Durante la última semana las FFAA de Rusia liberaron 10 localidades en la región rusa de Kursk invadidas por el régimen de Kiev. Desde Moscú aseguran que las fuerzas ucranianas perdieron un estimado de 16.960 soldados en todos los frentes y que en la jornada del viernes unos 49 militares se rindieron.

Rusia ha logrado una serie de victorias y sus tropas lograron avanzar en localidades tomadas recientemente por el Ejército ucraniano en la más reciente ofensiva contra la región de Kursk, región ubicada en el extremo occidental del territorio ruso.

Según reportes oficiales, la parte ucraniana ha tenido pérdido al menos 3.500 soldados ucranianos, así como la destrucción de tanques, vehículos blindados y piezas de artillería sólo en esa región desde el inicio de la incursión.

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Además, el ministerio de Defensa de Rusia aseveró en un parte de guerra que las fuerzas propias lograron repeler varios contraataques y causaron bajas significativas entre las tropas ucranianas, incluyendo la destrucción de equipos suministrados por países aliados de Ucrania.

A su vez, se han informado 39 ataques con misiles guiados y drones contra diversas infraestructuras clave como instalaciones energéticas y petrolíferas, fábricas de componentes militares, aeródromos y depósitos de armas y sitios donde se ensamblaban drones y almacenaban equipos militares.

En el este y sur de Ucrania, los combates también han sido intensos, con las fuerzas rusas tomando varias localidades en Donetsk, lográndose liberar varias localidades de esa región.

A lo largo de la campaña militar, Rusia afirma haber destruido más de 31.000 drones, 18.000 tanques y vehículos blindados, además de numerosos aviones, helicópteros y sistemas de misiles.

Intercambio de rehenes

Por otra parte, el Ministerio de Defensa de Rusia informó el retorno de 103 militares que habían sido capturados por Ucrania durante una incursión en la región rusa de Kursk

Como parte de un acuerdo negociado, el mismo número de soldados ucranianos prisioneros de guerra fueron devueltos a Ucrania en un intercambio equivalente.

Actualmente, los soldados rusos liberados se encuentran en Belarús, donde están recibiendo atención médica y psicológica, además de la posibilidad de comunicarse con sus familias. El gobierno ruso ha asegurado que, tras esta fase, los militares serán trasladados a Rusia para continuar con su tratamiento en instalaciones especializadas del Ministerio de Defensa.

Este intercambio de prisioneros ocurre tras una incursión ucraniana en Kursk el pasado 6 de agosto. En respuesta, el presidente ruso Vladímir Putin prometió una «digna respuesta» y acusó a Ucrania de atacar indiscriminadamente instalaciones civiles, reafirmando el compromiso de Rusia de cumplir con sus objetivos en el conflicto en Ucrania.

La OTAN redobla la apuesta

En una entrevista con el semanario alemán FAS, el Secretario General de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Jens Stoltenberg, dijo que el fin de la guerra en Ucrania sólo se lograría en la mesa de negociaciones, pero aseguró que cualquier instancia de diálogo se debe hacer desde un lugar de fuerza de Kiev.

«Para poner fin a esta guerra, en algún momento será necesario volver a entablar un diálogo con Rusia, pero éste debe basarse en la fuerza de Ucrania», afirmó Stoltenberg.

Sin embargo, tras un éxito inicial que le permitió recuperar la iniciativa al bando ucraniano, se han multiplicado las bajas en sus filas y en los últimos días se han visto obligadas a retroceder varios kilómetros.

Tanto la incursión en territorio ruso y su ocupación, como los avances de Rusia son vistas por analistas internacionales como potenciales cartas de negociación en una futura mesa de negociación, aunque de momento no ha habido manifestaciones claras de que esta instancia sea cercana.

Desde el inicio de la guerra, tanto Estados Unidos como países de Europa miembros de la OTAN han asistido con sistemas de armas, municiones, entrenamiento e inteligencia al régimen ucraniano, por lo cual Putin ha señalado que la guerra no es entre Rusia y Ucrania, sino es una guerra contra la principal alianza militar del mundo.

Stoltenberg, ex primer ministro de Noruega, dejará en octubre su cargo en la OTAN, que ha ocupado desde 2014. El ex primer ministro holandés Mark Rutte fue anunciado en junio como el próximo jefe de la organización.

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