Ante unas 50 mil personas, el candidato a la gobernación de la alianza entre el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) y el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC), Juan Dalmau, hizo un llamado a la resiliencia de los puertorriqueños en el contexto de los desastres naturales y de múltiples casos de corrupción pública para pedir el voto de sus seguidores y de militantes de otros partidos políticos.
Estuvieron Manuel Natal, aspirante a la alcaldía de San Juan; Ana Irma Rivera Lassén, que se postula como comisionada residente en Washington. Por su parte, la congresista estadounidense Nydia Velázquez aseguró que “hay oportunidad de tener una patria nueva” y pidió a los ciudadanos votar sin miedo.
Tras los discursos, los conciertos más esperados con el apoyo de artistas como Bad Bunny y Residente, Jowell y Randy, Kany García, Los Rivera Destino, Fiel a la Vega, Rafa Pabón y Chuwi.
Lo que viene después de este día de esperanza en Puerto Rico es, que si triunfa la Alianza País, entre sus diez primeros propósitos convocarán a una Asamblea Constitucional de Estatus con carácter vinculante, para que el pueblo ejerza su derecho a la libre determinación luego de “un proceso de negociación y diálogo, y una campaña educativa sobre las opciones descolonizadoras acordadas”.
Aunque no se lleven el triunfo electoral, ya hasta aquí es una victoria del pueblo de Puerto Rico.
Autor: teleSUR - Rosa María Fernández