De acuerdo con el organismo sanitario, debido al inhumano cierre de cruces y la prohibición de entrada de alimentos impuesto por Israel, la situación alimentaria en el enclave costero es desesperante, pero la crisis se extiende a otros aspectos fundamentales de la salud pública.

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Las autoridades sanitarias gazatíes denunciaron que Israel ha impedido la entrada de vacunas esenciales frustrando arduos esfuerzos para controlar brotes epidémicos, que no pueden ser tratados por la también crítica escasez de medicamentos y equipos médicos, profundizando aún más el sufrimiento de la población.

El acceso a agua potable se ha convertido en otro factor detonante de la situación en la que viven los gazatíes, ante la interrupción del suministro de este recurso hídrico, lo que disparó los riesgos sanitarios y ambientales, provocando un alarmante aumento de casos de diarreas y enfermedades cutáneas, especialmente entre los más vulnerables.

La magnitud de la crisis exige una respuesta urgente y contundente por parte de los organismos internacionales para presionar por el cese inmediato de las restricciones y garantizar el acceso irrestricto de ayuda humanitaria a la población de Gaza por parte de Israel.

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