El ejército ucraniano atacó la estación de medición de gas de Sudzha, una instalación situada en la región de Kursk, cerca de la frontera entre Rusia y Ucrania que anteriormente servía como uno de los principales corredores para el suministro de gas natural ruso a Europa, según informes recientes del ministerio de Defensa ruso.

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El ataque a la estación, cuyo tránsito fue interrumpido a partir del 1 de enero debido a la decisión de Kiev de no renovar los acuerdos bilaterales con Moscú, fue considerado por el Kremlin como una nueva violación de los esfuerzos de paz.

Este nuevo ataque se produce a pesar de las declaraciones del presidente ruso Vladímir Putin, quien en una conversación telefónica con el presidente estadounidense Donald Trump respaldó la suspensión de ataques contra infraestructuras energéticas por un periodo de 30 días.

Putin emitió órdenes al Ministerio de Defensa ruso para implementar esta medida, dando de baja drones de las fuerzas rusas, los cuales tenían el objetivo de destruir instalaciones energéticas vinculadas a las FF.AA. o al complejo militar industrial ucraniano.

La medida de cese al fuego también fue aceptada públicamente por el presidente ucraniano Volodímir Zelenski. Sin embargo, las acciones recientes contradicen estos compromisos.

Anteriormente, la madrugada del miércoles, Ucrania habría llevado a cabo un ataque contra una instalación energética en la localidad de Kavkázskaya, región rusa de Krasnodar, infraestructura utilizada para el transporte de petróleo al Consorcio del Oleoducto del Caspio, según el Ministerio de Defensa ruso.

El Kremlin calificó las acciones ucranianas como un intento de sabotaje a los esfuerzos diplomáticos. El portavoz presidencial Dmitri Peskov expresó que estas agresiones debilitan los intentos de solucionar el conflicto.

Por su parte, la portavoz de la Cancillería rusa, Maria Zajárova, denunció que, aunque Zelenski expresó apoyo a la tregua, las fuerzas ucranianas actuaron en sentido contrario. Añadió que no es la primera vez que Ucrania rompe un alto el fuego, recordando eventos similares en 2022.

Zajárova concluyó que estos actos representan una continuación del conflicto y, en algunos casos, han sido admitidos por Ucrania, cuestionando la capacidad de Zelenski para controlar ciertas facciones neonazis dentro de su país.

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