Sudáfrica instó al Gobierno de Mozambique a comprometerse a dialogar de modo urgente para sanar al país y colocarlo «en una nueva trayectoria política y de desarrollo».

El Gobierno de Sudáfrica solicitó a las autoridades de Mozambique un «diálogo urgente» enfocado en dar solución a la crisis poselectoral que han provocado una ola de violencia y que ya ha cobrado al menos 25 vidas humanas.

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Luego de las elecciones del pasado 9 de octubre, el Ministerio de Relaciones Internacionales y de Cooperación de Sudáfrica «ha observado con preocupación la violencia en curso y las protestas disruptivas posteriores en respuesta a dicho anuncio».

Las declaraciones del ente sudafricano fueron publicadas en un comunicado la pasada noche y en el texto llamaron al Gobierno de Mozambique a “que se comprometan a entablar un diálogo urgente que sane el país y lo coloque en una nueva trayectoria política y de desarrollo».

En tanto, Pretoria dijo que está dispuesta a “ayudar a Mozambique de cualquier manera que facilite ese diálogo», al tiempo que subrayó que de conjunto con la Comunidad para el Desarrollo de África Austral (SADC) y otros organismos multilaterales aportará » una solución duradera al estancamiento actual».

Asimismo, Sudáfrica llamó a que “todas las partes para que ejerzan la moderación y la calma».

Crisis luego del voto: Escenario violento

Según información proporcionada por el Gobierno, se registraron 263 incidentes violentos en todo el país durante las manifestaciones, que resultaron en 25 personas muertas y 21 heridas.

El ministro del Interior, Pascal Ronda, informó que entre los lesionados se encuentran 12 policías y 13 civiles.

Las manifestaciones fueron convocadas por el opositor Venâncio Mondlane, quien instó a movilizaciones pacíficas a partir del 21 de octubre, exigiendo transparencia electoral tras la elección de Daniel Chapo como presidente.

Sin embargo, Ronda enfatizó que las protestas han dejado de ser pacíficas, describiendo la situación como un «desorden público» que ha generado «una significativa ola de destrucción que afecta tanto a bienes públicos como privados».

Asimismo, el ministro señaló que infraestructuras esenciales como escuelas, hospitales, juzgados, comercios e incluso, viviendas, «han sido objeto de vandalismo y saqueos».

Los ataques fueron perpetrados por hombres armados que parecían seguir una estrategia específica para llevar a cabo los actos en lugares determinados, lo que sugiere que los asaltos no son aleatorios, indicó.

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