Hasta la designación como «organización criminal transnacional» por parte de EE.UU. en 2024 el derrotero del grupo ya desarticulado fue narrado por una red de think tanks, medios y fondos estadounidenses que construyeron un discurso contra la Revolución Bolivariana. Esta construcción sirve en la actualidad para justificar las sanciones, realizar deportaciones masivas y abonar a la falsa idea de un Estado fallido en Venezuela.